Capítulo 42
POV Lev
La luz del atardecer se colaba por la rendija de mi habitación, pero yo apenas podía abrir los ojos. Cada músculo me dolía, mi cabeza giraba y la garganta me quemaba como si hubiera tragado fuego. Tenía sed, hambre… o tal vez no. Todo era un caos.
—Lev… —la voz de Dimitri sonaba tensa desde la puerta—. ¿Estás bien?
Tragué saliva con dificultad y apenas levanté la cabeza. Dimitri entró, su expresión entre el miedo y la frustración, sosteniendo un vaso de agua.
—Bebe esto —dijo, acercándomelo.
Lo tomé en pequeños sorbos, mi garganta ardiendo con cada uno.
—¿Tienes hambre? —preguntó él con cuidado.
Hice una mueca negativa y me recosté de nuevo en la cama.
—Cambia esa cara —murmuré débilmente—. Estoy bien, solo fue mi primera borrachera.
—Y la última —respondió seco Dimitri—. Llevas todo el día vomitando, temblando… y llamando a Lenna en sueños.
—¿De verdad? Lo siento… —susurré, arrepentido pero consciente de que no podía deshacer lo hecho.
—No hay competencias mañana, Lev. Está decidido. —Su voz era firme, inamovible.
—¿Qué? ¡Nooo! Estoy bien… Lo de antes fue una estupidez…
—¿Estupidez? —Dimitri se inclinó sobre mí, sus ojos brillando con preocupación—. Mírate, ese cabrón te hizo patinar hasta descompensarte. No irás, aún eres menor. Yo decido.
—Estás exagerado… —dije, y una arcada me sacudió violentamente, vomitando de nuevo.
Max apareció en la puerta, con un delantal ridículo de Claire y un bol de sopa humeante.
—Vamos, levántate un poco, toma esto —dijo, intentando sonar firme pero divertido.
—No necesito niñeros —gruñí—. Y no quiero que Anya me vea así.
—Al menos tomate la sopa —insistió Max.
—Estoy bien. Fuera —los eché con un gesto cansado.
Dimitri suspiró, y Max rodó los ojos.
—Vamos a meterlo en la ducha con agua tibia y a la bañera con ropa —dijo Max, como si estuviera dando órdenes militares—. Te quejas al principio, pero después te sentirás mejor.
Me quejé, entrecortadamente, mientras me levantaban y me guiaban hacia el baño. La tibieza del agua fue un alivio inmediato. Casi me quedo dormido apoyado en la bañera.
—No son los mejores métodos, pero funcionan —comentó Dimitri, con el ceño fruncido mientras me observaba.
—Max fingió ser mi amigo para matarme porque me odia y no quiere que nunca más esté con Anya —dije, entre sarcástico y débil.
—Me descubriste, Levi —respondió Max con una sonrisa torcida.
—Deja de decirme Levi, suena infantil —gruñí, aún mareado.
—Tu comportamiento es infantil, y hoy te queda perfecto —replicó Dimitri, serio pero preocupado.
—Sé que te decepcioné, papá. Pero no importa lo que digas, voy a competir mañana —murmuré, decidido a no mostrar debilidad.
—Sácalo, que se tome la sopa —ordenó Dimitri a Max.
—Entendido, jefe —contestó él, y me ofreció la cuchara.
Tomé la sopa, sintiendo cómo el calor me devolvía un poco de fuerza, mientras la tarde moría y la noche caía sobre la ciudad. Mañana me esperaba la pista, y no había resaca ni dolor que pudiera detenerme.
***
POV Dimitri
La habitación estaba en silencio, apenas iluminada por la luz de la calle que se colaba por la ventana. Lev dormía a mi lado, agotado, la respiración irregular, con el rostro pálido y húmedo de sudor. No podía apartar la mirada de él.
Me senté junto a la cama, el corazón pesado. Cada movimiento de su cuerpo me recordaba lo vulnerable que había estado hoy, lo débil… y lo indefenso frente a Mirov. Y yo no había podido hacer nada. Nada.
“Soy un padre horrible”, me susurré a mí mismo. “He sido un padre horrible para ti, Lev… perdóname”.
Sentía culpa por no haberlo protegido, por haber permitido que la presión y el miedo lo arrastraran al límite. Por haber dejado que otros controlaran su vida y su entrenamiento. Cada arcada que vomitó, cada temblor… podría haber sido evitado.
—Dimitri… —la voz de Max sonó suave desde la puerta—.
Giré la cabeza, sorprendido de verlo ahí, escuchando mis pensamientos más oscuros.
—No hay un manual para ser mejor o peor padre —dijo, con esa calma que siempre irrita y reconforta al mismo tiempo—. Tú al menos has estado con él toda su vida… e incluso con mi hija. Tengo que darte las gracias por eso.
Me quedé en silencio, incapaz de replicar. Max continuó, firme pero sincero:
—Al principio te odiaba… pero honestamente hoy te admiro. No has tenido una vida fácil, y has hecho lo que creíste mejor para él.
Mi pecho se apretó, y un nudo me impidió respirar por un instante.
—Te diré algo que Anya me dijo un día, cuando yo me lamentaba de mis errores —continuó—. Me dijo: “No quiero vivir en el pasado recordando todo lo que no fuiste, Max. Quiero vivir todo lo que eres ahora y lo que puedes ser en un futuro”.
Pausó un segundo, y yo apenas podía mirar a Max sin sentirme pequeño ante su claridad.
—Ese día entendí que aunque nuestro pasado no fue el mejor, aunque no podía reparar todo el daño que hice antes, ni borrar mis errores, ella me estaba dando la oportunidad de ser alguien diferente. Me estaba dando el hoy, su presente y también su futuro.
La voz de Max se suavizó, y sus palabras resonaron en mí como un golpe de verdad:
—Y eso… eso ya es suficiente para no querer fallarle nunca más. Lo mismo debe ser para Lev y para ti. No vivas el pasado, aprovecha el presente que ambos tienen.
Me incliné hacia Lev, observando su respiración tranquila. Pensé en el día que había tenido, en cada caída y cada lágrima silenciosa que había contenido. Y en cómo, a pesar de todo, estaba ahí… luchando.
—No te fallaré, Lev —murmuré, más para mí que para él—. Hoy y siempre.
Me acomodé a su lado, decidido a quedarme vigilante toda la noche. Aunque no pudiera deshacer lo que pasó, podía estar ahí. Podía ser el presente que necesitaba, y el futuro que merecía.
*****
#1905 en Novela romántica
#699 en Chick lit
#52 en Joven Adulto
romanc problemas friends to lovers, #amor #amistad #newadult #rivalstolovers, patinajesobrehielo
Editado: 30.08.2025