El hilo rojo

Capituló #8

Capítulo 8

Las escorias como tú tiene un castigo.

El tiempo pasa volando cuando te divierte, es lo que dice mi padre, estábamos en el apartamento después de  dos semana con los niños. Mire los papeles de las nuevas cuentas de contabilidad de Daniel que por desgracias esta fuera de la ciudad.  Aun no  podía creer que Claus  se haya atrevido a intentar algo con mi mujer; mire por la ventana estaba lloviendo afuera, el olor  a tierra mojada era uno de mis olores favoritos acompañado con el café.

Suspire, la lluvia me trae recuerdo cuando era niño jugaba  con mi hermana. Tome un poco de café mientras marcaba el número de mi hermana al poco tiempo escuche la voz de uno de mis sobrinos.

-OLA, tito – escuche su forma de decirme me da un poco de gracias.

-Hola, campeón ¿¡cómo estas!? – me levante del suelo mientas caminaba para mirar por la ventana. – Has metido muchos goles.

-SIP, ¿¡cuando vienes a verme jugar!? – escuche la voz de mi hermana regañado a mi sobrino. – Niño ya te dicho que no tomes mi celular, ¿¡qué pasa si es una emergencias!? – esa era la voz de mi hermana tan dulce y cariños. – es  tito…, anda a jugar con tu hermano. – se escuchó un silencio por un momento. – Hola, hermanito, ¿¡Cómo has estado!?

-He estado bien, ¿¡Y tú!? – sonreí

-Estoy de maravilla, ¿¡Ya viste a mis sobrinos!? – tan emocionada como siempre no se le escapa ni una. – cuéntame como son.

-Igual a nosotros, sus ojos son preciosos de un verde celeste, la niña se llama Daniela y Duvan tienes los ojos igual a los míos. – escuche la puerta abrirse, mire como estaba Celeste con algo de comida. – Muy pronto; lo veras deja el desespero, picarona. – le señale el celular, me sonrió mienta entraba a la  cocina.

-Cuídalos bien, su mama ¿¡cómo esta!? ¿¡Cuando vendrán a vernos!?  - siempre tan insistente, negué divertido.

 

***

Estaba en la cocina, mire por la ventana ¿¡Porque mierda me lo tenía que encontrar!? Jack me está  sacando de mis cabales, este hombre creo que por ser uno de los empresarios industriales me va a dominar. Por lo visto no sabe cómo es  una Blaster,   aparente el cuchillo aun recuerdo lo que me dijo en el supermercado.

-Crees que las personas apoyara a una perra como tú, por favor; Zack se dará cuenta la zorra que eres. – la sonrisa de arrogancia en su rostro me traía malos recuerdos.

- Soy una mujer  dura de rodee, he aprendido que  de los golpe se aprende y se hace más fuerte. Así que no me rendiré, mucho menos con una esconderé de escorias como tú, si aún sigo aquí es porque tengo una misión que cumplir; - lo mire a los ojos, para que entendiera que si algo estoy seguras es de la siguiente palabras - Destruirte.

Me marche del lugar con una sonrisa en mis labios, tome el teléfono que tenía en mi bolsillo, le marque a uno de mis amigos en Nueva York que ahora está de residente aquí en Francia, es hora de darle un golpe a la industria de medicamento de Jack.

-Buenos días, detective Klein; me gustaría hablar algunas cosa con usted de la investigación de lavado de medicamento genérico – fui al grano.

-Cuando esté disponible podemos encontrarnos. – se escuchó en la otro lado de la línea. Con una sonrisa  en mis labios.

-Me gustaría que fuera en privado no quiero que algo como lo que le vaya entregar se filtre por ahí. – le mencione.

-Claro, mmm, le parece en la tienda de pizza en el segundo piso para dos-  la picardía que se encontró en su voz me hizo recordad los día que  trabajo con mi Tío en la ciudad durante su estadía.

-Claro, que le parece el día Sábado a las 7:30 de mañana entre más rápido  mejor. – el tiempo es oro para mí.

-La veré pronto, señorita Blaster. -  colgó.

Termine de preparar la comida, la mirada de Zack me estaba penetrando por la espalda, sonreí con inocencia mientras me volteaba para mirarlo, él solo negaba con su cabeza, caminado a mí.

-¿¡Cómo te voy a proteger si no me dices que travesura estas tramando!? , dime – me tomo por la cintura. 

-No he pedido protección. Amor – le comente mientras me cogía de hombre con una chispa de travesura en mis ojos.

-Protegerte es algo que no me lo tienes que pedir, se tiene que dar desde el primero momento que te vi. – lo mire a los ojos están oscuro e intensos que me dejaron en blanco. – eres mi mujer, mi prometida, la madre mis hijos.

-Pensé que…

-Amo a eso dos niños, me encanta estar con ellos – me apretó más a su cuerpo – pero sobretodo estar con ustedes es lo que me hace querer más de esto contrato… Celeste, una vez que esto acabe te quedaras conmigo, solo conmigo.

 

 

 

 

Hola, disculpen la demora acabo de terminarla. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.