El Hijo de la Mafia

CAPITULO 1

Un molesto sonido intermitente me despierta, la luz blanca a mi alrededor me encandila, poco a poco mi vista se va acoplando a la claridad, miro a mi alrededor intentando reconocer donde me encuentro y noto que estoy en una habitación de lo que parece ser un hospital, hay un pequeño ramo de flores a un lado de la cama, trato de levantarme pero me duele todo el cuerpo y siento un fuerte dolor de cabeza. Intento recordar cómo es que llegue hasta aquí pero mi mente está en blanco no logro recordar absolutamente nada y con cada intento el dolor en mi cabeza se hace mucho más intenso.

La puerta se abre y veo entrar un hombre alto, blanco, vestido con un traje que parece ser hecho a la medida, me mira y me pierdo en su mirada tiene unos ojos verdes que hacen que me pierda en ellos por un instante, me sonríe y se acerca más.

            -. Me alegra encontrarte despierta – habla y tiene un hermoso acento. Al parecer el me conoce pero yo a él no logro recordarlo, lo miro y busco algún recuerdo en mi mente pero nada, el dolor se hace más fuerte y llevo mis manos a mi cabeza – ¿te duele? – Pregunta y asiento – te diste un fuerte golpe…

            -. ¿Quién eres? – Pregunto y me mira confundido – disculpa, es que no recuerdo nada – explico

            -. ¿No recuerdas nada? – Pregunta y parece preocupado, niego – quizás es por el golpe, déjame revisarte – se acerca más

            -. ¿Eres medico? – Pregunto él asiente y me relajo – Yo… dios no recuerdo nada y me duele todo el cuerpo en especial la cabeza y el vientre – llevo mis manos a mi vientre y me sorprendo al notar un pequeño bulto en el, levanto la sabana que me cubre y me quedo paralizada al notar que estoy embarazada – oh por dios

            -. Eliz necesito que te calmes – le escucho decir al doctor y soy consciente que ni siquiera recuerdo mi nombre

            -. ¿Eliz? – Pregunto – ¿Ese es mi nombre? – me mira preocupado

            -. Elizabeth, ese es tú nombre – responde – ¿Qué es lo último que recuerdas?

            -. Yo, yo no recuerdo, no recuerdo nada – le digo entre lagrimas

            -. No te preocupes, pediré que te hagan unos exámenes – habla limpiando mis lágrimas – lo más probable es que sea debido al golpe y la amnesia puede ser pasajera – me da una pequeña sonrisa y luego coloca sus manos en mi abultado vientre – ¿Dijiste que te dolía? – Pregunta y asiento – bueno yo soy obstetra y si te parece bien me gustaría realizarte una ecografía para verificar como se encuentra el bebe ¿Qué dices? – inquiere

            -. Si, está bien – accedo

El se dirige hasta una cilla de ruedas, la toma y me ayuda a bajar de la cama. Una vez en la cilla me lleva fuera de la habitación y recorremos el pasillo, algunas enfermeras nos ven y nos sonríen. Al llegar a su consultorio me coloca en la camilla, levanta mi bata y le aplica un gel luego coloca un aparato y centra su atención en la pantalla que tiene en frente, mientras yo fijo mi atención en un pequeño monitor que se encuentra frente a mí.

-. Al parecer todo está bien Elizabeth – dice y comienzo a escuchar unos latidos – lo que escuchas es el corazón del bebe, es un latido fuerte – dice y noto emoción en su voz

-. ¿Si todo está bien porque me duele? – pregunto

-. Tuviste un accidente, es normal que tengas dolor – explica – pero tranquila con el debido reposo se te pasara – limpio el gel y vuelve a colocar mi bata en su lugar

-. ¿Doctor alguien ha venido o a preguntado por mí? – me mira atento y suspira

-. No – responde serio. Asiento

-. ¿Podría decirme su sombre?

-. Eros D´Luca – responde con una sonrisa y toma mi mano – Elizabeth tú eres mi esposa – lo miro sorprendida y confundida

-. ¿Tú esposa? – inquiero sorprendida y el asiente – lo, lo siento no recuerdo, yo no te recuerdo – digo y paso mis manos por mi cabeza




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