"Algo Cambio"
El sonido del agua caliente golpeando la cerámica de la ducha era lo único que rompía el silencio en el pequeño apartamento. Khloé se peinaba frente al espejo con los dedos aún húmedos, recogiendo su largo cabello oscuro en una trenza sencilla. A pesar del cansancio acumulado, su rostro mostraba paz. Estaba contenta. Orgullosa. Trabajar en L’Emir Royale era más exigente de lo que imaginaba, pero también más gratificante.
Ese sería su segundo turno en el restaurante, y por primera vez en mucho tiempo sentía que estaba en el lugar correcto.
Mientras elegía su uniforme recién planchado, sonó su celular. En la pantalla apareció el nombre de Luci con un corazón.
—¿Aló? —dijo Khloé mientras se sentaba al borde de la cama.
—¡Mi Khloé de las Mil y Una Noches! ¿Cómo te va, reina del lujo? —dijo Luci, siempre dramática.
Khloé soltó una risa suave.
—Bien. Cansada, pero feliz. Luci, este lugar es increíble. Todo es tan elegante... parece un hotel de película. Ayer atendí mesas con copas que cuestan más que mi vida entera. Pero ¿sabes? Me sentí útil, importante. Estoy aprendiendo rápido.
—¡Sabía que ibas a encajar! Te lo dije. Eres fuerte. Pero dime, ¿los clientes son guapos? ¿Ya conociste a alguno que te haya robado el aliento?
Khloé rodó los ojos con una sonrisa.
—Ay, Luci... No. Estoy enfocada, ¿sí? En mi trabajo, en enviar dinero, en los estudios de árabe, y en mamá. No tengo cabeza para otra cosa.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea.
—Lo sé —respondió Luci con dulzura—. Solo quería ver si por fin alguien te hacía latir el corazón otra vez. Pero me encanta que estés tan determinada, Khlo. De verdad. Vas a lograr todo lo que te propones.
Khloé tragó saliva. A veces le costaba creer en sí misma tanto como Luci creía en ella.
—Gracias... De verdad. Quiero que mamá mejore. Quiero que los niños vivan mejor. Y algún día, quiero abrir mi propia pastelería. Pequeña, bonita, con un mostrador lleno de postres. Y con una caja registradora que diga “pagado” todas las noches.
—Y yo voy a ser tu socia —dijo Luci, fingiendo voz de empresaria—. Pero bueno, apúrate o llegarás tarde. ¡Y recuerda sonreír aunque te duelan los pies!
Khloé colgó con una sonrisa en el rostro y una pequeña punzada en el pecho. Se miró al espejo una última vez. Sus ojos verdes brillaban bajo la luz tenue del cuarto. Se aplicó un poco de brillo labial, sencillo, natural. Quería verse bien. No por nadie más… sino por ella.
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Horas más tarde, en el restaurante...
El ambiente en L’Emir Royale era igual de perfecto que el día anterior, pero algo había cambiado.
Los supervisores la miraban diferente. Le asignaban zonas más visibles. Uno de los asistentes de gerencia incluso le ofreció un cumplido tímido sobre cómo llevaba la bandeja.
—Buen trabajo, señorita Martínez —le dijo uno, anotando algo en una tablet—. El chef quiere probar su sugerencia para el postre sin azúcar. Dijo que su idea fue… creativa.
Khloé parpadeó, sorprendida. ¿En serio habían considerado su idea?
Más tarde, mientras limpiaba una copa en la barra, sintió una presión en el pecho. Una mirada. No sabía de dónde, pero algo dentro de ella se tensó. Como si alguien la observara.
Se giró, instintivamente. Miró a los comensales, a la entrada, al balcón interior. Nada.
Solo un instante.
Una sensación.
Algo había cambiado.
Pero aún no sabía qué.
Holis espero que se encuentren bien , bueno quiero agradecer a todas esas personas que le están dando la oportunidad a la historia lo agradezco de todo corazón, mil gracias 💗
Plis no olviden seguirme dar me gusta y comentar 🫶🏽💗
Editado: 24.08.2025