El Hijo del Alpha

Ultima Vez

El día después de obtener un título de campeón por décima vez no se estaba sintiendo nada bien. Kennet se negó a todas las invitaciones a festejar debido a la visita de su madre.

Como era de esperarse Katrina no estuvo más que lo necesario, le soltó aquella bomba y se fue. Pero Seren no hizo lo mismo, estaba ahora de nuevo como su sombra.

—Desea que pida algo de cenar, amo Kennet —dijo la mujer desde el acceso al balcón donde el hombre lobo fumaba —. Es tarde, es casi media noche y no ha comido nada.

—Mi madre se llevó mi apetito —expresó mirando el cigarro en sus dedos —. Sabes que esto es culpable de la muerte de cientos de humanos y, aun así, lo consumen…

—Es interesante como pueden consumir productos dañinos para su cuerpo.

—¿De qué serían capaces si tuvieran nuestro poder de regeneración?

—Seguramente sería interesante de ver.

—Tal vez —dijo mirando hacia la ciudad donde se escuchaba el bullicio de los festejos.

—Amo, Kennet, sé que fue un duro golpe para usted…

—Que parte: el que mi madre viniera acá a pedirme buscar un hijo de mi hermano perfecto o el hecho de tener que cambiar mi vida por mandato de ellos una vez más.

—Las dos cosas —admitió Seren.

Kennet la miró de reojo, no eran ajenos ni uno ni otro, quien lo cuidó en ese mundo humano fue ella, tenía solo un par de años de dejarlo por petición de Forseti.

Seren era sin duda una mujer muy templada, jamás había visto que su padre le tuviera la confianza que deposita en ella para ser más que una cuidadora, su mano derecha, sin embargo, Seren tenía una fidelidad indiscutible a su madre Katrina por la que abandonó blå skog para cuidar a Kennet.

—Valter será el encargado de la búsqueda en Estados Unidos, por favor envíale la información que tengas.

—Amo, su madre dejó en claro que debía ser usted…

—No puedo dejar los negocios que competen a blå skog o a la marca Holter creo que lo sabes, si Kringer está desaparecido afecta a la manada, pero en este mundo es mi responsabilidad…

—Kennet…

—Ya no tengo cinco años, Seren. Haré lo que mi madre me pide, mi método, mis reglas, mi mundo…

—¿Saldrá? —cuestionó al verlo regresar al interior de la habitación.

—No olvides enviarle a Valter la información, esto puede tardar años, esa mujer huyó, por lo tanto, hará todo lo posible porque nadie la encuentre— dijo mientras arreglaba su cabello frente al reflejo de la ventana.

—No puede ocultar a un niño con sangre de lobo —confesó Seren.

—Si ese producto es de Kringer las posibilidades de encontrarla se vuelven menores, una humana jamás aceptará al mundo que tiene el heredero de un lobo. Porque eso significaría su muerte… y la de su hijo. En este mundo seguimos siendo monstruos, querida Seren.

Kennet abandonó la habitación dejándola en un silencio rotundo, Seren no tuvo cómo objetar cada una de sus palabras, tenía razón y por eso mismo debían encontrar a ese niño pronto. En las manos equivocadas podía ser la presa o en el peor de los escenarios usado como depredador.

El hombre lobo salió a pasearse en las calles de Mónaco mientras su cabeza era un nido de confusión y pensamientos recurrentes. Su hermano se había enamorado de una humana pese a las reglas de su padre. Kringer fue el hijo perfecto que Forseti manejó a su antojo para volverlo el Alpha.

Kennet y Kringer tenían una conexión que nadie podía explicar, Kringer al ser el mayor siempre cuido de él, y siempre le dio la razón. Kennet fue más obstinado con las reglas, en más de una ocasión puso a Kringer y Forseti en contra no por decisión sino por la claridad que tenía pese a ser un niño y su falta de miedo ante la autoridad.

Kennet siempre cuestionó, siempre pidió razones concisas para hacer lo que hacían. En cambio, Kringer obedecía, y la rebeldía del menor se pegaba al mayor, según su padre. Tal vez ese fue le motivo para sacarlo de blå skog.

—Para ser el campeón tienes una cara horrible. —Escuchó claramente detrás de él. Había divagado un par de calles. Giró y se encontró con la única mujer capaz de sacarlo de sus casillas.

—Shelby…

—Hola, hermanito —saludó abrazándolo con fuerza. Shelby Holter era la menor y el dolor de cabeza de toda la manada blå skog. Una supermodelo en el mundo humano con una vida que todos soñarían, pero Forseti odiaba al igual que Katrina —. Vi a mamá muy temprano, no quise interrumpir el encuentro familiar.

—Hubiera sido más llevadero, puedes soltarme, no puedo respirar si me aprietas el cuello así —dijo golpeando sus brazos, sin embargo, Shelby lo abrazó con mayor fuerza y él se rindió.

—Debió ser algo muy importante para que mamá saliera de blå skog —indicó rompiendo el abrazo.

—Kringer…

—Claro, el Alpha. Todo gira alrededor de él como pude olvidarlo. Bebamos y platícame con detalle —señaló un bar y se adelantó un par de pasos.

—Tuvo un hijo —soltó Kennet y ella se giró repentinamente, los ojos azules expresivos de la rubia hicieron notar su asombro —. Tal vez, no sabemos si es de él…




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