La expresión de terror en el rostro de Eros lo confirma todo y es entonces cuando ahora todo cuadra, sus llegadas tarde, sus camisas llenas de sangre, lo del incendio de la casa de seguridad, los malditos mensajes, toda la seguridad, sus cambios de humor tan bruscos, su actitud con David; estoy casada con un asesino, con un mafioso ¿Cómo es que pude casarme con él en ese entonces si ya lo sabía todo? Eros intenta acercarse a mí pero en un acto reflejo por miedo me levanto y retrocedo alejándome de él, mi reacción lo paraliza.
-. ¿Por qué no me dijiste la verdad? – inquiero
-. Elizabeth por favor…
-. ¿Por favor qué? – Le interrumpo – dime ¿Por qué demonios no me dijiste que había sido secuestrada y vendida a un asqueroso mafioso como un vil objeto? – Le exijo – pero sobretodo ¿Por qué demonios no me dijiste a lo que en realidad te dedicabas cuando mil veces te pregunte que era ocultabas? – le grito conteniendo mis lagrimas
-. Con lo del accidente y el riesgo de un aborto ya me sentía culpable, tú no recordabas nada entiende no quería que te alteraras…
-. ¿No querías que me alterara? – Inquiero con sarcasmo – o ¿simplemente mi amnesia te cayo como anillo al dedo para manipularme? – Le acuso y nuevamente hace el intento de acercarse – no te atrevas a dar un paso más D´Luca – le advierto y se detiene
-. Eliz, cálmate por favor no te hace bien ni a ti ni a nuestro hijo
-. Desde que desperté en ese hospital te he pedido, suplicado y rogado que me cuentes todo, no entendía porque te negabas hacerlo y las actitudes que tenias cuando te pedía que habláramos de eso – le digo ignorando su petición – pero ahora todo es claro, tú solo me estabas manipulando, te aprovechaste de mi amnesia para crear una imagen falsa de ti ¿Esperabas que no recordara nada cierto? – Pregunto y esquiva mi mirada – Claro, eso es lo que esperabas
-. Elizabeth yo…
-. Quiero que te vayas – le pido, me mira un instante y asiente antes de darse vuelta – del ático – aclaro y se detiene girando para verme
-. ¿Y a donde pretendes que me vaya Elizabeth? – Inquiere – este es nuestro hogar y mi lugar esta junto a…
-. Eso supongo que lo puedes solucionar bien, tienes varios hoteles – digo con indiferencia y da un paso hacia mí
-. Eliz…
-. No quiero tenerte cerca Eros, así que ¿te vas tú o lo hago yo? – le interrumpo y se detiene
-. Bien, me iré yo – me mira decaído y camina nuevamente hacia mí, al verme acorralada contra el ventanal me quedo inmóvil, en su mirada veo el dolor que le provoca mi reacción a su cercanía, pero intento mantenerme firme, él me mintió y no se lo puedo perdonar tan fácilmente, coloca las manos en mi pequeña barriga y sus palabras me hacen derramar las lágrimas que estaba conteniendo – Scusa per non aver adempiuto alla mia promessa di essere sempre al tuo fianco, ti amo, sei la mia vita (Perdón por no cumplir mi promesa de estar siempre a tu lado, te amo ustedes son mi vida) – me da un suave beso en la barriga y como si mi bebe lo fuera entendido da una patadita, Eros da una triste sonrisa, se levanta y con sus dedos limpia el rastro de mis lágrimas – Espero algún día puedas perdonarme yo solo deseaba protegerte – dice y me da un casto beso para luego darse vuelta y salir de la habitación.
Minutos más tarde Camelia entra a la habitación y se dirige al closet, toma una maleta y la comienza a llenar con la ropa de Eros, la miro sentada desde la cama pensando en las últimas palabras de Eros y aunque por un lado entiendo, por el otro simplemente no puedo aceptar que no confiara en mí y no me dijera la verdad desde el principio, si se supone que cuando nos habíamos casado yo sabía la verdad, no tenia porque rechazarle ahora, pero su engaño y manipulación es lo que me ha causado tanto disgusto y me cuesta perdonarle, yo tenía el derecho de saber la verdad y de que el confiara en mi, lloro en silencio mirando atreves del ventanal, me duele que no confiara en mí, me duele porque a pesar de todo le amo.
-. Él Don la ama señora y si no le dijo la verdad era para protegerla del mundo en el que se mueve, ustedes son su más preciado…
-. Eso no le daba derecho a mentirme y ocultarme la verdad Camelia, él mismo dijo que yo ya estaba enterada de la vida de mafioso que llevaba cuando nos casamos y si en ese momento no me importo, después del accidente no tenia porque importarme – le digo girándome para verle y al ver la maleta a su lado el dolor se hace mucho mas grande – Se aprovecho de mi amnesia para manipularme, le pregunte tantas veces que ocultaba pero él no quiso confiar en mí y eso es algo que me lastimo, yo tenía derecho Camelia
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Editado: 11.09.2018