El Idiota Del Que Me EnamorÉ

VERGÜENZA

AISHA ROBINSON

ALEMANIA, BERLÍN

UN PASADO ME PERSIGUE

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Estoy un poco molesta e indignada con la llegada de Dante, no entiendo que es lo que busca si queire que ahora tenga un problema con Káiser, pero cuando necesitaba que estuviese pendiente de nuestra relación, se la pasaba metido en fiestas, con su amigos y seguramente con alguna chica a su lado.

— ¿Qué ronda tu cabeza? — pregunta Káiser.

— Nada, solo estoy en blanco — es mentira y él se da cuenta.

Seguimos en mi casa, me dijo para salir y desistí ya que no quiero dramas, estoy un poco desconcertada con lo que sucedió antes que él llegara.

— A mi no tienes que mentirme nena — acaricia mi mejilla — Te conozco muy bien.

Es cierto, me conoce perfectamente, lo que sucede es que no quiero contarle todo lo que sucedió. Si le digo que Dante, prácticamente me amenazó para que lo dejará y volviera con él, se volverá loco y querrá irse solo para arrancarle la cabeza y prefiero no tener más problemas.

— Realmente no estoy mintiendo — finjo una sonrisa — Solo no quiero más problemas.

Sus ojos me miran con tanta intensidad, que parece que está adivinando mis pensamientos.

— Si sabes que no creo en eso ¿cierto? — entrecierra los ojos.

— Es tú problema — me acerco a él, para que deje de pensar en eso y le doy un beso en los labios.

Afortunadamente, Káiser es un hombre bastante pasional, lo que quiere decir que si le das la atención que desea, dejará de lado cualquier problema para enfocarse en disfrutar y eso es lo que hago momentáneamente.

Sus labios junto a los míos es algo que se siente muy bien, me gusta mucho estar así, en paz, tranquilos, simplemente compartiendo un momento juntos donde nadie pueda interferir entre nosotros. Su mano se desplaza por mi espalda, la película ha quedado en un segundo plano y los besos se van poniendo cada vez más intensos, se lo permito, pero de vez en cuando mi cabeza va nuevamente a la escena que montó mi ex novio está mañana.

¿Quién se cree para amenazarme? ¿Se piensa que es mi dueño y que puede decidir por mí?

— Nena, ¿sucede algo? — parpadeo confundida y me acabo de dar cuenta que nuevamente me quedé en blanco.

Diga lo que diga, está vez no va a creerme, sabe que algo me sucede.

— No… la verdad es que yo…

— Si vuelves a mentirme, voy a levantarme de está cama y me iré — nunca amenaza en vano. Sabe que algo me sucede, por mucho que quiera ocultarlo.

La verdad es que no quiero contarle absolutamente nada, pero si no le digo será peor y si lo averigua por su propia cuenta eso le sumará mucho más peso a la mentira. Así que mejor le cuento lo mejor que pueda todo lo que ha sucedido.

— No quiero que…

— Dímelo de una vez.

Suelto un suspiro y me resigno a que debo contarle cómo pasaron las cosas. Me siento y recuesto la espalda en el espaldar de la cama. Me mira con el ceño fruncido y desvió la mirada.

— Vino cuando mis padres estaban saliendo — empiezo — Ellos saben que terminamos, pero no tienen idea de los detalles creyeron que venía cómo un amigo más de la escuela, pero la verdad…

— Entró cómo una maldita rata de alcantarilla a molestarte — interrumpe molesto apretando los músculos de su mandíbula.

— Káiser…

— ¡No me endulces las cosas Aisha! — le da un golpe a la cama, está furioso.

— Deja de gritar, si te pones así no voy a contarte nada — me cruzo de brazos.

Hace un movimiento de cabeza para que continúe, trago grueso y lo miro por un momento a los ojos, para regresar mi atención a la pantalla del televisor.

— Estaba en mi habitación cuando lo escuché entrar, estaba de espaldas a la puerta así que no me percate de quién era hasta que… — no sé cómo decirle esto.

— ¿Hasta que que Aisha? — presiona.

— Hasta que me envolvió en un abrazo que rechace de inmediato porqué no reconocí tu olor — parece que hace todo un esfuerzo por contenerse, aprieta los puños y espera a que continúe — Me dio un susto y entró cómo si nada hubiera sucedido entre nosotros hace algún tiempo.

— Continua — pide.

— Le pedí que se fuera, que no lo quería aquí y que me soltará — siento cómo mi cuerpo comienza a temblar por los nervios — Dijo que se alegraba de verme, pero de un momento a otro todo comenzó a cambiar, se puso un poco más…

— ¿Un poco que? — sigue insistiendo conteniendose.

— Tú sabes, un poco más molesto — la palabra no sería molesto, la verdad es que se puso algo cariñoso y bastante grosero.

— ¿Quieres continuar? — se levanta de la cama caminando de un lado al otro, está realmente molesto.

— Le insistí que se fuera de mi casa, pero repetía que teníamos que volver, que lo perdonara y que dejará mi relación contigo.

Me fulmina con la mirada y sé que solo está conteniendose por que mis padres están afuera de la habitación. Pero, seguramente quiere destrozar algo, su cabeza quizás.




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