Para mi fortuna la persona que entro fue la sirvienta, quien aparte de darme aviso que la comida estaba lista me recomendó que no hurgara en las cosas ajenas, mientras cenaba mi tío llamo para decir que llegaría más tarde de lo habitual, yo aún perturbado apenas probé bocado alguno había perdido totalmente el apetito.
Aquella noche mientras dormía tuve una horrible pesadilla, en ella me veía inmerso en el ritual que vi en las fotos, entonando de forma reiterada y al unísono el nombre de QUIMERA, posterior a esto vi como del cielo se abría una especie de portal del cual emergía una horrible criatura de tres cabezas, una rara mezcla de cabeza de león macho cabrío y un dragón, tenía un tamaño colosal, su aparición provoco la reverencia de todos los ahí presentes, esta bestia escupía fuego con el cual finalmente yo moría terriblemente calcinado, desperté a mitad de la noche empapado en un frio sudor y preso de una incontrolable curiosidad por seguir leyendo aquel libro.
No pudiendo controlar aquel oscuro deseo volví a la oficina de mi tío, busque desesperadamente el libro, pero no lo encontré, simplemente no estaba, entonces una ira se apodero de mí y en una casi enfermiza reacción intente derivar el estante de libros al hacerlo, descube algo increíble, detrás de este había una escalera caracol que llevaba a un oscuro sótano, la curiosidad fue más grande que el miedo así que decidí bajar.
Lo que vi y había allí abajo supero con creces el horror de la pesadilla que había experimentado, en ese lugar que evidentemente era un laboratorio alguna mente enferma o genial había jugado a ser dios, todos esos animales con los que mi tío llegaba estaban ahí solo que. ya no eran como antes, al fondo habían capsulas gigantes e inmersos en un extraño liquido verde puede ver especies que no encaban con ninguna vista en la zoología, uno de ellos era un primate que poseía cuatro paras igual a las de un caballo y en su cara tenía un pico como el de las aves, en otras de las capsula flotaba un murciélago gigante pero este tenía una cabeza canina, en una capsula aun más grande estaba aquel mosntruo, imponente, la criatura de mis pesadillas… ahí estaba frente a mí la quimera, con sus tres cabezas: de león, cabra y serpiente, tenía unas alas de ave gigantes. Reposando en aquella cámara solo desee no estar ahí el día en que esa criatura despertase, era tan espantosa como increíble, el creador de estas aberraciones no merecía el perdón de dios.
Creo que fue en ese momento que enloquecí, comencé a reírme de forma esquizofrénica y tirarme de los pelos, no recuerdo con exactitud los hechos posteriores, pero al intentar salir derribé una jaula, de la cual vi elevarse a un pequeño ser peludo, con cuerpo de mono y alas, de sus cabezas salían un cuerno como el de los alces, este engendro empezó a emitir un horrible sonido, Salí corriendo de ese maldito lugar sacado del infierno, con el ser detrás de mí. En mi escape choque con mi tío en el pasillo, al parecer había llegado recién, traía sus ropas mojadas por la fuerte lluvia, intentó detenerme, preguntándome que me ocurría pero yo aun en shock solo atine a seguir corriendo, fue entonces que la criatura ataco a mi desafirtuando tio, tenia que huir de esa casa como fuese, al llegar al salón principal resbale y casi encima de la entrada de la mansión resbale con la alfombra fue cuando aquel ser se me vino encima, yo solo atine a cubrirme, podía sentir sus garras en mi carne cuando escuche un disparo y aquella horrorosa criatura me soltó, al levantarme vi a mi tío con escopeta en mano, y muy agitado.
- ¡Irresponsable! -me grito mientras me apuntaba con su dedo- tu curiosidad traerá consecuencias.
Al terminar de decir esto soltó de golpe el arma y llevó las manos a su pecho en un gesto de dolor, desplomándose en el piso, me acerqué a él para socorrerlo, fue entonces cuando tomo mis manos apretándolas fuertemente con las suyas, haciéndome una petición que quedó grabada a fuego en mi memoria:
- ¡No le digas a nadie lo que viste aquí!, tus ojos y los del mundo no están preparados aun para ver nuestras creaciones.
Dicho esto, sus manos soltaron las mías, sus ojos se cerraron… había muerto, al día siguiente la autopsia revelo que mi tío falleció de una afección cardiaca que venía arrastrando hace años, la mansión fue adquirida por amigos de él, todos hombres de ciencia y yo fui enviado a la casa de unos primos. Nunca más volví a saber de aquella “Sociedad de la Quimera”, ni mucho menos comenté lo que ocurrió esa noche a nadie, pero desde ese día jamás volvía ser el mismo.
CONTINUARA…