Querido diario:
No es un secreto entre nosotros que hace unos años comencé a soñar con cierto hombre. Su rostro siempre fue borroso y su voz no me recordaba a nadie que conociera con anterioridad.
También sabes que él y yo empezamos con el pie izquierdo. No éramos los mejores amigos, pero con el paso del tiempo logramos acercarnos, por no decir... volvernos amigos.
Pero hoy las cosas cambiaron. Le estaba llevando su medicación para la migraña cuando lo asusté al entrar de pronto a su habitación, haciendo que tirara el frasco. Y entonces la escena tomó un rumbo completamente distinto.
El ambiente se volvió íntimo entre los dos. Ambos nos agachamos para recoger las pastillas, y nuestras manos se encontraron. El roce desprendió una calidez que nunca antes alguien me había hecho sentir.
Y pasó algo impensable para mí. Creí que era imposible, pero hoy, por primera vez, vi su rostro.
Y te juro… ¡TE JURO! que nunca me sentí tan despierta.
Sus ojos… ¿cómo puedo explicarlo? Me atraparon en ese color marrón ámbar. Sentí que atravesaban los cristales de sus lentes, que intentaban memorizar cada detalle de mi persona.
Puedo asegurarte que, en ese instante, el tiempo se detuvo. Me miró fijamente, mientras una tímida sonrisa se formaba en sus labios.
No sé si fue por inercia o por lo íntimo del momento, pero sin decir palabra alguna comenzamos a aproximarnos. Estábamos a segundos de unir nuestros labios, cuando una imagen de su esposa cruzó mi mente.
Y todas las mariposas que sentía en el estómago murieron.
Con un movimiento rápido, desvié mi cuerpo, haciendo que todo terminara en un abrazo. Solo alcancé a decir, tímidamente:
—Te quiero, amigo.
Te quiero, amigo... ¿¡POR QUÉ DIJE ESO!?
—¿¡Qué carajos!? —exclamé, enojada, dejando el diario.
Me tomé el rostro con frustración.
Empecé leyendo esto creyendo que iba a encontrar secretos oscuros, y lo único que me da este viejo diario es una chica tímida de los 2000 que no besa a su interés romántico imaginario porque está casado.
Tomé el diario para seguir con la lectura. No me importa que sea tan cursi… necesito tener el final de esta historia.
No entiendo qué problema tengo. Tal vez por eso me va tan mal en el amor. Tal vez tengo que dejar de ser tan buena.
Al fin y al cabo, es mi sueño… ¿qué importa si soy la otra? Aunque esa idea me desagrada tanto en vida como dormida.
Perdón, me estoy desviando, diario. Volviendo con el sueño: al separarnos del abrazo pude ver en su rostro una mueca entre agrado y desilusión. Pero antes de que pudiera escuchar lo que tenía que decirme...
Desperté.
Y al estar sentada en mi cama, sola, volví a sentir ese familiar sentimiento que siempre me queda al despertar de estos sueños.
Vacío.
Pero por un segundo —un milisegundo— sentí que tal vez... solo tal vez, aquel hombre de mis sueños era real.
—Guau... eso sí que es frustrante —murmuré.
Quería poder ojear unas páginas más, pero antes de que pudiera seguir leyendo escuché unos pasos acercándose a mi habitación.
Esa era la señal para esconder el diario.
🌙 Nota de autora 💌
Si estás leyendo esto… ¡felicidades! 🎉✨
Eres de las pocas personas que pueden hacerlo antes que nadie 👀💜
Decidí publicar este prólogo primero en Booknet antes que en las otras plataformas, así que sí… siéntete afortunado/afortunada 😌📖💫
El primer capítulo estará disponible a mediados de noviembre 🍂(Pero quién sabe... tal vez algunos puedan leerlo antes de la fecha 👀😉).
Gracias por leer y por acompañárme en esta locura onírica que es El hombre de mis sueños.
Nos vemos pronto 💗🌙