Capítulo 8

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Su respuesta me deja aún más confundida de lo que ya estaba pero decido no preguntar ni pensar mucho en ello; y aunque quisiera hacerlo, el dolor y el terror aún paralizan mi cuerpo.

Orien me ha arrastrado cuesta arriba mientras yo lloro de dolor; cuando el camino se llena de piedras y difícil de transitar mientras arrastras el cuerpo de alguien, Orien me ayuda a levantarme y yo reposo casi todo mi peso sobre su cuerpo. Caminamos lentamente porque estoy tan adolorida que cada vez que doy un pequeño paso siento como si el aire dejara mi cuerpo además, mi visión se nubla.

A este paso jamás volveremos al camino inicial.

Mientras subimos, concentro mi mirada en las piedras bajo mis pies…un camino de sangre las mancha porque es por aquí mismo donde esa cosa me arrastró. Ver mi propia sangre manchando el camino de esa manera es algo irreal, como si estuviera en una película de terror de la que no estoy segura voy a salir con vida…es más, no entiendo cómo es que aún estoy consciente.

Varios minutos después, llegamos a la puerta del maldito jardín que Orien quería que viera junto a él. Lo maldigo en voz alta al ver que luego de la entrada hay escalones que subir. Nos sentamos en una gran roca y descansamos un rato ahí.

Orien se arrodilla frente a mí y es ahí cuando tengo el valor de mirar detenidamente mi pierna por donde aquella bestia me arrastró. Mi pantalón está completamente roto  desde la rodilla y no puedo ver muy bien la herida gracias a la sangre que aún emana de ella. Además de adolorida estoy realmente preocupada por mi falta de sensibilidad en esa área…debería sentir el gélido viento en mi piel, pero ni siquiera siento el dolor, sólo una extraña presión donde los colmillos de es bestia se enterraron.

El adolescente coloca sus dedos sobre mi pierna y retira algunos jirones de tela para poder observar mejor la herida. Quiero pedirle que use algo de esa tela para cubrirla y detener el sangrado, pero el sonido de voces conocidas a la lejanía nos distrae.

A unos cuantos metros de nosotros puedo divisar a Ethan junto a la Sra. Alvah y siguiéndoles justo detrás están el hermano mayor de Orien e Isobel, ésta última le ayuda mientras él trata de subir el camino de piedra con un bastón como apoyo.

Mis ojos se posan inmediatamente en Ethan, quien está descalzo sobre la nieve y sólo está utilizando un pantalón negro y una gabardina gris sobre sus hombros, pareciera como si alguien acabara de prestársela y estoy segura que fue Dion Harvick, quien está mirándome como si quisiera estrangularme ahí mismo, en la luz natural puedo ver una cicatriz que surca su rostro desde el puente de su nariz hasta la mitad de su mejilla izquierda es  más visible—estoy segura que no estaba ahí la última vez que lo vi—. Luego, sus ojos azules se posan sobre su hermano menor y se endurecen aún más.

La Sra.Alvah está sosteniendo dos cobijas fuertemente entre sus pálidas manos y su expresión me desconcierta; la mujer está claramente preocupada por nosotros y es la que camina más apresuradamente hacia nuestro encuentro. Coloca de inmediato las cobijas sobre nosotros y sostiene el rostro frío de Orien entre sus manos, murmurándole algo que no puedo escuchar mientras examina su rostro en busca de algún daño.

Luego, sus ojos se posan sobre mí y se agrandan al ver mi estado.

—Dios… —murmura al arrodillarse frente a mí y ver todas las heridas surcando mi cuerpo. No quiero imaginarme cómo luzco después de ser arrastrada colina abajo por una serpiente gigante. — Tenemos que salir de aquí, estás perdiendo mucha sangre y no sé…

Es interrumpida por Ethan al acercarse a mí y levantarme con delicadeza. Estoy aterrada, no sólo de lo que ocurrió, sino también de él…las palabras de Orien sobre mi mejor amigo vuelven a mi cabeza y me arriesgo a mirar al adolescente de reojo, éste me sonríe y me guiñe el ojo como si yo pudiera comprender a lo que se refería.

Dion e Isobel están detenidos unos cuantos metros más abajo y cuando pasamos a su lado el hermano mayor de Orien detiene con fuerza a Ethan por el antebrazo, puedo ver cómo aplica presión con sus manos enguantadas. Ethan le sostiene la mirada y por unos momentos pienso que alguno de los dos va a tirar el primer golpe, pero nadie lo hace, Ethan se libra de su agarre con brusquedad y continúa su camino conmigo en sus brazos.

Minutos después no logro soportarlo más y dejo que la oscuridad me arrastre con ella, necesito dejar esta realidad atrás…aunque sea por un rato.

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Cuando despierto, la Sra. Alvah y  Gala están sentadas en dos sofás verde botella a los pies de la cama; Alvah está guardando unos pequeños frascos de medicina dentro de un bolso de cuero negro mientras Gala la observa con detenimiento, pero hay algo en la mirada de mi hermana que me sobresalta. Está pálida y visiblemente alterada y la forma en la que mira a la mujer es algo extraña, como si Alvah fuera un animal exótico que mi hermana jamás ha visto y está tanto fascinada como asustada.

— ¿Gala? —su nombre deja mis labios en un susurro agónico que ambas logran escuchar. Mi garganta está ardiendo y me hace toser sin poder controlarme mientras ambas se levantan de los sillones, Alvah dice algo sobre traerme algo de agua y Gala se sienta cuidadosamente en la orilla de la cama, su mano se posa sobre la mía y trata de consolarme. Intento hablar de nuevo, pero el dolor en mi cuerpo se hace presente y me hace gemir y soltar algunas lágrimas.