El hijo de Hades y Persefone [1.3]

Capítulo 16| Acepto

D I A N A
🔮🔮🔮

Veía el enorme batido de chocolate que debía compartir con Apolión, nos encontrábamos al menos unas veinte personas en la cafetería de Emma. Como Helen no trajo dinero le ofrecí mi batido e iba a comprar otro para mí, pero Alysa le dio un codazo a Apolión para que compartamos el suyo. Una de las camareras trajo otra pajilla que coloco en el batido guiñándome un ojo, Helen se rio por lo bajo y Adara cubrió su boca mirando con asombro a la coqueta camarera que se alejó contoneando las caderas.

– parece que alguien anda rompiendo corazones – hablo Agatha llamando la atención de sus hermanas menor. Alysa resoplo y disimuladamente utilizo su cuchara como una catapulta arrojándole crema de color azul que estaba comiendo de su magdalena. Helen no pudo más cuando Agatha se levantó de la mesa muy ofendida la menor de las Passion se carcajeo cubriendo su boca Hipnos que se encontraba a su lado se cruzó de brazos viendo a la platinada.

– ríete un poco señor de las pesadillas no te hará daño – el pelinegro miro por un segundo a Helen y en su rostro se formó una sonrisa. – necesitamos trabajar en tu sentido del humor – tomando su batido le dio un sorbo viendo como su hermana mayor se retiraba de la mesa para limpiar su remera sucia de esa crema azul.

– tienes algo de chocolate sobre tu mentón – susurro en mi oído Apolión, su aliento me causo algo de cosquillas y tomando una servilleta rápido limpie mi mentón. – entonces ya saben que deben hacer entramos en la casa y ponemos este líquido en la cafetera y algunas de las botellas de agua con esto estarán en el baño todo el día – paso su brazo por mis hombros atrayéndome más hacia el de forma protectora yo tan solo me acomode a su lado y deje que el momento fluyera como me aconsejo Helen. La camarera que me había traído la pajilla regreso con una magdalena con glaseado rosa y con pequeños corazones de colores.

– yo no ordene esto – me apresure a decirle a la camarera para que se lleve el pequeño postre. La rubia se giró a verme y con una sonrisa coqueta me respondió de forma lenta y pausada.

– la casa invita linda, espero que te gusten las magdalenas – volvió a giñarme el ojo yéndose con una mano en sus caderas mientras se movía alrededor de las mesas.

– no me gusta cómo te mira esa chica es extraña mi flor – mi amigo miro en la dirección donde se fue la camarera. Ella intercambio unas palabras con otra camarera y volvió a mirarme saludándome con la mano.

– entonces ayúdame a demostrarle que me gustan los chicos y no las chicas – hable mirándolo con detenimiento al chico que aún me mantenía protegida bajo su brazo. Con su mano libre tomo mi rostro acercándolo al suyo, nuestras respiraciones se mesclaron y todo el ruido a nuestro alrededor desapareció. Desesperados nuestros labios se unieron en un beso que pedía mucho de ambos, fundiéndonos en ese beso que hace que mi mente vuele y deje de funcionar. En verdad quiero a Apolión más que como un simple amigo o algo de una noche no estoy muy segura, pero en verdad este juego que comenzamos a tener me va a doler cuando acabe. Nos separamos viendo que todos nos estaban mirando en cuento se percataron que nos incomodaban volvieron a hablar de quien sabe qué.

– quiero que empecemos a ser algo más que amigos, pero sin etiquetas mi flor vivirlo, pero solos tu y yo ¿te gustaría? – sentí que mi corazón era un bombo de tanto que latía en mi pecho. En ese momento no sabía que contestar mi cerebro parecía estar frito, intente hablar, pero de mi boca no salían las palabras. – tranquila mi flor solo piénsalo y luego me respondes – beso mi frente para luego unirse a la conversación de sus primas.

🔮🔮🔮

Caí al suelo cuando Apolión me tomo del tobillo arrastrándome hacia atrás mientras intentaba recordar como podía hacer que mi poder de viento funcionara.

– Solo concéntrate y respira profundo piensa que tú eres la brisa liguera del viento y sopla – escuche la voz de Apolión hablando algo cansado dejo de arrastrarme y me puse de pie nuevamente. Como no podía dejar de lado mis estudios universitarios los tiempos libres entrenaba en un bosque alejado de la civilización en compañía de Apolión y a veces de algún profesor del campamento.

El pelinegro hizo tronar sus dedos poniéndose en posición de ataque me giño el ojo para que comenzara a pelear con él. Como me dijo pensé en el viento y moviendo mis manos de una forma lenta, pero imaginando que era el viento logré darle un golpe a Apolión que salió volando un metro de distancia hacia atrás. Comencé a saltar feliz porque ahora si pude ver como el viento brotaba de mis manos, flote hasta donde estaba Apolión quitándose algunas hojas de su cabello y algunas ramas que se quedaron en su ropa. Descendí despacio para ayudarlo quitando las hojas y ramitas que había en su cabello. Su mirada estaba fija en mis movimientos y esto me hacía ponerme un poco torpe.




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