Sonó la alarma para ir a la escuela y como era de esperarse todas las mañanas se escuchaba un griterío como si estuvieran matando a un cerdo. Recibimos quejas de los vecinos por violencia doméstica pero aúnque vinieran policías a darnos advertencias seguiríamos igual manera nada cambiaria.
Fui al baño para lavarme la cara y cepillarme los dientes. Después de hacer mis necesidades y lo demás, diriji mí mirada al moretón que tenía en mí barbilla que me hice ayer peleando con unos borrachos en el callejon de la quinta, cuando me dirijia a casa.
Algunas veces ganó la pelea y recibo dinero cuando apuestan contra mí y vaya que es mucho. tanto que me alcanzo para comprame una nueva sudadera la otra me la rompio el borracho con una navaja suiza pero igual le rompi tres costillas, dinero fácil tengo que decir.
Bajé a la cocina para ver si había aunque sea un jugo de naranja y ahí estaban.
El infelizmente drogadicto desempleado de mí padrastro con su pelo endulado graciento, sentado en el sofá tomando una cerveza a las 7:45 de la mañana. Es raro ya que duerme todo el día y solo molesta a la hora de comer para luego largarse.
Ahí estaba mí madre, con su pelo negro como el carbón igual que el mío y sus ojos marrones cansados de tanto desvelarse tratando de cumplir los caprichos del imbécil ese. Se que dirán "porque no le dices que se separe de el y ya" lo hice un millón de veces, pero ella solo dice "cierra la boca y no seas mal agradecido, mocoso."
Un caso perdido realmente.
Fui hasta el refrigerador y para mí suerte encontré un sandwich de mantequilla de maní, lo agarre rápido escondíendolo de la mirada de mí madre en la mochila para que no me viera, me diriji directo a la puerta cuando escuhe a mí madre decir:
-¿A dónde crees que vas mocoso del demonio?-dijo posando las manos en sus caderas- es muy temprano para que vayas a la escuela.¿O que, ahora tienes ganas de estudiar?
Rodee los ojos. Hace eso cada vez que tiene un mal día, no le cuesta nada agarrar la pelotita anti estrés que le deje el otro día-¿Y desde cuándo te intereso que yo vaya a la escuela?, La última vez que te intereso mí estudio fue cuando me inscribiste, después de eso tuve que hacer lo necesario para pagar los gastos escolares básicos-dije, mí madre estaba roja de la furia, sin decir ningún comentario salí para ir directamente a la escuela.
Tenía que tomar un autobus, donde ahí tendría que caminar unas dos calles hasta llegar a la secundaria stuyvesant, fue lo mejor que pudo conseguir mi madre cuando en ese momento le intereso mis estudios.
***
-Hola Matt
-Hola JJ- era mí único y mejor amigo, era de la misma altura que yo, piel palida, pelo endulado rubio y ojos grises. Le digo JJ porque su nombre es jeremaia Jones. Cuando lo conocí en el primer día de la preparatoria, unos brabucones le querían golpear solo porque había ganado la vacante en vez de su amigo- estupido realmente- después de ganarles a eso monos sin cerebro y tener una suspensión por dos semanas por haberles roto el tabique, como también dislocarle el hombro, se hizo mi mejor y más fiel amigo.
-¿Hiciste el trabajo de Historia?-pregunto, carajo sabía que me olvidaba algo.
-Mmm si, en teoría-conteste dándole menos importancia, me miró con una ceja arqueada bajo hasta dirijisce hacia mí mentón lastimado.
-No voy a preguntar por la herida, porque ya se lo que dirás, Pero al menos dime ¿qué es eso de "en teoría"?-aprete el paso para dirigirme directamente a mí salón por suerte no me toca con el hasta la última hora-todavia no te has salvado de la conversación Matthew Vaunder.
-Como digas jeramaia-entre a mí salón llendo directo al último lugar del fondo. La profesora de matemáticas entro y ella pidió que hagamos grupo de dos para el proyecto final.
-Matthew Vaunder, no harás el trabajo con nadie, otra vez.
-Profe aunque quisiera hacerlo con alguien, tendrían miedo de que les haga algo-conteste, la profesora acomodo sus anteojos. No creía lo que decía así que tuve que demostrarlo-camile, quieres hacer el trabajo con migo-dije ella me miró y luego a la profesora.
-N-no p-puedo estoy con Mey-dijo completamente nerviosa.
-No te lo estoy preguntando, te lo estoy ordenando y si no lo haces-la veía a punto de llorar-bueno tengo que decirte que se donde vives-la profesora me miró, desaprobando mi conducta, Camille estaba al borde del llanto, hasta que Mey la ayudó a tranquilizarse.
-Usted tambien, señor vaunder, si amenaza a los compañeros de clases es obvio que van a decir una excusa.
-No importa, profesora, además sabe que cuando me entrega trabajos, yo los hago bien-refute, no dijo nada solo me dejó las hojas para luego irse a su cubículo.
Cuando comenze a resolver los problemas que eran obviamente fáciles, algo raro me sucedía, mis ojos se ponían borrosos y me ardían. Mí cabeza me dolía dándome puntazos en las cienes como una aguja caliente, esas molestias se pasaron de repente lo cual me dejó muy confundido. Hasta que miles de murmullos se aparecieron en mí mente muy decididos a tormentarme, cerré los ojos con mucha fuerza.