"La voz entre sombras"
Khloé se despertó temprano, aún con el cuerpo algo adolorido por la jornada anterior. No se quejaba. La verdad, dormía con más paz desde que esos pequeños encargos privados le estaban dando un respiro económico. Había podido mandar más dinero a casa, y eso, en un lugar tan costoso como Dubái, era más de lo que podía pedir.
La llamada de Fátima había llegado puntual, tal como le prometió: la estaban esperando nuevamente. Ese día también tenía libre, así que aceptó sin dudarlo. Pero algo en su interior le decía que esta segunda vez no sería igual. Había algo en la forma tranquila y cortés —pero profundamente medida— en que Fátima hablaba, que la hacía pensar que todo estaba siendo evaluado.
Se preparó con sumo cuidado. No por vanidad, sino porque algo en su pecho le exigía que se viera bien. Tal vez era el orgullo. Tal vez algo más.
Tomó el metro hasta la estación donde le indicaron, y luego un auto con chofer la llevó hasta la residencia privada. Era un área más exclusiva de lo que recordaba. Las palmeras se alzaban a los lados como centinelas, y las casas no eran casas: eran palacetes de piedra clara y puertas talladas, envueltos en jardines privados que olían a jazmín y sándalo.
Una mujer elegante la recibió en la entrada. Tenía una postura firme y unos ojos oscuros que revelaban años de experiencia en cocina y carácter.
—Khloé, Buenos días mi niña me alegro de volver a verte . —le dio una sonrisa muy amable y hogareña que la hizo sentir en casa—. Me dijeron que tu postre impresionó. Hoy queremos algo similar, pero antes quiero observar más tu técnica corazón.
Khloé asintió, sonriendo con modestia. Aunque los nervios la invadían, se sostuvo con dignidad.
—Gracias por la oportunidad. Preparé algunas ideas que puedo adaptar según lo que deseen.
Sáhara la guió hasta una cocina amplia, perfectamente equipada y luminosa. No era como las industriales del restaurante: esta tenía un alma distinta, más cálida, más silenciosa--la pudo observar mejor a detalle ya que ayer se sentía muy nerviosa--A pesar del lujo, no se sentía ostentosa. Era funcional, como el corazón secreto de la casa.
Khloé se puso el delantal y comenzó. Manos firmes, movimientos precisos. Preparó un pequeño bizcocho de dátiles con crema de azahar y pistachos caramelizados, decorado con flores comestibles y un toque de miel de montaña. Un equilibrio entre lo oriental y lo occidental. Fusión. Sutileza.
Sáhara la observaba en silencio, evaluando. Cuando Khloé terminó, asintió con aprobación.
—Llévalo tú misma a la sala lateral —le indicó con un gesto—. Es para una persona. Fátima me dijo que debía ser entregado por ti.
—¿Sala lateral? —Khloé frunció el ceño levemente.
—Sí, la del fondo. Está a media luz. No te preocupes, no tienes que hablar mucho. Solo deja el platillo.
Khloé tomó la bandeja con ambas manos. La porcelana blanca contrastaba con los colores cálidos del postre. Caminó por un pasillo silencioso, sus pasos amortiguados por la alfombra. El corazón le latía con fuerza, sin motivo aparente.
Cuando abrió la puerta de la sala, el ambiente la envolvió como una ola. Era una habitación amplia, con cortinas beige filtrando la luz. Estaba a media penumbra. Una figura masculina se hallaba sentada al fondo, junto a una mesa baja. No podía verle el rostro. Solo una silueta.
Khloé tragó saliva. Algo se removió dentro de ella.
Una sensación familiar.
Esa presión en el pecho. Esa especie de electricidad en el aire. Lo había sentido antes. En el restaurante. Esa primera noche.
Se acercó en silencio. Colocó la bandeja con suavidad sobre la mesa. No dijo nada. No estaba segura de si debía hacerlo.
Entonces, desde las sombras, una voz quebró el aire. Grave. Serena. Cargada de algo más que palabras.
—Gracias.
Una sola palabra. Y sin embargo, para Khloé fue como si el tiempo se detuviera.
Esa voz.
El cuerpo le reaccionó antes que la mente. Un escalofrío le recorrió la columna, y una certeza muda la envolvió por completo.
"Esa voz… no puede ser…", pensó, congelada.
Se quedó inmóvil por un segundo. Luego se obligó a erguirse con elegancia. No podía quedarse allí como una estatua. Dio un paso atrás, como si nada, y murmuró:
—Con gusto.
Y salió.
Pero por dentro, algo en ella había cambiado.
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Desde las sombras, Amir la siguió con la mirada. No había querido que lo viera. Era parte del plan: evaluar sin intervenir. Observarla sin revelarse. Pero cuando ella entró con el postre, cuando la vio tan serena y tan firme, algo dentro de él se quebró por una milésima de segundo.
Y se permitió hablar.
Una palabra.
"Gracias."
Y ella… lo sintió. Lo supo.
Sus pupilas se habían dilatado. Lo había notado. Lo presentía. Pero no dijo nada. No preguntó.
Esa contención le provocó un respeto silencioso.
"Lo supo. Y se fue sin exigir explicaciones. Esa mujer no es como las demás."
Amir permaneció allí, con el plato delante, aún sin probarlo. Sus pensamientos estaban lejos de la comida.
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Khloé caminó de regreso a la cocina con el corazón acelerado. Trató de convencerse de que solo era una coincidencia. Una voz similar. Un hombre cualquiera. Pero no. Su instinto no mentía.
Y, por primera vez en mucho tiempo, no sabía si debía tener miedo… o esperanza.
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Sáhara le indico que lo había echo muy bien que observaba mucho talento en ella khloé sonrió y le dió las gracias muy penosamente, Sáhara le indico que ya había terminado por el día de hoy que su pago sería al completar la semana y que se verían mañana. Khloé recogió sus cosas y limpio antes de irse salió por la entrada principal y se dirigió al auto que la trajo el cual está vez la llevaría directamente a su casa.
Por el camino khloé seguía pensando en esa voz que tanto resonó en su cuerpo esa voz que la hizo quedar inmovil ella sabía que conocía esa voz ella su conciencia le decía que era el y muy al fondo de su corazón y mente sentía una alegría pero también miedo de por qué tanto interés en ella, sacudió su cabeza y se dijo internamente que debía enfocarse que no podía tontear que ella estaba en ese país era para ayudar a su familia, no podía darse el lujo de estar pensando en el amor. Minutos después el auto la dejo en su edificio dió las gracias y bajo subió en el ascensor abrió su apartamento observo que sus roomies estaban en casa observsndo la tele , las saludo y paso de largo cansada a su habitación pero aún teniendo la sensación sobre la voz de Amir.
Editado: 10.08.2025