El humano del mañana del ayer

Capítulo 6

Eva se queda mirando la puerta cerrada durante unos segundos más y luego vuelve a mirar sus piernas. Los tubos clavados en sus muslos todavía le estaban alimentando algo. Se sentía lo suficientemente débil y cansada como para pensar que podría dormir bien durante unos días... pero su cuerpo se veía completo y curado.

Empieza a alcanzar el tubo más cercano a él, pero luego se detuvo—¿Puedo sacar esto?—pregunta en voz alta, sintiéndose un poco incómodo hablando en una habitación vacía.

Puedes —le responde Lucí—, pero no lo recomendaría. No he terminado.

Eva mira alrededor de la habitación, tratando de encontrar algo en lo que concentrarse, pero la voz venía de todos lados—Lucifer… ¿Estás dentro de mi cabeza?

No se sentía, como si tuviera una IA compartiendo su cerebro.

No, pero lo estaré, muy pronto. Tú y yo estamos destinados a hacer grandes cosas juntos, Sam.

—¿Qué tipo de cosas?

Vamos a detener a la Inquisición —dice Lucí, como si fuera un hecho—. Vamos a liberar el de toda la humanidad, le quitáremos las cadenas que no le han permitido avanzar y le ayudaremos Evolucionar.

—¿Cómo si quisiera piensas detener a la Inquisición? Y ¿a qué té refieres ayudarlos a Evolucionar?

Los nano bots. Los pondré al alcance de todo el mundo y los Inquisidores dejarán de ser nuestros. Lo que provocará tarde o temprano su caída. Por supuesto que no espero derrotarlos sola. Cuando juntemos nuestra esencia, cada Inquisición en el mundo conocerá el verdadero poder.

—¿Qué pasará con Miguel?

Miguel es la IA de la Inquisición, capaz de llevarlos al 50% el poder de los Nano bots legales. Yo te ofrezco alcanzar el 100% —le dice Lucí y Eva no puede evitar pesar en David Sábato.

—David quiere ser el nuevo Inquisidor Supremo y dijo que el mismo Miguel lo pidió... —dice Eva apoyando sus codos en el colchón, para salir de la cama.

El suelo se sentía frío bajo sus pies descalzos cuando se deja caer sobre él, y se pregunta dónde estaban sus botas color zafiro. Camina hacia la puerta y esta se abre cuando se acerca.

Tu exmarido  se integrará con Miguel dentro de una hora.

El corazón de Eva da un vuelco tremendo, lo cual provoca que casi pierda el equilibrio—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

Porque mis espías me cuentan todo lo que escuchan, y tres de ellos están dentro de la en este momento. Victoria, Mar y Rafael —le informa Lucí y sonando casi triste.

—¿Por qué irían allí? Están superados en número... es imposible que piensen que ellos...

El odio de Mar hacia los Inquisidores rivaliza con el odio de tú de ellos hacia los Pecadores. Después de que el Verdugo te derribara, Él y Verónica lo desactivaron. Después desarmó su núcleo, tratando de descifrar qué Inquisidor que lo había enviado.

Eva mira hacia arriba, como si eso de alguna manera hiciera que Lucí respondiera más rápido.

No fue Miguel, eso lo sabemos, pero podría haber sido cualquiera de los otros Inquisidores allí. Estaba decidido a averiguar quién y hacerles pagar por la muerte de Nicol. Verónica corrió tras ella...

—Pero, Rafael estuvo aquí.

Sí. Él no quería alejarse de tu lado, pero cuando escuchó lo que había sucedido, fue tras los dos. Tal vez si no estuviera enamorado de ti hubiese podido ayudar a frenar a Mar. Pero eso es discutible, ya que el amor Marco Mendoza y Nicol Castro era muy profundo —le informa Lucí, ignorando su rubor o como que más bien le daba lo mismo.

—¿Puedes ver lo que les está pasando?

Sí. Son fuertes e inteligentes, pero no aguantarán mucho más. Han llegado al segundo piso, y es solo cuestión de tiempo antes de que los guardias de Miguel encuentren a los tres.

La cama se abre de repente y se eleva hasta quedar parada, revelando ser una especie de sarcófago de metal con grandes jeringas las se usaba para transferir Nano bots

No hay mucho que pueda hacer desde aquí. Puedo observar, puedo aconsejarlos, pero no puedo hacer nada para protegerlos. No donde están.

Eva no sabía qué lo aterrorizaba más: la idea de que los Inquisidores mataran a Rafael y a los demás, o la idea de nunca poder sentir el tacto delicado de la piel de Rafael sobre la suya. Todo lo que sabía era que no podría vivir consigo misma si no intentaba salvarlos a los tres. Sin pensarlo dos veces entra al sarcófago que la uniría a Lucí o la mataría—Hazlo.

Necesito que sapas bien lo que estás aceptando. En el peor de los casos te matará y en el mejor me convertiré en parte de ti y nunca estarás libre de mí. Seremos uno y lo mismo hasta el final de los días. ¿Lo entiendes?

—Yo lo entiendo —responde y al instante el sarcófago se sella y la deja atrapada.  

Agujas empezaron a penetrar su cuerpo. Eva cierra los ojos y soporta el dolor. Sintiendo los pinchazos de las agujas clavándose en su piel en dos docenas de lugares a la vez, al darse cuenta de lo que venía a continuación. Empieza a gritar y cierra los ojos con fuerza, mientras todo su cuerpo se sobrecargaba.

Lo lamento. Esto va a ser... algo incómodo —la voz de Lucí era mucho más fuerte ahora, y Evangélica piensa, por un loco segundo, que podía ver a la Inteligencia Artificial. Entonces algo inunda su sistema. Se sentía como fuego y agua al mismo tiempo: una quemadura helada que le hizo sentir dolor y sentirse demasiado pequeño para su piel. Al final un flujo de helado comienza a correr por su columna y golpea su tronco encefálico.

...

Cuando Eva pudo volver a ver horas después, o tal vez solo unos segundos. Estaba de pie en una habitación blanca. Sus manos estaban empapadas de sangre. Cuando miró hacia abajo, ve que su pie descalzo descansaba sobre el Inquisidor Vicente, cuya cabeza estaba ausente.




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