El Hijo de la Mafia

CAPITULO 11

¿Pero qué demonios? la ira se apodera de la mirada de Eros y antes de que se le lance encima a David le coloco una mano en su pecho, me mira y entiende que no deseo un espectáculo, miro molesta a David no entiendo porque lo provoco de esa manera, eso paso hace más de cuatro años

-. Márquez te lo diré una sola vez y ten en cuenta que no soy de la clase de hombre que da una segunda advertencia, te quiero lejos de MI esposa – la amenaza de Eros me asusta pero en este momento me preocupa más que hagan un espectáculo

-. Eros vámonos por favor ya estoy agotada – le pido para evitar un mal momento, me mira y asiente, esquivamos a David pero antes de que nos alejemos le escucho decir

-. Estoy muy consciente de la clase de hombre que eres D´Luca – dice con desprecio y luego me mira a mí – Elizabeth sigo sin entender cómo puedes estar con alguien como él – dice y Eros intenta acercarse a él pero lo detengo, al mirarme a los ojos niego y suspira para luego seguir nuestro camino.

Al llegar a nuestra mesa nos despedimos de todos con la excusa de que estoy cansada y aunque en parte es cierto, la verdad no solo yo note que Eros estaba algo tenso, de camino al ático un incomodo silencio se hace entre nosotros, no comprendo el comportamiento de David con Eros y no quiero discutir con Eros preguntándole, esperare el momento adecuado de hacerlo.

-. Mañana a primera hora salimos para Venecia – comenta una vez que salimos del ascensor – no quiero a ese hombre cerca de ti de nuevo – dice y su tono de voz me hace saber que esta conteniéndose

-. ¿De dónde se conocen? – le pregunto

-. Mi padre hizo negocios con él antes de morir – me mira fijamente a los ojos – antes de que nos conociéramos – su mirada se suaviza y me toma de la mano – el recuerdo que tienes ahora de él, es del hombre que era cuando estaban juntos, no de lo que es ahora y por eso te pido que si en algún momento se llega acercar a ti me lo hagas saber a mi o a Giovanni

-. Eros estas exagerando David jamás se atrevería hacerme daño – respondo y me da una mirada seria

-. Él ya no es quien tú crees

-. Dime… –  intento hablar pero me calla colocando un dedo en mis labios

-. Cofia en mi – pide y asiento – vamos a descansar mañana tomaremos un vuelo – caminamos tomados de la mano hasta llegar a la entrada de la habitación y me da un casto beso que se va convirtiendo en uno cargado de necesidad y deseo, llevo mis manos a su cabello y profundizo aun mas nuestro beso, sus manos descienden lentamente de mis hombros a mis caderas y mi piel se eriza por completo, segundos más tardes separamos nuestros labios y unimos nuestras frentes – te amo – murmura

-. ¿Dormirías conmigo? – Le pregunto y en respuesta me carga - ¿Qué haces? – pregunto divertida

-. Llevarte a la cama – responde igual de divertido y entramos a la habitación – Estas pesadita – dice colocándome sobre la inmensa cama y le doy un suave golpe en el hombro

-. ¿Por qué sera? – pregunto con ironía y pongo los ojos en blanco

-. Mmm no lo sé – responde con fingida inocencia antes de meterse dentro de mi vestido comenzar a darme besos en la barriga – ah sí ya se es por culpa de este bebe

-. Ah no, es por tu culpa – respondo y sube mi la falda de mi vestido, se acomoda para mirarme y sonríe

-. ¿Mí culpa dices? – pregunta con una sonrisa de medio lado y asiento

-. Tuya porque es tu hijo quien está aquí – coloco la mano en mi barriga y su sonrisa se hace más grande

-. En primer lugar es nuestro y en segundo usted señora D´Luca bien que disfruto creando a ese bebe – levanta su perfecta ceja y de da otra sonrisa arrebatadora y niego divertida

-. Creo que tendrás que recordarme eso ultimo

-. Sera todo un placer Signora D´Luca – murmura y sus labios se apoderan de los míos.

***

“-. Andiamo a laborare (vamos a trabajar) – me despierta una señora y me lanza un vestido rojo

-. Signora, ti prego, lasciarmi andaré (señora, le suplico, deje que me mache) – le imploro pero ella solo me mira de mala manera y se va

-. Haz lo que te dicen y así no te golpearan – dice una de las chicas

-. Yo no soy como ustedes, prefiero ser golpeada que prostituirme – respondo llorosa




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