El hijo de Hades y Persefone [1.3]

Capítulo 9| Broma Delta

D I A N A
🔮🔮🔮

En el momento que cerré la puerta de mi habitación Aileen comenzó a hacer un interrogatorio con respecto al beso que paso en la cocina de los Kappa. No conteste ninguna de sus preguntas mientras me ponía el pijama le respondería todo cuando me encontrara tumbada en mi cama. Con los brazos abiertos caí sobre mi cama contemplando las nubes del techo.

– Binx nos retó y no quería que el siguiera molestándome por los pasillos y al parecer Apolión pensaba igual que yo y nos besamos – mordí mi labio despacio aun tenia las heridas de la golpiza que me dieron. Con mis dedos roce mis labios recordando aquel beso que hace mucho tiempo tenía ganas de volver a probar. Nuestro primer beso fue dulce, algo tierno y sabia a chocolate. Pero eso no compenso el amargor que tuvo al final cuando recibí la llamada de la policía diciéndome que mis padres habían fallecido en un accidente.

– ¿entonces fue solo por un reto? – cubrí mi cabeza con una de mis almohadas intentando esconder mi sonrojo. Tenía que actuar como si no me importara ese beso cuando por dentro me estaba carcomiendo la emoción de querer gritar.

– si fue solo por un reto – gire quedando de costado viendo hacia la ventana recordando ese beso que por más que quiera no puedo olvidar. Cada que lo recuerdo mi cuerpo comienza a calentarse mi sangre hierve de la cantidad de sensaciones que me recorren el cuerpo. – buenas noches Aileen – cerré mis dejándome llevar por los brazos de Morfeo. Esperando soñar con volver a repetir ese beso que dejo mi mundo de cabeza.

Tome una tostada de la maquina recién echa y tarareando la canción que suena en mis oídos me muevo hacia donde están las tazas guardadas. Mi cabeza asiente ante el ritmo de la canción, estando tan concentrada en mi mundo no note que alguien estaba detrás de mí y cuando gire choque de lleno con esa persona causando que la taza se caiga de mis manos. Siempre tuve buenos reflejos y con ayuda de la magia logre que la taza quede flotando. Cuando logre que mi corazón dejara de latir tan acelerado me quite los auriculares para reprochar al idiota que se me haya cruzado tan de repente. Eleve mi mirada llena de enojo, pero esta se pasó ni bien note contra quien había chocado. Sin camisa mostrando su sensual cuerpo tonificado estaba Apolión y juraría que brillaba como si fuera un ángel. La taza cayo haciendo un estruendo terrible que me saco de mi modo babeo.

– lo siento mi flor – el blanco rostro de Apolión mostró un leve sonrojo en sus mejillas que a pesar de ser tenue se logró notar. Mis labios se curvaron en una enorme sonrisa que contagio la de mi amigo.

– no te preocupes no se rompió la taza – me pare de puntitas para besar su mejilla fría como la de un muerto – buenos días Apoli – en mi estómago había un zoológico entero moviéndose como una estampida dentro de mi panza.

– buenos días Diani – sus labios se posaron en mi mejilla causando un escalofrió en todo mi cuerpo. Sin poder evitarlo más ambos soltamos una carcajada ante la tonta situación en la que nos encontrábamos. Fue solo un beso lo de anoche y actuábamos como si hubiéramos pasado la noche juntos.

– ya dense un beso – Alida apareció en la cocina con un moño mal armado en su cabeza pelirroja. Su vestido blanco suelto la hacía parecer adorable pero su sonrisa delataba sus verdaderas intenciones. Me aleje de Apolión tomando la taza que estaba tirada en el suelo que no estaba rota por suerte. Sirviéndome el café me senté en la isla de la cocina para degustar mis tostadas y el café recién hecho en compañía de mi mejor amigo y la loca.

– ¿porque no besas a tu novio? si tanto quieres ver un beso – le pregunte a la pelirroja que se sentó justo delante de mí a comer sus cereales de colores. La cuchara de Alida se cayo y en su rostro por un segundo se reflejó la tristeza.

– hace unos días discutimos y no hemos vuelto a hablar desde entonces – trague en seco el trozo de tostada que tenía en la boca, había metido la pata y hasta el fondo con mi pregunta burlona.

– perdón Alida yo no sabía – intente disculparme, pero la pelirroja pareció recuperar su sonrisa rápido parecía como si todo eso no la afectara.

– no te preocupes siempre peleamos es nuestra forma de amarnos ya lo solucionaremos.... O eso espero – la escuche susurrar lo último antes de que Ylenia y Adonis interrumpieran en la cocina.

– buenos días – saludo con una enorme sonrisa la heredera de los mares y sin ningún disimulo nos miró a su primo y a mí con una sonrisa pícara. Rodé los ojos seguirán con esto hasta que alguno de nosotros dos nos cansemos. Bebí lo último que me quedaba del café y fui al fregadero a lavar la taza. A mis espaldas podía sentir la mirada de todos sobre mi cosa que comenzaba a desesperarme odio ser el centro de atención. Abrí la llave del fregadero cuando todo se volvió negro.




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