Recuerdo que dijo que tenía información, evidencia, ella sabía que estábamos ahí por eso y no por el dinero.
Paso mi mano por el cabello algo largo, necesitó dar con esa rata de cañería, romper ese cartel, limpiar las calles de la porquería que vende.
Hago varias llamadas y tengo varias conferencias así, poniendo al tanto de lo que ha pasado con la operación, todo esté tiempo siguiendo cada pista, hasta dar con ese barrio tan peligroso del otro lado del puente elevadizo.
Cuando termino, mi tono de policía a ha vuelto.
— ¿Sabes en qué lugar puede estar tu amiga? — mi tono serio se hace presente.
—No lo sé — me mira furiosa pero también con cautela — pero se de algunas personas que sí, solo tenemos que hablar con ellos amablemente — sus labios se curvan una pequeña sonrisa traviesa.
—Entonces tenemos que trabajar juntos, acompáñame — camino hacia la puerta, sin dudarlo empieza hacer lo que le digo, caminamos hacia la parte donde están las armas.
Al llegar al sótano, las luces parpadean constante por lo que ha pasado, los policías, van y vienen ayudando en lo que pueden, al doblar en el pasillo hay una gran puerta del más grueso metal que hay, tecleo la clave de acceso en el panel que se encuentra a un costado.
Al entrar tomó un mochil negra y pongo varias armas en ella, cosas que necesitaremos y las que creo que nos hará falta, cuando termino, me fijo que, Amber, mira cómo está su ropa, hecha un desastre, su cabello de colores despeinado, su cara manchada de tierra y un sonido rompe el silencio.
—Tenemos que irnos, en el camino podemos comer algo y podrás hacer algo con tu aspecto — levanta la cabeza y tiene a expresión que no puedo descifrar.
Dejo que pase primero así puedo ver su trasero. Lo tiene firme, su pantalón de mezclilla se acomoda de tal manera que me hechiza.
—Deja de verme el trasero, degenerado — sonrió, que mujer más inteligente.
—Con está vista como negarme, es muy excitantante — sin que se dé la vuelta puedo asegurar que está refunfuñando entre dientes.
—Y por eso morirás más rápido, cuando una mujer se te insinúa de la nada es porque sabe quién eres o busca información mientras te droga con alguna sustancia o simplemente no le agradas y te regalará una bala en la cabeza.
Me acaba de hablar como alguna vez hubiera estado en un operativo de infiltrada, es alguna de las cosas que las agentes suelen hacer.
—No me cambiare con cualquier ropa, quiero la mía y nada más — un idea pasa por mi mente, quiero ver que tanto me dejara ver.
—De acuerdo tu maleta sigue en mi auto, pero el dinero, está en otro lugar y al parecer fue mejor así, de alguna otra manera se lo hubieran llevado.
Salimos de la estación y entra en la parte trasera sin preguntar, yo saco su maleta de la cajuela y se la doy.
Después me acomodó y pongo el cinturón de seguridad después de dejar la maleta con las armas en el asiento del copiloto. Arranco y conduzco hacía ese barrio, por el espejo retrovisor veo como busca algo que ponerse.
—Mira al frente o nos matarás — se quita la chaqueta, miro al frente pero acomodó el espejo para tener mejor vista.
Se quita la blusa y veo su sostén de encaje azul eléctrico, se dobla hasta quedar escondida en la parte de atrás, cambio rápido mi vista para asegurarme de que vamos bien, al prestarle atención toma otro sostén pero en rojo, se pone otra blusa donde se puede ver sugerentemente el color, se quita los zapatos y los pantalones, toma una panti roja y se la pone.
Ya la imagine con esa ropa interior con sus botas puestas, una imagen que hace que me duela el miembro.
—Es lo único que veras ¿Pensaste que caería en tu trampa? — La muy sinvergüenza se ríe de mí — eres tan predecible.