Leyna se encontraba en su trabajo como cajera en el supermercado der la avenida seitch, mascaba chicle con una expresión aburrida en su rostro, pasaba los productos sin prestar demasiada atención, pues ya se sabía el procedimiento de memoria, lo podría hacer aun con los ojos cerrados, cuando termino de pasarle sus compras a una rara señora con un sombrero demasiado feo para su gusto, ya había terminado su turno así que decidió ir a cambiarse , pero en el camino escucho la voz de un niño, ella no haba visto a nadie entrar al supermercado , claro que tampoco había estado muy atenta que digamos, tampoco veía a más personas por allí , el niño debía de estar solo, y no eran horas adecuadas para que un niño anduviera si un adulto por ahí , debían ser aproximadamente las 2 am, decidió ir de una vez al pasillo en el que se encontraba la voz pero no oyó nada cuando llego al pasillo donde había escuchado la voz con anterioridad, creyó que su mente le estaba haciendo una mala jugada por las pocas horas de descanso que tenía , pero cuando estaba a punto de abrir la puerta se escuchó una risa infantil al otro lado del corredor , sentido un escalofríos recorrer su espalda y ese acerco lentamente al lugar de donde provenía el sonido pero cuando estaba por llegar al lugar sintió que la observaban desde alguna parte del local , se detuvo abruptamente y empezó a mirar hacia todos lados, ya se estaba asustando , por esa razón no percataba que detrás de la estantería de las comidas para los perros se encontraban un par de ojos juguetones y maliciosos; decidió salir sin cambiarse , ya mañana recogería sus cosas , pero recordó que en su bolso estaban sus llaves y sin ellas no había forma de entrar a su departamento así que decidió coger coraje y fue corriendo a la puerta que estaba al otro lado del corredor , era un pequeño cuarto de descanso para los empleados donde podrán guardar sus cosas, cuando ya estaba dentro de las ajustadas cuatro paredes pudo soltar el aire que sin darse cuenta estaba conteniendo , cuándo estuvo cambiada y ya se había convencido a si misma que lo anterior solo había sido una mala jugada de su mente se dispuso a salir …
-buu-
-aaaaaaaaa, hijo de su condenada madre, por todos los dioses-
Pero cuando solo había dado un paso afuera ya tenía un grito en la boca el cual le había provocado el susto que le había pegado un chamaco de no más de 10 años, se retorcía en el suelo de la risa mientras ella aún estaba en shock por el susto, si no quisiera tanto a los niños seguro que ya le habría dado sus buenos cabezazos pero se conformó con darle una mal mirada
No supo que decir, pues no se esperaba esa respuesta, el niño noto su desconcierto y se dispuso a recomponerse
-no se preocupe, no los recuerdo muy bien –
-Ok entonces ¿con quién estas por acá a estas horas?-
- Con mi hermano mayor-
-¿y donde se encuentra? porque no veo a nadie por acá
- debe estar consiguiendo dinero o quien sabe que, me dijo que lo esperará acá hasta que llegara, espero no le moleste señorita
Leyna prefirió no hacer comentarios sobre cómo se imaginaba que conseguía el hermano mayor del niño dinero y lo observo con una expresión enternecedora por la muestra de educación que había mostrado y ese tono tan cordial con el que se había dirigido hacia ella
El niño hiso un asentimiento con la cabeza y se dispuso a salir ya que se había a cordado que había dejado al pobre perro que siempre lo acompañaba, solo y sin comida, se le había olvidado alimentarlo en la mañana y ahora el pobre animal chillaba casi en silencio entonces decidió volver s la tienda y coger comida para el animal , leyna le observaba atentamente , aquel niño le causaba cierta curiosidad , pero no dijo nada , dejo que cogiera el alimento del animal y lo acompaño a las afueras del supermercado
-me gustan mucho los perros señorita…
El niño que se había mantenido callado hasta ese momento, observaba al animal con adoración mientras se dirigía a leyna, noto que no se había presentado y que él tampoco le había dicho su nombre.
- Leyna, leyna Berry, ¿Cómo te llamas tú?
-Soy Jack Harris tengo 9 años, y vivo con mi hermano Oliver Harris de 19 años y con mi perrito Rodolfo de edad indefinida -
el niño le sonrió y puso su mano izquierda en su frente como si fuese un militar o algo por el estilo, también le mostro una sonrisa gigante y noto que le faltaba uno de los dientes de adelante, le pareció una imagen demasiado tierna , como si lo ensayara a menudo, ella no pudo contener una risita por el gesto y el monólogo que le había dicho el niño,, el volvió a ponerse en su posición de antes y siguió acariciando al canino
El niño me observaba con una sonrisa en su rostro y yo me preguntaba internamente cuanto tuvo que sufrir este pobre niño para tomar esa perspectiva de los humanos, pero decidí quedarme mejor con la duda y acompañarle en silencio hasta que llegase su hermano mientras el jugaba con el canino.