El Hijo Oculto Del Príncipe

Capítulo 5

Las cosas estaban tensas entre las amigas, Ana tratando de explicar su actuar, Osiris empecinada en que nunca piensa las cosas y Laura tratando de mediar entre ambas.

―Laura tomará mi lugar. ―Osiris no estaba dispuesta a trabajar con Aiden. ―De esa manera no perderemos el importante contrato. ―Las miró. ―Yo me encargaré con el equipo del resto del trabajo.

―Fuiste tú quien se presentó, no puedes cederle el puesto a Laura. ―Insistió Ana. ―Eso nos dejaría mal.

―¡Pues que se aguanten y de no poder que contraten a otros! ―Alzó la voz. ―Laura es tan capaz como yo, puede demostrarlo. ―Laura suspiró.

―Osi, Ana tiene razón. ―La miró rogando calma. ―Que te desmarques solo nos hará ver como inseguras y poco profesionales. ―Lamió sus labios. ―Esta es una oportunidad para que nuestro negocio quede en un puesto sólido como siempre lo hemos soñado. ―Osiris cerró los ojos con fuerza.

―Veo que es cierto. ―Izan entró a la cocina con un porte imponente. Sus ojos fijos en las mujeres, su caminar seguro y una sonrisa arrogante en los labios. ―Cuéntenme todo, yo ayudaré a resolverlo. ―Las chicas alzaron las cejas.

―¿Qué? ―Laura rio.

―Si es cierto. —Ladeó la sonrisa. —El padre de mi compañero dijo que ustedes necesitan de un hombre, ya que hay mucha tensión. ―Asintió un par de veces. ―Y afortunadamente ustedes me tienen a mí. ―Las chicas apretaron los dientes, ¿Quién le habrá dicho algo así a su niño? ―¿Por qué me miran así? ―Izan bajó su confianza. ―¿Dije algo malo? ¿Quieren a otro hombre? ―Osiris se arrodilló frente a su hijo.

―Cielo, no puedes andar repitiendo lo que las personas digan, ¿Lo comprendes? El padre de tu compañero no es más que un descarado. ―Izan endureció el gesto.

―¿Entonces no quieren que las ayude?

―Cielo. ―Laura suspiró con una sonrisa en sus labios. ―Estamos hablando cosas de adultos, no siempre se necesita de un hombre para todo, te lo hemos dicho antes. ―Le acarició el pelo. ―Hay mujeres autosuficientes que podemos solas.

―Pero a mí me gusta ayudarlas. ―Su gesto de incomprensión y tristeza les estrujó el corazón.

―Bien. ―Ana quien era la que más lo trataba como a un niño grande, se cruzó de brazos. ―Supongamos que un amigo tuyo el cual amas como un hermano, hace algo pensando en que te está ayudando a salir de un problema grande, pero tú lo ves como algo malo y que te perjudicó. ¿Qué harías en ese caso? ―Izan lo pensó un poco.

―Ustedes siempre dicen que la comunicación es la mejor solución, aunque he visto que ofrecen bofetadas. ―Las chicas apretaron los labios para no reír.

―Ya, a esos a los que le ofrecemos bofetadas son…

―Hombres sin juicio ni carácter. ―Terminó la frase de Laura.

―Ahora. ―Ana volvió a llamar su atención. ―Digamos que la conversación no llega a ninguna parte porque cada una defiende su postura. ―Izan miró a las tres por turno.

―Se deja el orgullo y se escucha sin pensar en lo que sentimos o pensamos para tratar de comprender. ―Las chicas suspiraron, lo habían estado criando demasiado bien.

―¿Lo han escuchado? ―Laura miró a sus amigas con desaprobación. ―Izan está siendo un hombrecito maduro, así que hay que agradecerle. ―Cada una le dio un beso en la mejilla.

―Te agradecemos tu consejo. ―Osiris miró a su hijo a los ojos. ―Pero no siempre puedes intervenir en nuestras conversaciones, ¿Lo comprendes? No siempre…

―Se puede ayudar. ―Terminó la frase de su madre.

―Buen niño. ―Ana fue al frigorífico y sacó una paleta de helado. ―Te la has ganado, ahora ve a tu cuarto de juego, mira una peli y cuando acabe. ―Le guiñó. ―Baño, cepillado y cama. ―Izan más feliz por haberlas ayudado que por la paleta, corrió a su sala de juegos sin mirar atrás.

Él fue todo un hombre y cuando finalmente su padre vuelva estará orgulloso de él por cuidar a su mami y tías. El solo pensamiento lo emocionó como nunca e inevitablemente carcajeó él solito lleno de felicidad y orgullo de sí mismo.

―Lo hice pensando en Izan…

―Se nota. ―Ladró Osiris furiosa.

―Osi… ―Laura la reprendió. ―Hay que escucharla. ―No muy contenta se guardó lo que tenía para decir.

―Él está tan emocionado con la idea de que su padre volverá y cuando Aiden estaba ahí justo frente a nosotras vi todo resuelto. ―La miró arrepentida. ―Lo siento, sé que debimos hablarlo antes, pero ¿Qué sucedía si no nos contrataban y se marchaba nuevamente?

―¡Es de la realeza, Ana! ―Osiris dejó salir todo el temor que sentía. ―Los hijos siempre son de la realeza, ¡Él está a punto de casarse! ―Sollozó. ―¿Qué crees que sucedería si se da cuenta de Izan? ―Limpió sus lágrimas. ―Me arrebataría a mi hijo sin más, ¿Sabes lo que sería eso? ¡Fuiste una inconsciente!

―¡Lo hice por Izan y por ti! ―Gritó también Ana. ―Pero estás tan metida en un pensamiento tan malo que no vez lo que he hecho.

―¡Solo lo has estropeado todo!

―¡Ya basta! ―Gritó Laura atónita, ellas jamás habían peleado tan fuerte. ―En vista de que no podemos resolver esto, solo queda una cosa.

―No metas a mami Chuy en esto. ―Se negó Osiris. ―Aquí hay un solo culpable y ese es Ana.

―Anda, ¿Ahora querer ayudar es ser culpable de algo? ―Río con incredulidad.

―Está dicho, Izan visitará a la abuelita a la hora que le gusta porque lo deja dormir hasta tarde. ―Sin decirles más dio media vuelta y fue con Izan para prepararlo.

―Si mami Chuy se decepciona, serás la responsable. ―La señaló Ana. ―No puedo creer que me trates tan mal cuando lo único que te di fue la oportunidad para que hablaras con él. ―La miró mal. ―Y agradecida deberías de estar, ese hombre te comía con la mirada. ―Pasándole por el lado salió de la cocina dejando a Osiris sola.

Había pasado una semana y se las habían ingeniado para no tener que encontrarse con Carlota y Aiden, pero ya estaban preguntando que cuando se volverían a ver y debían resolver el problema. Laura quien tenía todo el peso sobre sus hombros para que sus amigas no dijeran cosas de las cuales podrían arrepentirse después, no podía hacer mucho con el contrato que debían firmar para esa boda real.




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