El hijo de Hades y Persefone [1.3]

Capítulo 44| Le prometí

H A D E S
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Styx termino por traernos a todos nos encontrábamos muy débiles para viajar usando nuestros dones para llegar a este lugar al cual llaman "ciudad griega" donde se encuentra la fraternidad de los semidioses. Ninguno parece tener la fortaleza para enfrentar lo que pasara en cuanto cruzáramos la puerta. Siendo sostenido por mis sobrinas entramos en la casa que estaba en completo silencio mi reina está aquí.

Me guiaron hasta la sala donde me dejaron caer en uno de los sillones para poder descansar un poco. Cerrando mis ojos por un momento comienzo a pensar en cómo sacar a mi hijo de las garras del traicionero de mi padre, mi reina estará devastada cuando le diga que su único hijo varón no regreso a casa.

– Hades – mi cuerpo por entero se estremeció al escuchar su dulce voz llamarme con cierto desespero. Abriendo mis ojos mire en dirección de donde provenía la voz de mi esposa, con un vestido blanco estampado de bellísimas flores como ella y una panza sobresaliendo del vestido donde estaba parada mi reina. Una corona de flores adornaba su cabellera negra. Dejando a sus acompañantes de lado corrió hacia mi cayendo en mis brazos cubriendo mi rostro con besos que había extrañado tanto.

– mi reina te extrañe mucho – estampando mis fríos labios contra sus cálidos y sabrosos labios nos besamos fundiendo nuestro amor. Al separarnos ella se sentó a mi lado acariciando su vientre del cual creo que es una niña nadie me saca esa idea de la cabeza.

– nosotras también te extrañamos mucho mi rey – abrí mis ojos hasta donde pudieron ser abiertos el que ella se haya referido al nosotras en un tono femenino confirma que tendremos una hija. La pequeña llama de felicidad que me genero esa noticia opaca un poco la tristeza de mi hijo. – a ambos ¿Dónde está mi niño? – mirando a los demás ella esperaba encontrar a nuestro hijo, pero lo único que encontró fue tristeza, desolación y dolor. Una lagrima se escapó de sus preciosos ojos verdes y resbalo hasta llegar a perderse en su cuello, mas lagrimas le siguieron cuando ella rompió en llanto. Todo mi mundo comenzó a derrumbarse al ver a mi reina llorar.

– ¿Dónde está mi hijo? – repitió con dolor con su voz quebrada – Hades nuestro hijo... – con dolor sus ojos cruzaron con los míos buscando refugio que en este momento no sabía si podía darle.

Envolviéndola con mis brazos la apreté contra mi pecho que se mojó con sus lágrimas no quería verla así, pero será por poco tiempo hallaré la forma de traer a mi hijo. Eso lo prometo.

Diana se fue corriendo perdiéndose seguida de varias chicas que gritaban su nombre. Ella también está igual o peor que destrozada que nosotros. Nuevamente mi padre arruino mi vida por su capricho de regresar al trono cosa que no pasara jamás.

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Días después...

Mi esposa golpeo la puerta con tres toques suaves esperando que Diana nos deje pasar desde hacía un par de días lo único que ella hacia era ir a la universidad y venir a encerrarse en su habitación. Comía porque Camelia le traía comida a la habitación y lo hacía por el bebé ella estaba que parecía un espectro. Y hablando de espectros Gemma deambulaba por la casa persiguiendo a Diana para protegerla y cuidar de nuestro nieto. La rubia al final resulto no ser tan mala como se pensó.

– quiero estar sola por favor vete Helen no quiero hablar ahora – su voz sonó débil por la madera de la puerta. Perséfone apoyo su palma en la madera de la puerta y acerco su rostro a la madera para hablar.

– Dianita déjanos pasar queremos hablar contigo es de Apolión – pasos apresurados se escucharon del otro lado de la puerta y en un segundo esta fue abierta para dejar ver a Diana con el cabello revuelto grandes ojeras y su pancita al descubierto que ya comenzaba a notarse.

– pasen – corriéndose a un lado ella nos dejó pasar a su habitación que se veía demasiado oscura y vacía. Aileen ya se había ido a su casa con Damián, pero no quería dejar a Diana en este momento, pero Gemma le prometió que la protegería. Hablando de ella esta se encontraba en la cama sentada viendo a la castaña que parecía moverse de forma lenta. – déjanos solos Gemma – la castaña miro a la rubia que asintió desapareciendo. Mi esposa intento sonreír, pero su tristeza fue más grande y se limitó a acariciar su vientre en silencio. lo único que nos queda de Apolión está creciendo dentro de Diana y si hablamos de visitarlo mis otros hermanos se oponían en rotundo a la idea.

– hablamos con Zeus y mis otros hermanos, pero ellos... se negaron a dejarnos ir a ver a Apolión – intente que mi voz no demostrara emociones no quería abatir mas a mi esposa y mi nuera en el estado en que ambas se encuentran. Diana fue de inmediato a sentarse en su cama poniendo sus manos su vientre, reteniendo las lágrimas volvió su mirada a nosotros.




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