H E L E N
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Recorro el jardín donde solía correr de niña jugando con mi papá recuerdos dolorosos vienen a mi mente y me veo de nuevo con cinco años corriendo por el laberinto de rosas. Podía escuchar mis risas seguido del grito de mi padre diciendo que me encontraría, pero también oía los rugidos de un monstruo. Mi pulso se acelera y comienzo a correr siguiendo las risas y la voz de mi papá. Hasta que veo una cabellera platinada de estatura baja corriendo por los rosales con mucho miedo. La voy siguiendo hasta que un rugido nos hace detenernos y un fuerte dolor en mi vientre me hace gritar. Toco mi abultado abdomen y veo sobresalir una mano enorme, grito por el dolor.
– moy malysh1 – grito desesperada despertando de golpe en mi cama con las sabanas empapadas en sudor y con mi bebé moviéndose en mi vientre. – uspokoysya, mame prisnilsya koshmar2 – hablo en mi idioma natal intentando calmar a mi hijo que comienza a dejar de moverse a medida que comienzo a respirar pausado y lento. Seis meses y medio de gestación con controles varios donde me indicaban que el niño viene de manera normal. Aun así, todavía tengo esas horrendas pesadillas que me atormentan y me hacen pensar que dejare solo a mi bebé en algún momento. Miro a mi costado donde Hypnos se encuentra durmiendo tan pacifico que me causa envidia, él puede hacer que no tenga pesadillas y lo único que hace es dormir como piedra.
Dándole una fuerte bofetada a mi esposo logro que se despierte de golpe y eso me hace sentir algo mejor. Me muevo hasta el borde de la cama con cuidado y de forma lenta para luego pararme. Giro para ver a mi marido algo desorientado y le tiro una almohada a la cara para que se mantenga despierto luego de que valla al baño ya que me desperté tengo ganas de hacer pipí. Desde que me embarazo siempre tengo que ir al baño todo el tiempo es como mi segunda casa y no exagero paso al menos diez veces al día dentro del baño.
– Helen ¿Por qué me despertaste? – del otro lado de la puerta habla Hypnos con voz algo adormilada. Terminando de lavar mis manos salgo del baño viendo a mi marido con una ceja alzada.
– tuve de nuevo una pesadilla se supone que eres el dios de las pesadillas quítamelas soy tu esposa que está embarazada – señalo mi vientre para luego apartar a mi marido que me tomo de la muñeca algo brusco. – Hypnos me lastimas – su agarre se apretó más haciendo que un quejido se saliera de mi boca. No entendía que le estaba pasando a mi marido, pero algo en su mirada me hizo tener miedo y un empujón por parte de lo que sea que estuviera frente a mí me hizo saber que ese no era Hypnos. Los ojos oscuros de mi marido se volvieron verdes y un afilado cuchillo apareció delante de su rostro.
– si te quitas el peso extra las pesadillas se irán solas amor, hazlo – no teniendo control en mis acciones tome el cuchillo y con las manos temblando la lleve a mi vientre. Lagrimas salían por mis ojos azules que en estos momentos mostraban el terror puro, pero no podía dejar de hacer lo que mi cuerpo me obligaba. El cuchillo abrió mi vientre donde el supuesto Hypnos metió su mano y con un grito de dolor por mi parte me desmaye.
– moy malysh, moy malysh – grite despertando en la cama con las sabanas empapadas de sudor y unos brazos sobre mis hombros sacudiéndome. Hypnos me veía con mucho miedo lo examine de pies a cabeza y él traía su ropa de trabajo puesta no parecía haber dormido conmigo. Él tenía que trabajar esta noche recuerdo eso antes de irme a dormir, pero por las dudas me pellizque un brazo para estar segura de que no estaba soñando.
Me tiré en los brazos de Hypnos llorando a mares por lo horrendo del sueño, desde que supe del bebé comencé a tener pesadillas, pero esa fue la peor de todas. Empape la ropa de mi marido con mis lágrimas las cuales no hubiera querido dejar salir porque es un acto de debilidad, pero las hormonas me ponen muy sensible.
– ya no aguanto más Hypnos quítame esas pesadillas por favor – suplique apretando mis puños contra su pecho ya no aguanto el despertar en medio de gritos y con mi bebé moviéndose demasiado.
– te aseguro que estoy buscando la forma, pero estas pesadillas no provienen de mi ni de Morfeo hasta que no hallemos al responsable no podemos pararlas – nos recostamos en la cama acomodándome con mi abultado vientre que muchas veces no me dejaba dormir bien por estar incomoda. Entre los brazos de Hypnos me sentía a gusto y protegida es como si él fuera mi atrapa sueños personal.
– ¿crees que son pesadillas por el embarazo? – pregunte acomodando mi cabeza sobre su pecho, los latidos rítmicos de su corazón sonaban como una canción de cuna.
– son algo frecuente que le llevo a muchas embarazadas, pero solo durante los primeros meses y tú ya vas casi en tu tercer trimestre no es algo normal – ahora me siento tocando mi vientre viendo a mi marido que parece entender que metió la pata, pero estoy tan cansada que se lo dejo pasar.
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Editado: 17.04.2021