AISHA ROBINSON
UNIVERSIDAD
EN ALGÚN LUGAR DE ALEMANÍA
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Cómo siempre la semana ha estado cargada de exámenes, trabajos y al fin ha llegado el fin de semana, esos que siempre vienen cargados de fiestas, alcohol y cosas así. Sé que mi amiga me dirá que vaya con ella una vez más ¿Acaso no entiende que prefiero estar en mi casa?
— ¡Esta noche tenemos fiesta! — anuncia mi amiga con emoción.
— Que bueno, pero no cuentes conmigo — su brazo rodea mis hombros y sutilmente lo retiro.
Tengo que entrar a la próxima clase, así que atravesamos el campus con ella siguiéndome los pasos.
— No seas aburrida — pone mala cara — Cada vez que te invito a algún lugar, dices que no puedes o que estás ocupada.
— Porqué lo estoy — sigo caminando.
— ¡Es solo una tonta fiesta!
Me siento incómoda cuando se pone en el plan de rogona. No soy ninguna aburrida, simplemente no me gustan los sitios ruidosos, no me interesa ver a un montón de adolescentes toqueteandose, comiéndose a besos en cada esquina a donde voltee.
No, eso no es parte de mi plan.
— Sabes muy bien que no es lo mio — sigo caminando — No me gustan las fiestas y no voy a ir, así que no insistas — pocas veces he asistido a reuniones familiares, pero de allí a meterme en un lugar donde no conozco a nadie, una fiesta de fraternidad, eso jamás.
— ¡No lo puedo creer! — protesta — ¡Todo el tiempo es lo mismo contigo! — me toma del brazo y me hace mirarla a pesar de que voy apurada a mi otra clase — Tienes que ir, es hora de que consigas a un hombre — ruedo los ojos. Siempre piensa lo mismo, que necesito ir por allí coqueteando.
Aunque para mi queridísima amiga parezca aburrido, prefiero ser una chica bajo perfil, de aquellas que pasan desapercibidas y no le gusta llamar la atención. Si, otra forma de decir que soy aburrida o timida, que me gusta estar en mi habitación leyendo un libro, antes que revolcarme con algún hombre que no conozco y olvide cómo me llamo al día siguiente.
— No me interesa — me suelto de su agarre, miro el horario y en una hora tengo que estar en el aula — Ve tú y diviértete — el pasillo está abarrotado de estudiantes, parece que todos estan hablando de la bendita fiesta que habrá está noche.
— Pero, quiero que me acompañes — parece una niña chiquita haciendo pucheros.
— Ya comportate — se cruza de brazos — Si tantas ganas tienes de ir, ve tú sola.
Me saca la lengua y seguimos caminando por el pasillo,cuando unas risitas de fondo me hacen voltear por pura casualidad. De pronto lo veo, allí está, el chico popular de la escuela que tiene a todas las mujeres locas, es nada más que mi querido mejor amigo. Mejor dicho, un amigo de la infancia aunque ahora parece que no somos tan cercanos. Y no está solo, nunca lo está, lo acompaña una chica que se sienta en sus piernas, rodeándolo con sus brazos. Es una chica bonita, rubia de cabello corto, pero sus pechos definitivamente son demasiado falsos, tan falsos cómo el tinte que utiliza. No me atrevo a mirar tanto en su dirección, ya que estan dando un espectáculo signos de ser expulsados cuando ella le está besando el cuello delante de todos.
Si, definitivamente eso sería algo que yo jamás haría.
Vuelvo la vista hasta donde estan y no quiero admitir que desde hace un tiempo, veo a mi amigo cómo un chico bastante simpático. No negaré que llama mucho la atención de cualquier chica que se le cruce en el camino, definitivamente en un fuckboy en toda la regla. Ya estoy algo cansada de verlo con una mujer diferente a cada momento, las cambia como si estuviera cambiando de ropa interior. Casi nadie lo sabe, pero somos prácticamente vecinos, vivimos relativamente cerca uno del otro y es cómo que nuestras familias se conocen de toda la vida.
— Dios mio Aisha, tú amigo es una total fantasía — murmura Camila a mi lado.
Volteo a verla y se muerde los labios cómo si estuviera viendo un dulce manjar de los dioses. Siempre sucede, cuando no es mi amiga son algunas que se me acercan a pedirme su número o que les saque alguna cita. Es totalmente desgastante.
¿Acaso se han vuelto locas? No entiendo qué les sucede a estas chicas.
— Bueno, si quieres ser una más de su lista de admiradoras — señalo con disimulo a donde está sentado — Adelante, te invito a formar parte de su patético club de fans — miro en dirección a la exchibicionista pareja cuando los ojos de él se conectan con los míos.
Mis pasos se detienen abruptamente y el muy descarado me guiña un ojo. Es un patán engreído y arrogante.
— La verdad, no me molestaría serlo si eso me va a dar unos minutos con él — me da un empujoncito que hace que desvie la mirada — Si sabes de lo que hablo ¿no? — levanta las cejas de forma sugerente.
— Lo que digas — le doy la espalda tanto al arrogante ese cómo a la tonta de mi amiga siguiendo de largo a lo que realmente me interesa.
— ¿Estas celosa? — el tono burlón me hace volver a detener mis pasos y la fulmino con la mirada.