— Entiendo Milk, no te preocupes, les daré una pensión que les alcance, Goten es un bebé, necesita de ti, si quieres cuando este más grande puedes conseguir un trabajo, por ahora prefiero que te encargues de él — Goku tomó sus cosas, aliviado por la decisión de su esposa, ya que su nueva mujer le pedía una y otra vez que se fuera vivir con ella.
Desde entonces Zangya empezó a manejar los gastos del hombre, entre otras cosas era la encargada de entregar su pensión a Milk y los niños, él solo se dedicó a entrenar, compraron una casa en un barrio muy elegante.
— Hace mucho que no veo a mis hijos, vuelvo en unas horas.
— Pero amor, hoy es el aniversario de la primera vez que estuvimos juntos, quédate y lo celebraremos como esa vez — le sonrió sensual la muchacha.
— Es que...
Como siempre, ella se salió con la suya, sobre todo cuando él quería ver a los niños, Goku terminaba envuelto en los brazos de su joven amante.
Zangya se convirtió también en la manager y administradora de los bienes de Goku. Por eso el hombre no supo que los cheques que él destinaba para su ex señora y sus hijos jamás fueron enviados.
Milk, por orgullo, no quiso llevarlo a la justicia, se las arreglaba lavando y planchando, por suerte donde iba a comprar un solo plato de comida para los tres le ofrecieron el puesto de aseadora de noche, así ya no tendría que repartir la comida entre los pequeños, y ella solo comer las sobras de sus hijos, ahora, además del sueldo, le regalaban la comida que no vendían en el día.
— Mamá, lo mejor es que me cambies a una escuela pública, la privada es muy cara — no le quiso decirle que lo humillaban en la escuela por andar con ropa vieja.
— Para nada, tú debes tener la mejor educación para ser un gran investigador, no como... tranquilo, sé cómo cubrir las cuotas atrasadas.
Vendió la casa donde había vivido luego de casarse, le dolió mucho porque se la había regalado su padre cuando se casó, ahí habían nacido sus hijos. Arrendo una pieza para los tres, para evitar que su madre tuviera que trabajar tanto, Gohan, además de cuidar al bebé, buscó como ganar dinero, por suerte Piccolo, un conocido de los primeros tiempos de luchador de su padre, supo lo que estaban pasando y lo contrató de aseador en su gimnasio, incluso le permitía llevar a su hermanito para que no tuviera que pagar una niñera, el dueño del lugar lo cuidaba.
— ¿Por qué tu madre no lo demanda? Un día traté de hablarle de ustedes, y esa mujercita se metió y me dejó con la palabra en la boca. Es una víbora, y él un idiota por dejarse manejar de esa manera.
— No queremos nada de él, Sr. Piccolo, para nosotros está muerto.
Pasado un año, Goku ya ni leía los documentos que le ponía por delante Zangya, él solo le ponía su firma. Así fue como ella se convirtió en la dueña de todo lo que tenía el hombre, que, sin ser una gran fortuna, no era poco.
Un par de años después cuando el luchador volvió de una gira, encontró su casa vacía, hasta el lavamanos se había llevado la Zangya, vendió la casa y todo lo que había dentro, en la puerta estaba pegado un sobre para él, adentro había una nota:
"Gracias por todo tu dinero, lo ocuparé bien. A todo esto, esta casa ya no es tuya, la vendí, así como todo lo demás. Ya no hay nada para ti aquí. Adiós".
Goku no comprendía nada, luego de los años que estuvieron juntos, lo dejó en la calle como a un perro sarnoso, al ir al banco descubrió que habían vaciado sus cuentas, buscó, pero nadie tenía idea de dónde se había metido Zangya.
Entonces el luchador decidió buscó a Milk, ella lo ayudaría, después de todo él la había mantenido ese tiempo y a los hijos, con el monto que les enviaba no debían haber pasado necesidades, era verdad que no se había comunicado con ellos, pero el saber que estaban bien económicamente lo tranquilizó siempre, cuando llegó al hogar que había compartido con su mujer por una década y media, se llevó otra desagradable sorpresa, había otras personas.
— Esa señora era la antigua dueña.
— ¿Por qué la vendió? ¿Se mudó a otra más grande?
— No tenía ni para hacer cantar un ciego, su esposo, ese desgraciado malnacido no le mandaba dinero, vendió la casa para comer ella y sus niños — le cerraron la puerta en la cara.
El hombre del pelo de palmera camino sin rumbo, angustiado, pensando donde podría estar su familia, entonces se acordó que una vez uno de los luchadores le quiso hablar de ellos, así que fue a buscar a Piccolo, al gimnasio donde vivía.
— Amigo... — dijo contento al ver al de piel verde en la entrada, barriendo.
— No eres mi amigo, eres una sabandija que no merece ni que lo insulten — su mirada era de un desprecio total.
— Pero...
— Ni siquiera apareciste para el funeral de tu esposa... por Dios, tuviste dos hijos con ella... y si eso no fuera suficiente encima mandaste los documentos donde renunciabas a tus derechos de padre sobre ellos — Piccolo sabía que su ex conocido era despistado, pero hacer algo así no tenía nombre — las trabajadoras sociales se los iban a llevar a un orfanatorio apenas terminará el entierro... y todo porque no querías que te molestarán más en tu nueva perfecta vida... ellos más que nunca necesitaban a su padre.
— ¿¡Murió mi esposa!? — no podía creerlo, todo era como una gran pesadilla.
— Mamá no era tu esposa, ni nosotros tus hijos, eso me lo dejó muy claro esa mujerzuela cuando fui a avisarte del funeral — su hijo mayor salió del gimnasio furioso, había escuchado la voz de quien fue su padre.
— Yo no hice eso... me engañaron... jamás renunciaría a ustedes... — quiso excusarse Goku, no podía ser cierto que Zangya hubiera hecho algo así, aunque luego de dejarlo sin nada, tal vez era verdad lo que le decían — no tuve la culpa... me engañaron.
— Mamá murió de pena... soledad... estaba agotada de trabajar día y noche para que nosotros pudiéramos comer.
Editado: 21.07.2023