KÁISER CROWTHER
ALEMANIA, BERLÍN
VERDADES Y CONFUSIONES
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La noche se me ha hecho realmente una larga tortura, es poco lo que logré descansar y ahora estoy despierto antes de que suene la alarma. Miro la hora y son las seis de la mañana, estuve pendiente de ella toda la jodida noche, parece que cayó muerta y varias veces me asomé a la habitación para asegurarme que no se fuera a ahogar con su propio vómito, pero estaba completamente dormida y regresaba a la sala. Estoy de muy mal humor, no puedo creerme tal estupidez que teniendo un cuarto propio, tenga que dormir en el sofá porqué a la niña le dio por emborracharse cómo una irresponsable, volverse loca y terminar soltando todo lo que se tomó en el asiento de atrás de mi auto.
Me siento un momento procesando todo lo que sucedió, me peino el cabello con las manos y me jode que haya consumido la poca paciencia que tengo. Es una completa desquiciada y juro por Dios, que voy a asesinarla cuando despierte. Inhalo un poco de aire y voy al baño ya que necesito una ducha. Debo llevar el auto a que lo laven y le quiten el olor a vómito, además pasaré por la lavandería porqué su vestido es un desastre.
Entro a la habitación para buscar ropa limpia y una toalla, intento no hacer ruido para no despertarla y la veo sobre mi cama, totalmente rendida con el cabello desparramado sobre mis almohadas y parece que se ha movido en medio de la noche ya que tiene las piernas al descubierto y puedo ver perfectamente sus muslos.
Me quedo allí parado cómo un jodido pervertido, ¿Acaso me estoy volviendo loco? ¿Qué carajo es lo que me sucede con ella? Tengo que controlar mis pensamientos, ella no es cualquier mujer, Aisha es mi amiga y… la verdad es que ahora mismo la estoy viendo cómo más que una amiga, mis ojos la ven cómo una mujer, pero me odiaré si hago estupideces. Busco lo que me voy a poner y lo mejor es que salga de aquí, de la casa del puto país si es necesario para no joderlo todo.
Salgo de la habitación y me meto de inmediato debajo de la ducha con el agua fría, dejo que el agua caiga por mi espalda y al cerrar los ojos la imagen de ella contra la pared contra mi cuerpo,me hace apretar las manos en puños de solo imaginar su desnudez, la forma de sus pechos, la curvatura de sus caderas y…
¡Joder, tienes que sacar eso de tu cabeza Káiser! — golpeo la pared con frustración y me voy al baño. Necesito esa ducha con urgencia.
No puedo joderla con ella, es solo una amiga y nada más. Si comienzo a tener pensamientos de está manera con Aisha, me voy a volver completamente loco. No es la primera vez que la veo cómo una mujer. Y no seré hipócrita de decir que no es realmente bonita, es mucho más que simplemente linda. La suavidad de su piel, sus piernas torneadas, el largo de su cabello y el contraste que hace su piel y la mía.
Solo es un instinto de protección, desde pequeños he tenido este sentimiento que debo protegerla, quizas eso me tiene confundido y ando imaginando cosas que no pueden ser. Ahora somos adultos, cada quien ha hecho su vida y… No, tengo que salir de aquí, debo alejarme de ella un momento si no quiero joder está amistad.
Salgo de la ducha con una toalla envuelta alrededor de la cintura, mientras me miro en el espejo rememorando lo que no debería. Me coloco los boxer, el pantalón deportivo y la sudadera. A pesar de que la quiero ahorcar por la estupidez de emborracharse, se me forma una sonrisa en el rostro al recordar la manera en que balbuceaba incoherencias, es cómo si estuviera protestando consigo misma y peleara no sé con quién.
Estoy listo y antes de irme, regreso a la habitación, solo para asegurarme que siga dormida, ni siquiera se ha movido del lugar y me acerco con cuidado.
— Ya vuelvo — deposito un beso en su cabeza, pero ella se mueve y estira la mano cómo si quisiera alcanzarme.
— ¿D-dónde estoy? — parece que sigue dormida.
— En mi casa — le subo la cobija, tapando su piel expuesta — Saldré un momento, estás en tú casa.
Ella sonríe, pero parece que todavía no se ha enterado que está en mi casa. Acaricio su cabello que parece tener un poco de humedad y su cara se inclina cómo si quisiera sentir mi calor.
— Tengo que irme — aparto mi mano y ella vuelve a acomodar la cabeza sobre la almohada.
— No te vayas — murmura, pero no puedo quedarme un tiempo más. Ella me lo está poniendo bastante difícil.
— Vuelvo al rato, debo lavar tu desastre nena — me inclino para darle un beso en la frente y ella cierra los ojos quedándose completamente dormida.
Salgo de la habitación, tomo las llaves del auto y al salir a la calle me subo la capota sobre la cabeza y me alejo de aquel lugar donde no debería estar mientras tenga este tipo de pensamientos con ella, desnuda cerca de mí y la piel húmeda por el agua.
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Casi medio día me tomó hacer todo lo del auto, el vestido y además vine a casa de un amigo para poder despejarme un momento. Llame al idiota del amigo de Aisha, para decirle de todo por dejar que se emborrachara a ese nivel.
— ¿Y ahora está en tu cama? — pregunta Derek, quién escuchó mi queja de anoche.