El hijo del Jeque

Capítulo 11

Corazón blindado

El despacho privado de Amir Al-Maktoum en la torre norte del complejo familiar era amplio, elegante y frío como su dueño. Ventanales del suelo al techo ofrecían vistas panorámicas del desierto y de los rascacielos de Dubái, pero Amir no los miraba. Tenía los ojos clavados en la pantalla de su portátil, donde una hoja de cálculo con cifras millonarias palpitaba sin sentido.

No podía concentrarse.

No desde esa tarde.

Khloé Martínez.

Ese nombre no sonaba a amenaza. No representaba un desafío político ni un riesgo financiero. Y sin embargo, le había robado la paz de una forma que ningún enemigo había logrado antes.

Desde que la vio en el restaurante, había intentado convencerse de que era solo curiosidad. Luego, de que era simple compasión. Ahora... ni él mismo podía seguir fingiendo.

Estaba obsesionado.

Y lo odiaba.

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El timbre de notificaciones en su móvil vibró. Lo ignoró.

A su derecha, una mesa de mármol sostenía varios informes del consejo de inversión. Al fondo, una foto antigua lo observaba: él, su padre y sus dos hermanos menores. Una familia de hombres que aprendieron a endurecer el rostro antes que el corazón.

Pero Amir fue el único que aprendió a cerrarlo por completo.

Después de ella.

Después de Cintia Taylor.

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Cintia había sido su prometida. Hermosa, rubia, de ojos grises, con un cuerpo esculpido por la genética y el gimnasio. Modelo reconocida, hija de un magnate británico del sector petrolero. Culta, elegante, seductora. La mujer que lo había hecho pensar —por un instante fugaz— que el amor podía tener cabida en su vida.

Se conocieron en una cena de empresarios, cuando su padre, Gabriel Taylor, fue invitado por el consejo de inversiones a Dubái. Gabriel lo había impresionado como negociante… pero fue Cintia quien llamó su atención. Coqueta, educada, perspicaz. Esa noche no se separó de su lado.

Amir cayó. Lentamente. Cuidadosamente.

Después de varios meses de relación pública, con titulares en las revistas internacionales y fotos en cada gala, Amir la presentó oficialmente como su pareja. Tres años más tarde, le propuso matrimonio.

Ella dijo que sí… y lo publicó en todas sus redes con la frase: “Próxima esposa del hombre más poderoso de Dubái”.

La boda estaba en proceso. Los preparativos avanzaban. Pero Amir tenía obligaciones y viajes, lo que dejó a Cintia más tiempo libre del que necesitaba para destruirlo.

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Todo ocurrió en una cena de gala en la embajada francesa. Uno de los asistentes, Khalid Zouhair —empresario joven, carismático y tan atractivo como ambicioso— compartía la mesa con Amir y su prometida.

Mientras Amir se alejaba un momento a saludar a un ministro, Khalid y Cintia intercambiaron miradas, sonrisas… y algo más. Se escabulleron como sombras.

Hicieron el amor —si a eso podía llamarse— en el baño del salón, a pocos metros de donde Amir celebraba alianzas de Estado.

Ese fue el inicio.

Durante dos meses, Cintia recibió a Khalid en su propia casa. En la misma cama que compartía con Amir. Cada vez que él se marchaba al trabajo, Khalid llegaba. Y ella lo esperaba vestida con lencería, sin culpa, sin vergüenza.

Hasta que un día, Amir regresó temprano.

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Había olvidado unos planos. Pasó por seguridad, estacionó, y notó un auto desconocido. Subió las escaleras. Vio ropa interior tirada. Una camisa que no era suya.

Su respiración se volvió lenta y peligrosa.

Abrió la puerta de la habitación.

Y allí estaban.

Ella, desnuda. Él, jadeando detrás de ella. En su cama.

Cintia gritó. Se cubrió. Se arrodilló ante Amir, temblando, con lágrimas falsas en los ojos.

—¡Amor, no es lo que crees! ¡Perdóname, no quise! ¡Por favor!

Amir no gritó. No se descompuso. Solo la miró. Con un desprecio tan helado, que congeló el aire del cuarto.

Se volvió hacia Khalid, que intentaba cubrirse sin éxito, y le escupió una sola frase:

—Nunca tuviste mi respeto, y ahora tampoco tendrás mi perdón.

Luego miró a Cintia. Con los ojos cargados de una furia silenciosa.

—¿Sabes qué es lo peor de todo?

Ella sollozaba, arrodillada, desnuda.

—No es que te hayas acostado con otro. Es que fingiste amarme mientras lo hacías. Es que usaste mi cama, mi casa, mi nombre... para alimentar tu vanidad.

Ella quiso tocarlo. Amir dio un paso atrás.

—No vuelvas a pronunciar mi nombre.

-- y tú dijo Amir olvídate de todo los tratos juntos tanto tuyo con los de tu famila , ustedes serán nada sin mi .

Amir salió de su casa con rabia dolor decepcion y el corazón roto .

Y salió . Sin mirar atrás.

Anuncio la ruptura del compromiso y lo hizo público cerró todo lazo con Cintia con su y también corto todo lazo con la famila de khalid la cual los dejó sin mucho presupuesto ya que estar vinculados con Amir obtenían mucho beneficios .

El sr Taylor avergonzado y molesto con Cintia no tenía cara de como ver a Amir y quitó de su herencia a Cintia que se valiera por su cuenta ya que había jugado con alguien de la realeza y el socio más importante de el .

Cintia lo buscaba y lo acosaba ella quería volver a estar con Amir y explicar que todo fue un error , el por su parte la ignoro y la bloqueo por todos los medios reforzo su seguridad para que ella no se acercara el ni a su familia a dar más de que hablar .

Y Amir se cerró para el amor y en la promesas de crear en alguien más

La carrera de modelo de Cintia no están muy buenas situaciones por lo que había echo su seguidores bajaron en cantidad y todos apoyaban a Amir.
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Desde entonces, Amir se blindó.

Uno por cada mentira.

Uno por cada sonrisa falsa.

Uno por cada caricia que no significó nada.

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Pero Khloé…

Khloé no buscaba nada. No coqueteaba. No fingía.

Ella resistía. En silencio.

Y eso era lo que más lo descolocaba.




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