El hombre de humo

Capitulo 2

Marcos


 

Hacia aproximadamente una hora que Marcos estaba aferrado a su silla de ruedas, intentando convencer a su pie derecho de que dé un paso a delante. La lucha era exhaustiva y mental, pero con tintes épicos. Finalmente desistió, sentía mucho dolor de estar en esa posición y francamente volver a la cama era una opción más ventajosa. Puso a andar la silla por los pasillos de vuelta al número 7 de villa invalilandia como le gustaba llamarla y al girar en la esquina vio que alguien lo esperaba en la puerta de su cuarto.

- Clara, es temprano aun para tus visitas. - Dijo

- No sabía que tenía horarios, si te molesto puedo regresar más tarde. -

- Para nada, que más tengo que hacer que compadecerme de mi mismo. -

Clara lo ayudo a sortear los pocos metros que le restaban a la puerta de su habitación. Entraron. El cuarto estaba desordenado, Marcos intentaba rehuir al orden lo más que podía, como si tuviera miedo de que al cambiar algo, por minúsculo que fuera, una parte de su memoria se viera resentida.

- Te han dado el alta. Le espeto ella restándose importancia. -

- ¿Ya? Pero, si…Supongo que necesitan las habitaciones. -

- Eso y que tú ya estás bien. El resto de la recuperación bien puedes hacerla en casa. -

- Si es que hay recuperación. - Dijo.

El Doctor dijo que tu cuerpo está sano, que todo está en tu cabeza. Ya recordaras todo y cuando menos lo esperes estarás corriendo. Además no sé qué te preocupa tanto, en los diez años que te conozco jamás has hecho deporte, qué más da otro tanto sin hacerlo.

Marcos tuvo que reconocer que era gracioso. Al menos por el momento le había servido para mejorar su ánimo. Empezó a empacar ahí mismo. No había mucho que tuviera que empacar, sin embargo lo hizo minuciosamente, como alguien que revisa la habitación de un hotel después de haber estado una temporada. Tratando de no olvidarse ningún artículo de valor.

Clara era alegre y despreocupada, siempre dispuesta a un chiste y a tratar de mejorar el día para los demás. Era bastante hermosa, de cabello negro y largo con ojos color avellana, su piel era muy pálida dotándola de un aire algo enfermizo, pero que contrastaba con una sonrisa franca y preciosa. Conocía a Marcos desde hacia mucho tiempo y a pesar que el no lo recordara tuvieron un romance al comienzo, fue la primera en saber de su estado y desde ese día lo visita sin falta.

El aire fuera era denso y el calor ya era molesto. Un auto los esperaba en la puerta así que colocaron la silla en el baulero, junto con las pocas pertenencias de Marcos y se marcharon. Durante el viaje ninguno de los dos hablaba dentro del lujoso auto. Clara tenia miles de preguntas atragantadas, si bien hacia un par de años que no sabia de su amigo, había muchas cosas nuevas en el, su aparente fortuna la desconcertaba. Tampoco pudieron ubicar a su familia ni a un lugar que frecuentara o trabajo actual. Era como si esta persona hubiera desaparecido por años para regresar sin memoria y millonaria.

Clara doblo mal en una de las avenidas principales y el automóvil Toyota fue devorado por el trafico, comenzando una discusión sin sentido del porque tomaron esta ruta y de las complicaciones que tendrían, como si ella o Marcos estarían apremiados por llegar a algún lado. La discusión empeoro a tal punto que en una distracción piso el acelerador por error y el auto salio despedido en dirección de un camión de gran porte frente a ellos. El golpe fue tremendo y lo peor se lo llevo su amigo quien no tenia cinturón de seguridad y salio despedido por el parabrisas.

Le costo un par de minutos darse cuenta de lo que pasaba, entre una multitud de personas que intentaban ayudar y otras tantas que solo querían mirar Marcos de pie contemplaba toda la escena, su propio cuerpo estaba bajo el camión deshecho, el de su amiga y compañera algo golpeada pero viva, nadie parecía notarlo ahí de pie. Se llevo las manos a la cara y las sintió muy calientes, todo su cuerpo estaba a una gran temperatura y tenia comezón por todas partes. Camino hasta el auto casi extasiado por ver que sus piernas respondían y podía mantenerse en pie, miro una, dos veces, su propio cuerpo aplastado en la acera y corrió para tratar de ayudar a Clara que parecía desmayada. Pero ni siquiera necesito llegar a ella, el auto como si reaccionara a sus propias ordenes mentales se desarmo en miles de piezas en cuestión de segundos, depositando a Clara suavemente en el suelo. Perplejo miro a su alrededor y noto como todo se detenía en un segundo eterno plasmado frente a sus ojos. Pensó en Clara una vez mas y su cuerpo se acerco levitando hasta el. Entro en pánico, temblaba y balbuceaba cosas sin sentido. El pánico dio lugar al enojo y al grito desgarrador de alguien quien acaba de perder la cordura.

Cuando el silencio recobro el control de la escena, estaba sentado en el asiento de copiloto, clara conducía con aire despreocupado mientras colocaba la luz de giro para tomar la Avenida principal.




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