El hijo de Hades y Persefone [1.3]

Capítulo 24| La hija de Caronte

Z I A R A🖤🖤🖤

Z I A R A
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Formo un globo con el chicle que reviento con mis dientes, venir a ver a papá en el trabajo es aburrido. Está lleno de almas la orilla las cuales algunas vagan porque no tienen dinero para cruzar y otras están en la espera de que mi padre las elija para llevarlas. Intenta que yo aprenda de su oficio, pero no planeo seguir los pasos de mi padre. Yo sé que nací para algo más que estar llevando almas por el rió Aqueronte siendo pagada por una moneda que al fin y al cabo no me sirve de nada.

– ¿papá dónde esta Apolión? – no había visto a mi príncipe en lo que llevo de visita en este sitio. En realidad, no lo veía desde hace muchos años cuando me obligaron a separarme de Apolión por ser una mala influencia.

– está yendo a la universidad, cosa que tú también deberías hacer Ziara no te mantendré toda la vida – se quejó mi viejo padre llegando a la orilla. Al fin me puedo ir de este sitio caótico mi madre me espera fuera del inframundo donde siempre.

– nos vemos pronto papá y con respecto a la universidad creo que termine mi año sabático buscare donde puedo ir – estar cerca de mi príncipe será lo primordial y sé que si logro sacarle donde estudia a mi papá seré la hija más feliz del mundo.

– Zeus hablo de una fraternidad de semidioses – hablo de forma tosca mi muy malhumorado padre. Lo abrace antes de salir de la canoa con ayuda de un joven que esperaba su turno para que su alma cruzara el rió Aqueronte. Note como los ojos de aquella sombría alma no se despegaban de mi cuerpo, no era para menos ahora yo soy perfecta y cada parte de mi complexión fue bien trabajada durante años.

Camine resonando mis botas alejándome de las orillas del rió para viajar al otro lado al mundo de los vivos donde mi madre me esperaba. Volví a reventar otro globo con mis dientes y me fui de aquel sitio llegando donde mi madre que leía una revista sentada a la sombra de un árbol. Mi progenitora elevo su mirada cuando escucho el crujir de las ramas bajo mis pies, cerro su revista para ponerse de pie. Aun no comprendo como una mujer tan joven y linda pudo terminar cayendo en las redes de mi padre que es un anciano aburrido. Dicen que el amor es siego y no lo dudo mi madre no debía ver ni por donde iba cuando conoció a mi papá.

– termine mi año sabático buscare universidades a las cuales entrar – la primera en mi lista sería la famosa universidad donde estaban los semidioses algo me decía dentro de mi oscuro ser que mi príncipe se encuentra en esa universidad.

Mi madre sonrió con mucha alegría a mis veintiún años había decidido tener un año sabático donde no estudiaría pues la carrera que había elegido me agobiaba demasiado. Sé que pensaran que soy una consentida por que se me antojo tener un año sabático cuando estaba en mi segundo año de universidad y contando que no soy una becada que pago por estar en la universidad. La culpa no es mía mis padres me complacen con lo que sea que dese en lo único que no me consintieron fue cuando la diosa Perséfone dijo que me alejaran de Apolión por ser una mala influencia en su hijo. Una amistad toxica nos catalogó sin más y nos separó sin dejarnos despedir al menos. Mi único consuelo es que pude entrégale una carta donde prometía volver. Y llego el momento.

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La fraternidad es enorme las fotos no le hacen justicia a la majestuosidad de la mansión. Sin dudas debe haber muchas personas metidas en este sitio, cosa que no me importa saber lo único que quiero ahora es ver a Apolión. Tome mi maleta y subí las pocas escaleras del pórtico de la gran mansión y toque el timbre esperando ser recibida por mi príncipe del inframundo. Nada de lo que esperaba paso, frente a mi estaba la pálida y debilucha hija de Eris.

– aquí no está el río Aqueronte puedes irte por donde viniste – me cerró la puerta en la cara sin poder decirle nada. Muy indignada volví a tocar el timbre de la casa, esta vez me abrió una chica de cabello morado. Es de mi altura muy bonita y el vestido negro ajustado a su cuerpo dejaba ver que esta chica no se sentía acomplejada con su hermoso cuerpo.

– ¿Quién eres? – pregunto mirándome de pies a cabeza su semblante serio podía causar escalofríos, pero no a mí. Con una sonrisa petulante que dejaba ver mejor sus piercigns en los labios, me enderece mostrándome un poco más alta mis ojos grises se clavaron en sus oscuros ojos.

– soy Ziara estoy buscando al líder de esta fraternidad – la chica volvió a pasarme una mirada por mi perfecto cuerpo y sus labios formaron una línea fina. Se apartó dejándome pasar dentro de la casa que por dentro es mucho más grande que lo que se muestra por fuera. La chica que parece estar enojada con el mundo me guió a una sala donde estaba sentada la princesa Aileen junto a un chico que tenía su cabeza apoyada sobre las piernas de la princesa.




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