El espíritu de Hunter parece haber escapado de su cuerpo cuando vio el puñal resplandeciendo frente a él. Ahora no había duda, este sería su último día. Hunter comenzó a llorar mientras veía la cara sin expresión del ruiseñor de castigo. No había forma de defenderse. Las palabras no salían de su boca debido a la fuerte presión y miedo que él estaba sintiendo. Había dos cadáveres prácticamente a sus pies que eran atribuidos a él. La muerte se castiga con muerte, pero el castigo es mucho peor debido a que se extiende y la persona es usada para trabajos forzados sin ningún derecho.
—Parece que reconoce lo que hizo. —dijo otro de los ruiseñores con una sonrisa burlona.
Los ruiseñores de castigo vestían de forma similar. Tenían armaduras completas y gabardinas para ocultar la mayoría. Mientras patrullan no usan sus espadas, les basta con armas cortas como cuchillos.
—Pero la gente dice que se estaba defendiendo, es más complicado que el informe que recibimos de los vigilantes. —dijo otro agente.
—Estos eran saqueadores, buscando aprovechar a un pobre tonto que encontró una vieja pistola de la vieja era. Ni siquiera valen sus materiales.
—¿Deberíamos matarlo ahora? El padre aún no regresa. —preguntó alguien a Luciano.
—Lo que me llama la atención es la actitud que describen. —dijo un ruiseñor que había guardado silencio. —Según, estaba riendo a carcajadas mientras hería fuertemente a los saqueadores. Una conducta típica de los malvados.
—¿Con que tienes algo de habilidad? Bien, muy bien. —dijo Luciano con burla, luego miró despreocupado a los demás. —No voy a matarlo aún. Solo voy a asegurarme que no pueda hacer nada hasta entonces. —dijo Luciano.
En ese momento tomó a Hunter por el cuello y lo levantó como un trapo. Cuando Hunter comenzó a patalear, Luciano hundió el cuchillo resplandeciente en el tórax. Haciendo que Hunter quedara inmóvil, sin resistencia, sin ninguna fuerza.
—Peor que la muerte eh, Luciano, ¿Le has fracturado su fuente?
—Así ya no podrá hacer nada hasta que venga el padre. —dijo Luciano soltando el cuello y dejando a Hunter caer sobre un cadáver. —Que venga alguien y le cosa las heridas, no debe morir todavía.
—Sí señor. —respondieron los otros ruiseñores.
Hunter no podía moverse, seguía sobre el cuerpo de uno de los saqueadores. Apenas podía respirar, su cuello había sido lastimado. Se dio cuenta que había heridas en los cuerpos de los saqueadores, heridas que no había provocado él en la pelea. Arrastrando su cuerpo se alejó de los cadáveres y buscó respirar con más tranquilidad, pero le era imposible. Algo extraño pasaba con su cuerpo, no respondía como él quería. Hunter no era capaz de moverse a completa voluntad, ni podía colocarse de pie.
«¿Qué es? ¿Qué me pasa? ¡¿Qué me hicieron?!», pensó Hunter preocupado mientras sus ojos llenos de lágrimas buscaban una salida. «¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me pasa esto?!», se preguntó Hunter dando golpes al suelo.
El suelo llamó la atención de Hunter, se sentía algo extraño donde había golpeado.
La puerta se abrió y Grelka entró angustiada. Miró a Hunter y no pudo evitar sentirse terrible al imaginar lo que el joven estaba sintiendo. Hunter no la quería ver. Para él ella no era diferente a las personas que le hicieron todo el daño. Él no podía ver a nadie ahora, estaba esperando su lenta y dolorosa muerte. Aunque él esperaba morir pronto estaba completamente indignado por morir de esa forma, morir sin tener realmente un motivo, su vida se había desperdiciado por completo y no podía hacer nada. Estaba en manos de personas que representan la ley a la cual todos deben someterse.
Grelka se acercó a Hunter y le dio agua para beber. También le dio un poco de pan, pero Hunter se negaba a aceptar todo. Aun así, Grelka le dio de beber y lo alimentó. Con su estado debilitado Hunter no tenía ninguna capacidad para resistir incluso la fuerza de una mujer como Grelka que no había nunca trabajado como él. Ella se odiaba por obligarlo, pero había sido forzada a tratar a Hunter antes de la llegada del padre, la persona que decidirá el resto del destino de Hunter. Pase lo que pase, Grelka sabía que no había más esperanza para Hunter. Si un milagro llegara a suceder, Hunter aún tendría su fuente fracturada, incapaz de resistir el ambiente incluso del área poblada, Hunter moriría en semanas por el duro ambiente que cubre las cercanías de la zona de devastación.
La vida de Hunter se estaba acabando lentamente, comenzaba a sentir el ambiente cruel sobre su cuerpo.
—Hunter, debo curar tu pecho. —dijo la hermana Grelka sacando un hilo y una aguja.
El joven no decía nada mientras Grelka cerraba la herida de su tórax, el lugar donde había sido apuñalado por el ruiseñor de castigo, hasta ahora había estado sangrando en ese lugar, haciendo que Hunter se sienta más frío al tacto. Una de las cosas que más perturbó a Grelka era la condición física de Hunter antes de todo eso. El joven estaba en los huesos, sus costillas eran fácilmente visibles y su estómago parecía inexistente. Un joven en pleno desarrollo con una nutrición extremadamente pobre. Eso hizo que Grelka siguiera derramando lágrimas que eran completamente ignoradas por Hunter.
Para cuando Grelka había terminado, Hunter se encontraba completamente dormido. Más bien, desmayado.
Para proteger la cabeza, Grelka la puso sobre sus piernas mientras lo acariciaba para que siguiera durmiendo. No podía hacer más que eso. Ahora debía dejar a Hunter solo, hasta la llegada del padre, entonces Hunter sería juzgado otra vez, pero ahora delante de todo el mundo, incluyendo su familia y todos los conocidos. Grelka sabía que Hunter sería usado como ejemplo, de esa forma nadie se atrevería a incumplir otra vez la ley de la catedral. Ahora que la gente podría presenciar la consecuencia, sin importar las circunstancias se pensarían mucho mejor en contra de lo escrito.
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supervivencia y poderes, un mundo decadente, autoridad religiosa
Editado: 27.05.2022