Capítulo 5

Capítulo 5

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Me he confinado en la biblioteca en compañía de la Sra. Alvah mientras ésta continúa sacando libros de sus estanterías y tomando notas frenéticamente; no estoy segura si será adecuado preguntarle si quiere que le ayude en algo o, si quiera, preguntarle qué rayos está haciendo.

Estoy recostada en uno de los sofás frente a la chimenea con un libro entre mis manos al cual no puedo prestarle atención, pues mi mente continúa divagando a la noche anterior y me hago decenas de preguntas acerca de lo ocurrido; no obstante, cuando comienzo a juntar el valor para comenzar a hacer preguntas a la Sra. Alvah, Ethan entra en la biblioteca y se detiene frente a la mujer que aún no alza la mirada hacia él.

Ethan me observa y me ofrece una pequeña sonrisa, luego regresa su atención a la Sra.Alvah y dice, decidido y luciendo un tanto molesto por la actitud de su jefa: — Necesito ir al pueblo, él quiere algunas cosas así que…

La Sra. Alvah por fin alza la mirada y, luego de pensárselo unos segundos asiente con la cabeza para luego volver a su tarea.

Cuando Ethan sale de la biblioteca, le sigo rápidamente y lo detengo antes de que pueda alejarse más.

—Iré contigo —le digo, soltando su ante brazo. No estoy pidiéndole permiso, sólo se lo estoy dejando saber. Ethan me mira de una forma que reconozco de inmediato: sé que comenzará a ponerme peros, así que no le dejo comenzar a hablar. —No he visto a otro ser humano que no viva aquí desde hace semanas, necesito salir, Ethan, o me volveré loca.

Mi mejor amigo guarda silencio mientras me observa caminar delante de él hacia el pasillo que nos llevará a donde los autos se encuentran; me detengo en la entrada del pasillo y le sonrío, para luego continuar con mi camino.

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Una vez en el auto, nos mantenemos en silencio absoluto durante varios minutos en los cuales recuerdo el extraño sueño que tuve hacia unos días; hay algo extraño en mis memorias, pues noto que recuerdo cada mínimo detalle…a excepción del hombre en el paso de la luna. Ahora sólo recuerdo que había un hombre allí pero ningún otro detalle.

Fijo mi atención en el rostro de Ethan, quien está concentrado en el camino frente a nosotros. Recuerdo mi sentir hacia mi mejor amigo luego de aquél sueño y luego se me viene  a la cabeza la última aparición de mi madre frente  a mí; me muerdo el labio inferior con fuerza, irritada con las emociones contradictorias dentro de mi cabeza. No entiendo nada de lo que ocurre dentro de esa casa y comienzo a pensar que tampoco entiendo nada acerca del hombre a quien he considerado mi mejor amigo desde hacía años.

—Ethan —digo sin pensar. — ¿qué está pasando?

Él me mira de reojo, no parece sorprendido o molesto por mi pregunta y pienso que es porque ya se esperaba que mi curiosidad me ganara y comenzara  a interrogarlo, era cuestión de tiempo, realmente. Ethan suspira y mueve las manos hacia la derecha ligeramente, guiando el auto hacia la curva que nos llevará al Paso de la Luna.

La carretera ha sido parcialmente despejada de la nieve que la cubría hacia unos días y aun así, Ethan debe ser cuidadoso al manejar a través del túnel.

—Las personas que viste ayer habían estado fuera de la mansión desde hace ya un par de años. —Comenzó— El hombre es el dueño de la mansión, él es básicamente nuestro empleador pero desde que se fue recibimos muy pocas ordenes suyas, todo ha sido siempre a través de Alvah. Y la mujer es…una amiga de la familia desde hace muchísimo tiempo.

—Está bien… —murmuro asintiendo con la cabeza. — ¿“Hombre y mujer” tienen nombres?

Ethan sonríe levemente ante mi pregunta burlona y luego asiente, mirándome durante unos segundos para luego volver toda su atención  a la carretera frente a él, ya estamos casi saliendo del túnel.

—Ella es Isobel Gowdie —responde y antes de continuar murmura un “y él es” casi como si fuera un suspiro; a mí me sorprende el cambio tan drástico en su expresión al mencionarlo de nuevo, parece como si le hubiera agregado unos cuantos años, le noto preocupadísimo. — Dion Harvick, el hermano mayor de Orien.

Hasta este punto ya hemos cruzado una buena parte del pueblo para poder llegar a su centro, Ethan tomó diversas calles serpenteantes y, justo cuando estamos a punto de llegar, el inusual bullicio y las molestas luces de las patrullas nos desvían por completo de nuestra conversación.