“el Hijo del Silencio”

Título: “El Hijo del Silencio”

En un mundo donde la magia fluía como el aire, donde brujas volaban sin escobas y los hechiceros tejían tormentas con palabras, nacer sin magia era considerado una maldición. O peor: una amenaza.

El pequeño Eiden nació en el seno de una familia poderosa, reconocida por sus dones excepcionales. Su madre podía mover montañas con su voluntad, su padre hablaba con los muertos. Pero cuando Eiden cumplió tres años y no mostró el más mínimo destello mágico, el miedo se instaló en sus corazones. No podían permitir que el mundo supiera que habían engendrado a un hijo sin dones. Así que lo ocultaron.

Creció entre libros y mentiras, tras paredes encantadas y con tutores privados que no sabían la verdad. Y Eiden, observador desde pequeño, comprendió su diferencia mucho antes de que se lo confesaran. No los culpaba. En un mundo donde la magia era todo, él no era nada.

Pero Eiden tenía algo más. Un hambre insaciable por entender, una mente brillante y una pasión por la ciencia —una disciplina olvidada y casi prohibida. Entre partes de artefactos antiguos, piezas metálicas y viejos manuales electrónicos que sobrevivieron de un tiempo antes del reinado mágico, construyó lo imposible: un chip. Uno que, unido a su cerebro, le permitiría simular magia. Pero no cualquier magia. Este dispositivo le permitía acceder a los recuerdos, emociones y gestos de las personas. Y con su capacidad de análisis casi sobrehumana, Eiden aprendió a prever cada reacción, cada hechizo antes de que fuera lanzado.

El día en que pisó la Academia de Magia de Lareth, todos lo miraron con respeto. Su presencia era elegante, su control aparente de la magia, fascinante. Nadie imaginaba que cada palabra, cada movimiento, era resultado de cálculos precisos. Lo llamaban el Mago Silencioso, porque rara vez necesitaba hablar para ejecutar hechizos. Todos creían que su poder era mental, interno, ancestral.

Todos, excepto una.

Ella se llamaba Lira. Hija de la Dama del Fuego Celeste, criada entre estrellas fugaces y con un corazón puro como la luna. Bruja poderosa, pero más aún, noble. No tardó en notar algo extraño. Eiden jamás usaba varita. Nunca susurraba conjuros. Y a veces… parecía demasiado humano.

Pero fue precisamente eso lo que la atrajo. Mientras otros se maravillaban de su poder, ella se enamoró de su silencio. De la forma en que la miraba como si leyera su alma. De sus gestos tímidos, sus sonrisas contenidas. Del modo en que, pese a su misterio, siempre encontraba la forma de estar cerca de ella cuando más lo necesitaba.

Una noche, mientras las estrellas ardían en un eclipse mágico, Lira lo siguió. Lo encontró en el sótano prohibido de la escuela, trabajando con cables y pantallas antiguas. Lo vio quitarse una pequeña placa de metal de la nuca, sus ojos temblorosos, la respiración agitada.

—No eres un mago… —susurró ella, destrozada y maravillada al mismo tiempo.

Eiden se giró, sin intentar negar nada.

—No. Solo soy un chico que quería pertenecer.

El silencio que siguió fue eterno.

Y luego, sin pensarlo, Lira caminó hacia él y lo abrazó.

—Tú no necesitas magia. Eres el ser más poderoso que he conocido.

Desde esa noche, todo cambió. Compartieron secretos, risas, besos escondidos entre las torres encantadas. Pero no solo eso. Lira comenzó a investigar antiguos textos prohibidos, y en un libro sin nombre, oculto en la biblioteca del inframundo, encontró una profecía:

"Y un día, nacerá un hijo sin magia. Su mente no será tejida por el maná, pero su alma portará el cambio. Porque cuando el mundo se adormece en el poder, solo un vacío podrá despertar su verdad."

Lo miraron juntos, en la oscuridad. Sus manos entrelazadas. Sus corazones latiendo al mismo ritmo.

—¿Y si eres tú…? —susurró ella, con lágrimas en los ojos.

Eiden la miró, con una mezcla de asombro y temor.

—¿Y si no…?

—Entonces crearás un mundo donde alguien como tú pueda serlo.

Y así, sin promesas eternas, sin saber qué pasaría mañana, decidieron enfrentarlo juntos. Porque el amor que nace en la verdad, aunque sin magia, es el hechizo más fuerte de todos.



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En el texto hay: magia fantasia

Editado: 17.04.2025

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