Me desperté agitado y muy confundido.
Rayle me dijo que Gordon me trajo al hospital donde trabajaba. Cuando me trajeron mí cuerpo estaba pálido, ardía y emanaba vapor, también cuando querían hacer unas pruebas de sangre, la aguja se rompía y derretía. Como también las lesiones de mí cuerpo, no tengo ninguna, aunque si tengo un dolor de cabeza más grande de todos.
Gordon por su parte. Caminaba de una esquina a la otra, riendo y hablando animadamente por el celular. Ray me hizo una seña, diciendo que no le preste atención. Gordon se giró y al verme enseguida cortó.
-Matt, muchacho. Despertaste al fin, necesito que escuches una propuesta millonaria-dijo animado. Por mí parte con ayuda de Ray me levanté de mí camilla, tenía los pies descalzos y mí torso sin camisa con un pantalón de hospital.
-No tengo ni la más, mínima intención de escucharte, Gordon. No ahora que tuve un sueño y noche bastante agitada-refute agobiado, mire al reloj que estaba en la pared. Eran las 10:57 am me quedé estático. Pregunte a Ray si habían traído mí bolso con ropa, a lo que respondió con una afirmación.
-Está en la silla, junto a la camilla-me dirijo a dicho lugar tomo el bolso y voy al baño donde me tomo una buena ducha.
Después de unos 20 minutos relajantes. Salgo de la ducha con energía renovada y con ganas de hacer lo que sea. En el lugar solo se encontraba Rayle, anotando en su libreta algo, sin percatarse de mi presencia-¿Dónde está el cabeza de balón de tu padre? Levantó la vista de su libreta y sus orbes me analizaron de pies a cabeza.
-Por fin saliste de ese baño. Pensé que te habías quedado a vivir dentro.
-Sí, perdona. Es que estaba relajando en ese baño. Pero bueno, ¿Dónde está tu padre?-pregunte, soltó un suspiro cansado y trono su cuello.
-Se fue a casa. Espero que sus ánimos estén bajo control por qué sino se pone insoportable.
-Sí, ese viejo ya no está para ese tipo de cosas-Recogí mi bolso y salí del cuarto hasta la salida del hospital. Por instinto, dirigí mi mirada a la recepcionista que estaba hablando por el celular. Sentí un escalofrió en la punta de mi dedos, mis ojos picaban y por un momento- que parecieron horas-, vi como su cara se cuarteaban y mostraba su piel podrida como la de un zombi.
Todo a mi alrededor me dejo de importar. Entre más la veía, más su piel se cuarteaba y era más a la de un zombi, irradiaba un aura verdosa con muy mal olor, sus ojos eran negros con un brillo que te podía hipnotizar y llevar a una trampa. Cerré y abrió los ojos volviendo todo a la normalidad.
-¿Necesita algo joven?-pregunto la recepcionista.
-N-no…nada, lo siento-Salí del establecimiento para dar rumbo a la escuela. Pare un taxi, le di la dirección y arranco.
Al llegar la policía estaba en la entrada. Los padres de algunos alumnos del instituto se encontraban alarmados e inquietos, los directivos y profesores del establecimiento trataban de calmar a los padres. Con la mirada estaba buscando entre la multitud a JJ, hoy teníamos que dar una lección de geografía así que él es incapaz de faltar. Solo tenía que encontrar entre la multitud una caballera rubia, entre la gente pude ver algunas ventanas de la secundaria rotas, la puerta forzada y la zona sur del colegio estaba incendiada, las llamas habían alcanzado hasta el salón de los de cuarto año. Una ráfaga de viento fría apareció con olor a lluvia, mire sobre mi hombro y encontré al cuervo de mis sueños parado en un poste de luz. Grazno para luego levantar vuelo dirigiéndose a un callejón.
-¡EH!, chico con chaqueta de cuero y pelo negro corto-dijo JJ detrás de mío, me di vuelta- si tú, ¿Qué clase de brebaje o suplemento nutritivo tomaste?, creciste en un día. ¡Eres más alto que yo!-era verdad, lo superaba por tres centímetros. Realmente crecí con esas raras habilidades que se manifiestan cuando estaba…¿Cómo?¿En peligro?¿Asustado?, Todavía no sé cómo decirle a estas habilidades raras que tengo por ser hijo del primer asesino. Qué raro que suena eso.
-¿Qué paso con la escuela?-pregunte, el miro de vuelta a la escuela y suspiro.
-Alguien quiso dejar una amenaza a la escuela. Diciendo que si el príncipe de los condenados no se entrega, destruirá al colegio y a todo que le importa-conto- también dejaron algo escrito en la administración del colegio, hasta saque una foto para saber que es-saco su celular y me mostro la foto con lo escrito. A medida que lo veía, no lo entendía, pero después de un rato me llego una palabra en mente. Que por más raro que parezca me familiarizaba con ella.
-milchamah- dije sin pensarlo. En ese momento una imagen me invadió por completo desconectándome de todo lo demás. Estaba al frente del departamento donde vivía, la tierra tembló y una explosión sacudió la zona, en el cuarto piso una llamara azul se manifestaba. Solo ese piso se estaba incendiando, los demás estaban sin ningún tipo de señal de explotar en llamas azules, salieron dos hombre con trajes impecables. Sus ojos brillaban de color zafiro, el cabello de ambos eran plateados, los rodeo una luz y salieron despedidos como rayos al cielo.