Luego de cuatro meses de desesperación y frustración, Jay abrió los ojos. Los rostros de alegría de sus padres brillaron con aires de incredulidad al ver a su hijo moverse. Había dormido desde hacía mucho tiempo. Un coma de cuatro meses.
-¿Que año es? -dijo Jay con su buen humor, aun después de sentirse tan mal.
-Hijo... -las lágrimas de alegría brotaron de sus ojos.
-Estábamos tan preocupados... -dijo su madre llorando de alegría.
El Dr. Hopkins se preparó para darle a Jay la noticia.
-¿Listo para escuchar?
-¿Tengo opción? -dijo Jay relajado.
-Empezaré entonces. Las pulgas que alteré genéticamente desarrollaron un veneno potente que mataría al más grande de los mamíferos. Al menos eso creía yo. La pulga que te picó te inyectó un veneno potente que mató tus células, detuvo la mayoría de tus organos y te apago ciertas partes del cerebro. Milagrosamente, el veneno también cumplió la función de reactivar todos tus órganos y ponerlos a funcionar a tope, luego de presentar todos los sintomas que casi te matan. Al final, haciéndote examenes, pude ver que todos tus valores están óptimos... excepto...
-Excepto... -miraba Jay a su padre con curiosidad y preocupación.
-Excepto que tú ADN, aparte de haber sido destrozado por el veneno, fue recombinado y reconstruido por el mismo, como si lo reparara o mejorara, convirtiéndote en un organismo con bases nitrogenadas divididas en un 75% Homo Sapiens Sapiens y 25% Siphonaptera.
-Papá sabes que no entiendo latín...
-Eres un organismo 75% Humano, 25% Pulga, inculto.
Jay, muy sorprendido, se mantuvo pensante durante varios minutos sobre lo que acababa de oír.
-Eso significa que soy un... "Hombre Pulga"?
-Eso lo voy a confirmar en cuanto te haga unas pruebas. Ya dije a la escuela que estás de reposo. Vamos a investigarte hijo, me aseguraré de saber qué te hizo esa mordida.
Trás la noticia, la inseguridad de Jay aumentó, así como su curiosidad de saber lo que le depararía el futuro.