El hilo rojo

♪Capítulo #2.

Capitulo  #2.  

Mi mujer.


Nueva York, suena muy interesante para visitar; suspire, mirando la venta de mi oficina se podía ver una hermosa vista de parís. Mi celular sonó como loco no lo iba a tomar, volvió a ver la información que tenía en el escritorio de la oficina,  tenía una foto de ella.  Tomada por las calle de Nuevo York, su rostro era de una niña dulce, sonreí con alegría, mientras caminaba como si la calle fuera su pasarela. Mientras escuchaba música;  su cabello en un moño alto recogido una coleta, lo llevaba largo. En su rostro no tenía ni una pisca de maquillaje, era totalmente natural. Lucia elegante y casual mientras iba para el trabajo, con su jean negro ajustado que resaltaba las curvas de sus piernas; sus  zapatos cómodos de color blanco y una camisa de botones de color blanco con un nudo en la parte delantera. 


Después de tres años estas en Nueva York, ¿¡Por qué  huiste!? ¿¡Tal mal me comporte que tuviste que irte, para no verme!? Suspire; ninguna de mis preguntas tenia respuesta y aunque la tuviera enfrente no me atrevería a preguntársela. Ella estaba bajo de una droga mejor dicho  estaba bajo los efectos de un afrodisiaco que despertó su apetito sexual, mire los papel en búsqueda de algo que me sacara de la duda que he tenido durante tres años.  Una foto tras otra; la información estaba en los papeles pero lo deje para luego. Me interesaba más la foto en ese momento. 


Estaba con su tío, amigos de trabajos, entre otras; solo una me llamo la atención aunque no se veía las caras ya que estaba de espalda, era que estaba con dos niños, el niño estaba en la espalda y la niña en sus manos mientras ella sonreía de perfil. 


— ¿¡Encontró algo interesante!?— levante la foto en donde estaba en compañía de los niños. 


—Investiga si estuvo embarazada, sobre todo su vida en Nueva York; nadie se debe enterar de lo que estamos haciendo— tome dos de sus foto de la calle.


—En seguida me pongo a trabajar— el secretario salio de la oficina, aun tenia la foto de ella con los niños en las manos, sentia algo inexplicable al verla con ellos. 


Es como si me faltara algo, aun recuerdo cuando la doctora me dijo que nunca estuve esteril,  lo bueno que soy amante del condon. Pero con ella no fue asi; no se por que lo hice sin condon pero algo estaba seguro es que esa chiquilla me  conquesto con solo su presencia. Esa atracción y la tensión  sexual que habia en el lugar hizo que olvidara todo, ya estoy delirando de nuevo; por desgracia algo estaba despertando. 


—Debo controlarme — susurre, durante estas años ninguna mujer a podido satifacerme. 


*** 


Entre a la oficina, una vez más puedo respirar ahora que  hice mi presentación por la televisión me es muy difícil salir a la calle, antes podía eludirlos ahora ni eso puedo. Más difícil es llegar a casa para ver a mis hijos, Duvan y Daniela. Los mellizos son muy travieso no se de quien lo saco porque yo era muy tranquila a su edad, solo tiene dos años que pasara cuando tenga quinces, me volveré loca antes de tiempo. 


Han pasado ya unas semana de la entrevista, los contratos se están volviendo el plato de cada día. Estamos creciendo cada  día, me fui al estudio de diseño privado que tengo, puse algo de música en mis audífonos y me concentre en lo que tenía al frente una hoja en blanco esperando el siguiente diseño.  Comencé hacer mi trabajo dibujar un hermoso vestido. En mis oídos se escucha Rihanna, con su gran canción No stop música. Los trazos iba y venía, hasta incluso me puse a dibujar algo de joyería para darle espíritu  de poderío a mi diseño. Cuando suena mi celular me hizo salir de mi trance. 


— ¿¡Halo!? — respondí confundida. 


—Señorita, tenemos visita — era mi secretaria favorita sabia como despertarme de mi trance sin querer matar a nadie. 


—Hazlos pasar, estoy un poco ocupada ahora — termine de darle sombra al diseño para que se viera perfecto. 


—Le gustaría darse la vuelta, por favor. — negué divertida mientras deja el lápiz en su lugar.  


No mire mi obra de arte era algo que no me gustaba ya que le encontraba un defecto al instante, suelo ser perfeccionista en algunas cosa; al darme vuelta encontré a dos hombre, uno de ellos estaba sentado en uno de mis sillones con una sonrisa en su rostro la cual no me moleste en volvérsela, mientras el otro estaba parado mirando lo que estaba en mi espalda, por la puerta entro Santiago, con cara de diva.  




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