El Hilo Rojo

Capítulo 6

No era una cita. 

No era una cita. 

No era una cita. 

Cael repetía eso una y otra vez en su mente.

—Es una cita —dijo Samuel mientras caminaban por el campus, sacándolo de sus pensamientos donde hacía por convencerse de la veracidad de ellos—. Es decir… vas a verte con alguien que ahora sabes que es una chica real. Y saldrán juntos, ergo, es una cita.

Cael se disputaba por qué había hablado con Samuel sobre Raina cuando hablarlo con Claudia tenía mucho más sentido. Pero en su lugar había recurrido a Samuel para contarle sobre su videollamada, y lo más importante… ¿Desde cuándo Samuel sabía la palabra "ergo" y cómo utilizarla?

—No es una cita —repitió por quinta vez, pero no está seguro si era para Samuel o para él—. Solo nos veremos para charlar, es una reunión informal entre dos amigos.

—Pero quieres que sea una cita —¿por qué Cael sentía que había un toque de picardía en la voz de su amigo?—. Mira, no tiene nada de malo Cael, es decir… ustedes dos tienen un vínculo.  

Eso hizo que Cael dejara de caminar y verlo como si el hermano de Claudia tuviera tres ojos. 

—¿Vínculo? ¿Qué vínculo? 

—La pintura —exclama Samuel como si fuera lo más obvio mientras codea a Cael—. Ya sabes… aunque aun no entiendo cómo no le has dicho que tú fuiste quien mandó esa carta. Eres muy raro. 

No solo el asunto de la videollamada y próxima reunión, sino que ahora agregaba el por qué le dijo también de la pintura. Había decidido que ese, que ese último, era su secreto, pero un momento de debilidad y tener en ese instante a Samuel delante de ello lo habían llevado a confesarlo. Pero si lo pensaba bien, Cael podía decir que Samuel tenía razón sobre que no había mencionado nada a Raina sobre la carta. Además, Samuel realmente había guardado su secreto, no mencionó nada, ni siquiera a Claudia. Lo cual era algo que Cael agradece mucho.

—Solo… —Cael suspiró, ¿desde cuándo Samuel tiene razón en lo que dice?—. No sé si deba decirle eso la primera vez que nos veíamos, aunque fuera por una pantalla. 

—Deberías. Mira, es algo importante —Samuel mueve las manos como si fuera a explicar algo—. Si yo fuera la chica querría saber que el chico con el que hablo es el mismo del que recibí una carta cuando era niña. Pero ustedes son raros, piénsalo bien. ¿Cuántas posibilidades había de que tu carta la recibiera ella?

—¿Y sí a ella no le parece algo lindo? —pregunta Cael, y aunque sus personalidades eran opuestas, era esa misma diferencia la que mantenía el balance en su relación con su amigo 

—Ya te lo dije, ustedes son raros, así que seguro si le parece algo lindo que… Espera, así que tú… —Samuel pareció meditar sus palabras, algo extraño, ya que generalmente decía lo primero que se le ocurría. 

—¿Así que qué? —Cael trató de que continuará con sus palabras, en esos momentos las pausas eran como un abismo en el que caía sin paracaídas mientras veía como Samuel sonreía, eso no podía ser bueno.

—… Así que no es una cita, pero estás pensando en llevarla al cine y los bolos. Si, no es una cita, para nada parece una cita —una pausa y segundos después continuó—. Cualquier persona dirá que es una cita. Además, creo que tienes miedo de que realmente se convierta en algo más que tu amiga de internet. 

Bien, Cael no está seguro de poder refutar aquella afirmación, en primer lugar, jamás ha tenido una cita más allá de sus salidas con Claudia y Samuel. 

—Tengo clase de filosofía —no tenía argumento para contradecir aquella afirmación, la acción más segura era ir a clases.

Samuel suspiró. 

—Jamás entiendo filosofía, pero oye, si te gusta, ya sabes… debes correr a la meta y anotar, quizás puedas tener tu primer beso —no necesita verlo, pero sabe que Samuel ahora está alzando las manos por el tono de voz que usó—. ¡Ya sé! Puedes invitarla a ver Netflix sin ver Netflix. ¡Piénsalo! —Samuel vio su reloj, sino se apuraba llegaría tarde a la práctica; comenzó a retroceder mientras alzaba solo una mano a modo de despedida—. ¡Solo dime si verás Netflix, puedo conseguirte protección!

Cael pensaba decirle que dejara de usar metáforas deportivas, pero Samuel ya estaba corriendo hacia un grupo de atletas. ¿Ver Netflix sin ver Netflix? A veces Cael deseaba que Samuel sufriera intoxicación por alimentos, nada mortal, solo algo muy doloroso y vergonzoso. 

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La clase de filosofía era tal como Cael describe, frases profundas que no entendía ni un poco. Al menos no al grado que la mayoría de sus compañeros. Se supone que esa clase es para pensar. Y pensar no es memorizar mecánicamente, ni imaginar. Aunque hay momentos en que actúa la memoria y la imaginación. 

—El encuentro predestinado con alguien se comprenderá más adelante —dijo el profesor—. Si hay una forma de cambiar el encuentro que cambiará tu destino, no hay forma de saberlo. Solo hasta después de que todo haya cambiado, después de que todo haya terminado, te habrás dado cuenta.

Cael trató de entender las palabras de su profesor. Pero por un breve momento sintió que estaban hablando con él, ¿hablaba de él?

—Si es así, entonces… ¿qué estaría bien hacer con este sentimiento?



#14340 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amoradistancia

Editado: 06.07.2022

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