"La Llegada de la Noche"
La habitación se convirtió en un escenario de terror. Mis padres retrocedían, aterrorizados, mientras yo me sentía fascinada por la escena. El Hombre Lobo, el Hombre Alto y los Niños de los Ojos de Linternas nos rodeaban, sus ojos brillantes como la luna llena.
—Sí, los llamé —dije, mi voz firme—. Los llamé para que vieran la verdad.
Mi madre gritó, cubriéndose la boca con la mano. Mi padre intentó protegerla, pero estaba paralizado de miedo.
—¿Qué verdad? —preguntó el Hombre Lobo, su voz baja y amenazante.
—La verdad de que no estoy sola —dije, sonriendo—. La verdad de que ustedes están aquí, y no me dejarán en paz.
El Hombre Alto se rió, su sonrisa creciendo en su rostro negro como la noche.
—Eres una pequeña valiente —dijo—. Pero no sabes lo que te espera.
Los Niños de los Ojos de Linternas comenzaron a reír, sus ojos brillando como luces estroboscópicas.
—¿Qué quieren de mí? —pregunté, mi corazón latiendo con fuerza.
—Queremos tu miedo —dijo el Hombre Lobo—. Queremos tu alma.
Mi madre gritó de nuevo, y mi padre intentó llevarla fuera de la habitación, pero el Hombre Alto los detuvo.
—No —dijo—. Queremos que vean el espectáculo.
La habitación se oscureció, y la luna llena se reflejó en el suelo, iluminando la escena de terror.
La habitación se convirtió en un escenario de pesadilla. El Hombre Lobo y el Hombre Alto nos obligaron a sentarnos en la cama, mientras los Niños de los Ojos de Linternas bailaban alrededor de nosotros, sus ojos brillando con una luz sobrenatural.
—El espectáculo comenzará pronto —dijo el Hombre Alto, su voz baja y amenazante.
De repente, la habitación se llenó de sombras y luces extrañas. Mi madre gritó, cubriéndose la cara con las manos. Mi padre intentó protegerla, pero estaba paralizado de miedo.
—Mira, Eleanor —dijo el Hombre Lobo, señalando hacia la ventana—. Mira lo que viene.
Una figura emergió de la oscuridad, su rostro distorsionado por el miedo y el dolor. Era una mujer, vestida con un traje blanco, su cabello largo y despeinado.
—¿Quién es? —pregunté, mi corazón latiendo con fuerza.
—Es tu abuela —dijo el Hombre Alto—. La que nos llamó.
Mi madre gritó de nuevo, y mi padre se levantó, intentando protegerme.
—No —dije, deteniéndolo—. Quiero saber la verdad.
La mujer comenzó a hablar, su voz baja y triste.
—Llamé a los espíritus oscuros —dijo—. Los llamé para que me ayudaran a protegerte, Eleanor. Pero no sabía que serían tan peligrosos.
El Hombre Lobo se rió, su risa como un aullido.
—Ahora es demasiado tarde —dijo—. Ahora eres nuestra.
Editado: 03.12.2024