Cuando Valentina fue consciente de su alrededor, el sol ya alumbraba a lo alto todo el rancho colibrí. Su despertar fue como haber estado en la penumbra, sus ojos le pesaban, el cuerpo le dolía y un zumbido tenue atormentaba sus oídos.
Fijó la mirada a su alrededor, intentando enfocarse, saber dónde estaba. Reconoció su habitación, siguió observando hasta que su atención se desvió al hombre que dormitaba en una silla cerca de ella. Kennet, se mantenía con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente ladeada.
Había algunas toallas tiradas a su alrededor, charolas con agua, medicamentos, fue hasta entonces que se percató del suero conectado a una de sus manos. Había rastros de sangre cerca de donde la aguja hizo su trabajo. No recordaba absolutamente nada, pensó en Matías esclareciendo el motivo por el cual salieron del rancho.
No tardó en dar con su pequeño colibrí quien dormía a centímetros de ella en un rincón de la cama cerca de sus pies. Topacio estaba allí envuelta en su propio cuerpo acurrucada con Matías.
—Está muy cansado —la voz de Kennet llenó el espacio. La castaña giró hacia él lentamente. El hombre lobo sonrió ligeramente cuando sus miradas se toparon —. Tienes mejor semblante…
—¿Qué sucedió? —cuestionó alejando su mirada de él.
—Cogiste una fuerte infección en la herida de tu brazo, era profunda, así que rápido llegó a tu sangre. El doctor tuvo que dejarte una vía permeable para suministrarte antibióticos fuertes.
—Perdí el conocimiento…
—Te encontré desmayada, Matías estaba muy preocupado por ti —dijo acercándose a ella. Tocó la frente de Valentina sorprendiéndola —. Parece que ya no tienes fiebre —soltó con cierto alivio en su voz —. Le avisaré a Margarita…
—Gra-cias —titubeó Valentina cuando él dio un paso atrás.
—Descansa —dijo antes de salir de la habitación.
Valentina se quedó callada mirando fijamente sus manos sobre la sabana que la cubría, llevaba otra ropa, su pijama favorito. Recargó por completo el cuerpo y observó el techo, después el suero que bajaba lentamente gota a gota. Si Kennet estaba allí solamente significaba que estaban a salvo, tenía varias preguntas por hacer, principalmente quienes llegaron a su rancho.
—¡Al fin despertaste! —exclamó Josefa al cruzar la puerta de su habitación.
—No es para tanto, me enfermé —tranquilizó Valentina señalando que no gritara por Matías.
—¿Qué dices? Valentina tuviste tres días inconsciente —señaló Josefa, el rostro de la castaña mostró la sorpresa de esa declaración.
—¿Tres días? —inquirió asombrada.
—Fueron días muy pesados, tuviste crisis de fiebre, fue una tras otra, pensamos en llevarte a un hospital, mi mamá casi caminaba por las paredes. Pero Kennet insistió que no podíamos salir del rancho, por seguridad. Él se llevó la mayor friega, te cuido todas las noches.
—Kennet, cuidó de mí —dijo incrédula intentando procesar que estuvo tres días inconsciente.
—Tuviste buen enfermero, además de su pequeño ayudante —señaló a Matías que aún dormía.
—¿Qué fue lo que sucedió? Shelby nos pidió que saliéramos del rancho…
—Llegaron unos hombres, tu padre se puso como loco, salió con escopeta en mano. No sé que lo hizo reaccionar así. Pidieron hablar con la dueña del rancho… en cuanto vieron a Shelby se quedaron como si hubieran visto un fantasma. Esa rubia es de cuidado, porque con una sola mirada los hizo retroceder…
—Venían por Matías —soltó la castaña mirando a la nada como si estuviera hilando todos sus pensamientos.
—Sí, Kennet llegó, salió con ellos y creo que los amenazó, porque se alejaron del rancho cuando él volvió a entrar. Pero…
—¿Qué más pasó? —cuestionó al ver que Josefa dudaba.
—Creo que Kennet hizo algo que no debió hacer —dijo con preocupación Josefa.
—Josefa, dime bien las cosas…
—No sé si deba, tú aún estás débil, creo que estoy hablando de más —se incorporó para no seguir hablando.
—¡Josefa de la Cruz!
—No me llames así —interrumpió —. Por Dios, Valentina. Kennet, bueno él, creo que se ha enfrentado a su familia, por ti… —soltó con nerviosismo.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó arrugando la mirada. No entendía que estaba diciendo Josefa. Un fuerte dolor la hizo vacilar, de nuevo la cabeza la estaba matando.
—Basta, ya no te diré más, es mejor que le preguntes a él cuando te sientas bien —dijo ayudándola a recostarse.
—Jose —pronunció preocupada.
—Creo que es grave Valentina. Shelby se lo dijo, le preguntó si estaba listo para lidiar con las consecuencias. Sea lo que sea, Kennet te ha elegido a ti sobre su especie, no desea quitarte a Matías. Valter me dijo que tenemos que estar listos.
—Debo hablar con él —razonó Valentina.
—¿Qué harás? Dejarás que se lleven a Matías —soltó su mejor amiga confundida. Valentina guardó silencio —. Me imaginé, tú también tienes que ser consciente de las consecuencias. Si Kennet los protegerá, tienes que elegir tu posición en esto.