El hospital

ENFERMERO

Hoy cumplo tres años siendo enfermero del hospital psiquiátrico dirigido por el gran Dr. Foster, el mejor psiquiatra que haya nacido. Aunque fuera un hombre de pocas palabras era muy querido por todo aquel que lo conocía, preguntase a quien preguntase te dirían que es un gran hombre con gran preocupación en los demás, su vida se basaba en salvar a las personas que por equis circunstancias han sufrido un evento traumático en su vida y han sido dañados mentalmente.

Sí, es un gran hombre siempre y cuando tu no seas una de esas personas a las cuales “arreglar”.

— Buenos días.

Le saludo el capitán barba gris, así se hacía llamar el paciente F2. Un señor de muy avanzada edad al que sus hijos lo abandonaron aquí porque ya no aguantaban que cada vez que veía a sus nietos los quisiera matar alegando que eran duendes y para conseguir su fortuna había que abrir su estómago y así obtener el mapa que escondían en su interior. Tenía prohibido estar cerca de niños.

A su paso se encontró con casi todos los pacientes del sector F, algunos estaban caminando libremente por los pasillos y otros estaban encerrados en sus cuartos por seguridad. Este sin duda era el mejor sector de todos lo que había a su parecer, aquí no estaban tan locos, hasta parecían medios normales, no como los del sector K, el Dr. ni se asomaba por allí sin su escolta de seguridad y enfermeros hábiles con agujas.

El enfermero fue hasta el cuarto de la esperanza, así le llamaban, al entrar se encontró con la habitual camilla que se usaba en todo hospital ya sea de enfermos físicamente o mentalmente, solo que esta tenía un extra, a sus costados colgaban cuerdas de un gran grosor. Era para atar a los pacientes cuando eran examinados por el doctor, se enojaba mucho si se movían y por error lo tocaban, decía que ellos estaban enfermos y era contagioso, por eso él quería radicar por las buenas o por las malas a la enfermedad o al paciente. Como le gustaba decir al buen Dr. Foster “muerto el perro, se acabó la rabia”.

La puerta del cuarto se abrió y entró otro enfermero, este le saludo y se puso a ordenar los utensilios del Dr. eso significaba que estaba por llegar y que hoy le tocaba a un paciente del sector F, cada día era un sector diferente y un único paciente. Le gustaba tomarse su tiempo con ellos.

El enfermero vio la hora y solo faltaba dos minutos para que sean las cinco y terminar con su jornada laboral, así podría irse a casa y disfrutar de lo que queda del día con su esposa y su bebé. Al dirigir sus ojos a la mesa vio un archivo y sin poderse contener por saber quién era el paciente del día, lo abrió y leyó:

El paciente F9 presenta serios problemas de personalidad, a las cinco de la tarde en punto sorprende al personal médico presentándose y actuando de manera similar a otros pacientes del hospital, concretamente del sector F.

 

 

 

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En el texto hay: misterio, locura, hospital psiquiatrico

Editado: 10.12.2022

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