El Hilo Rojo

Capítulo 1

Cael jamás se ha sentido solo, siempre ha estado rodeado de personas. Por ejemplo, tiene un hermano, y aunque su madre murió, aún tiene a su padrastro y amigos, pero hay algo que lo ha estado molestando desde hace varias semanas: desde que ingresó a la universidad se ha dado cuenta que no es como los demás: no le gusta salir a fiestas. 

Cael disfruta mucho de estar en su habitación solo dibujando. Pero eso ha hecho que deje de ver el mundo más allá de una simple pintura, un sentimiento de tristeza que no sabe explicar ha estado ahí durante las últimas semanas.

—Creo que no me gusta —dijo viendo el cuadro, un paisaje con grandes árboles—. ¿Qué me falta? — dejó las cosas en la mesa; la pintura al óleo era algo que no hacía a menudo, pero quería intentarlo, salir de su rutina y esa zona de confort donde había estado los últimos años. 

Pero era difícil para alguien tan introvertido como Cael salir de eso. Aunque no siempre era serio, a veces decía cosas inapropiadas en situaciones nada apropiadas para sus comentarios. 

La alarma de su celular le recordó que Claudia quería verlo para charlar un poco.

Claudia era su amiga de la infancia, y aunque ella fue la primera chica por la que sintió algo, realmente no había pasado nada, ella le dejó claro que lo veía como un hermano, y después de todo ella era mayor, Cael lo había entendido. Le costó un poco de tiempo, pero aquel rechazo no había sido tan malo como había creído que lo sería. 

Tomó sus llaves y su billetera, antes de salir observó nuevamente si pintura, aún sentía que algo le faltaba. 

Lo primero que hizo Cael cuando llegó a la cafetería fue notar el atuendo particular de Claudia. 

—¿Y porque el negro? —preguntó al sentarse frente a ella en la mesa. 

—El negro es el nuevo blanco.

Cael tenía más de tres respuestas para desmentir esas palabras, pero decidió que no tenía caso hacer eso, Claudia simplemente lo refutaría y sería un ciclo sin fin.

—Cael, ¿estás bien? Tienes mala cara, como si no hubieras dormido en varias noches.  

—Estoy bien, solo es… la inspiración —Cael no sabía cómo explicar ese sentimiento extraño que lo acompañaba desde hacía tiempo, era un sentimiento que ni él mismo podía entender—. No he podido dibujar nada, y tengo mi prueba pronto. 

—¿No debes de hacer un desnudo? Te he visto y no creo que eso vaya a salir bien, te sonrojas solo de pensar que alguien estará sin ropa frente a ti ¿Estás seguro que quieres pasar por eso?  — Pregunto Claudia sin ninguna consideración al sonrojo que dé había instalado en las mejillas de Cael.

—Sí, Claudia, debo de hacer un desnudo, pero es hasta final del año. Sé que aún no estoy listo para eso, pero lo intentaré —Cael volvió a suspirar más fuerte de lo normal—. ¿No has sentido que algo te falta en la vida? 

—No, bueno sí, hay unos aretes que son muy lindos, siento que me hacen falta, pero supongo que te refieres a algo que no es material. Cael… —Claudia acercó su rostro, luego sonrió—. ¿No has intentado probar las redes sociales? 

Cael negó, las redes sociales no era algo que quisiera intentar, era algo antinatural, las personas deberían de interactuar cara a cara. Incluso cuando las personas no estaban cerca las cartas eran un buen medio de comunicación, además eran más personales. 

—No creo que eso sea para para mí. 

—Jamás lo sabrás si no lo intentas. 

—Incluso si intentara eso, no sé cómo hacerlo. 

—Yo te ayudo, es fácil. Incluso toma menos de media hora. ¿Tienes un correo? 

—Tuve que hacer uno para la escuela.

— Entonces será más fácil —Claudia saco su laptop, una nueva que acaba de comprarse y según ella, era mucho mejor que usar las computadoras de la biblioteca. 

Cael observó como Claudia le creaba su perfil. 

—Ahora solo debes de poner una foto —señaló Claudia—. Espera, ¿aún tienes tu celular plegable? ¿No has pensado en cambiarlo por uno más moderno? 

Cael jamás había necesitado un nuevo celular, ese teléfono se lo habían regalado cuando tenía doce años y jamás lo había cambiado, le servía para lo básico como contestar llamadas y mandar mensajes, ¿para qué más podría necesitar un celular? No es que Cael fuera un radical anti tecnología, solo era alguien práctico y le gustaban las cosas que la mayoría llamaba "vintage", para no decir obsoleto o viejo. 

—Ya está —Claudia le mostró la página—. Ahora solo debes agregar amigos. Bueno, te enseñaré cómo usarlo para cuándo estés en tu casa. 

—¿No te vas a quedar con eso en tu laptop? —preguntó algo asustado de que Claudia pudiera ver lo que hacía o si decidía usar la página. 

—¡Cielos, Cael! —Claudia parecía horrorizaba por aquella insinuación—. No, no haría eso —la chica anotó en una hoja su nombre de usuario y contraseña—. Puedes cambiar la contraseña cuando llegues a tu habitación, te recomiendo que hagas eso, no es que crea que desconfías de mí, pero podrías estar más tranquilo. 

Cael aún no estaba convencido de eso, ¿conocer gente en internet? No se sentía tan desesperado como para intentarlo, pero tampoco perdía nada si lo intentaba. Cuando estuvo solo en su habitación volvió a concentrarse en su tarea, eventualmente veía su pintura sin terminar. 

—Es una tontería —Cael encendió su computadora, no la usaba salvo para hacer tarea. 

¿Cómo se supone que debía de hacerlo? Tomó el papel que Claudia le había dado, con cuidado metió los datos. Observó su perfil, no había nada. Leyó las instrucciones “Añadir foto de perfil”.

Tocó ahí y se dio cuenta que no tenía muchas fotos en su computadora, salvo quizás unas de cuando se graduó del instituto. Presionó sobre una, después de un rato había personalizado su perfil. 

“Agregar amigos”. 

Uso el buscador para agregar a Claudia y Samuel, se sorprendió cuando se dio cuenta que incluso su hermano menor tenía un perfil. Justo cuando estaba por dejar de jugar con la computadora vio una foto. Una chica que parecía estar viendo algo, la foto sólo mostraba su rostro de perfil. 



#14290 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amoradistancia

Editado: 06.07.2022

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