El Idiota Del Que Me EnamorÉ

CAYENDO EN UN ASQUEROSO JUEGO

KÁISER CROWTHER

BERLÍN, ALEMANIA

SOY UN COMPLETO IDIOTA

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No puedo creer lo descuidado y estúpido que he sido en este momento al contestar esa llamada. Sabía perfectamente que esa mujer andaba detrás de mí, que sus coqueteos no eran para nada discretos y aún así le respondí en altavoz, buscando mi propia tragedia con la mujer que amo.

— ¡Déjame en paz de una vez! — le grito en la cara a la tonta que tengo enfrente.

— No puedes tratarme así Káiser — se acerca, pero me alejo para que no me toque.

— Me importa una, te lo dije muchas veces que ella era importante para mí — no le agrada lo que digo, pero lo siento, es la verdad.

— ¿Ahora es importante? — ironía en su voz es lo que siento.

— Siempre ha sido importante — dejo en claro.

Se cruza de brazos, limpia una lágrima que se le escapa y me mira fijamente.

— Hace unos días no lo parecía — me recuerda — Dijiste que estabas un poco hastiado fueron tus palabras, de tener que sacrificar tu escasa libertad — aprieto los dientes odiándome por haber tenido que aceptar la solicitud de esta mujer.

— Pues ahora lo es, y quiero que me dejes en paz — le doy la espalda, pero me sujeta del brazo enfrentándome.

— ¡Me dijiste que querías estar conmigo! — grita y comienzo a aturdirme con sus boberías.

Me acerco a ella y la sujeto del cuello. Está vez no es para nada una de mis prácticas, lo hago de forma agresiva y sus ojos se abren por la impresión.

— Mira niñita estupida — aprieto un poco más — Jamás intentes compararte con ella, por qué te queda grande en esa asquerosa boca — tiembla — Aisha, es la mujer con la que yo me casaría y tú solamente eres la que llevaría a una esquina, le bajaría el pantalón y me la ¿si lo has entendido?

Le tiemblan los labios, intenta que la suelte y no lo consigue. La sola idea de que ella se crea mejor que Aisha, o que pueda ocupar su lugar de lo que sea, está completamente equivocada. Mi chica es única, irremplazable y de lo que me arrepiento ahora mismo es de ser un completo idiota que no puede mantener las manos quietas y tener que joderla, yo soy un idiota, ella es una santa y no se merece esto.

— Entonces... — tartamudea — Quiero que... me — suelta y muy a pesar de que estar molesto, sus solas palabras me hacen flaquear y sin pensarlo mucho me inclino hacía ella y le robo un beso.

No voy a mentir, puedo con la mujer que se me dé la gana, pero ahora mismo sus labios me saben a hierro, no lo disfruto de ninguna manera, las imágenes de Aisha en el baño conmigo, de nosotros anoche haciendo el amor me amargan y me torturan, y aún así la parte más hija de que llevo por dentro, sigue besándola cómo si realmente lo estuviera disfrutando.

— No eres nadie Alina — la llamo por su nombre — Eres solo un pedazo de carne del cual quiero disfrutar un momento — soy cruel, mis palabras la ofenden, pero no le molesta porqué solo es una pequeña mujerzuela que ofrece su cuerpo.

Nuevamente las imágenes de Aisha desnuda sobre la cama llegan a mi cabeza y empiezo a retroceder y a dudar de lo que estoy por hacer. Esto sería el fin de todo, si me acuesto con está mujer se terminaron las cosas con ella, besarla ya es una falta de respeto para una mujer que me ha dedicado los mejores momentos de su vida.

— Puede que no sea nada para ti — jadea — Pero, ahora es a mí a quién estás besando, no a ella — sus palabras activan algo dentro de mí que me hace apartarme de ella.

La veo de arriba abajo, tiene la blusa desabrochada, los labios rojos y la respiración acelerada. Una marca en su cuello por el agarre de mi mano sobre este mismo. Parpadeo confundido, me siento un completo imbécil, aunque no la he desnudado, siento que acabo de cometer el peor error de mí vida, ella no se merece esto, Aisha no se merece que yo le haga está maldita jugarreta.

Me limpio la boca quitando el asqueroso sabor de sus labios y ese brillo nefasto que no huele a nada, me acomodo la ropa, me peino el cabello con las manos y salgo de allí. No miro a ningún lado, si me doy cuenta que alguien me ha visto, no sabre cómo justificar mi salida de este lugar. Subo a mi auto, lo enciendo y me voy de allí sin más.

— ¡M*ldita se*! — golpeo el volante y siento tanta rabia que los ojos se me humedecen.

Soy un patético, soy un tremendo idiota que acabo de dañar los mejores momentos con la única mujer que me ha amado incondicionalmente. ¿Que voy a hacer si ella se entera de esto? No tengo una justificación, no tendría, busque este problema y ahora debo solucionarlo.

Una hora manejando sin rumbo alguno, doy vueltas por la ciudad y terminó en un bar, no soy un bebedor, pero ahora mismo necesito un trago bien frío. Estaciono, apagó el motor y me bajo con las manos temblando, el teléfono no me ha dejado de sonar y no tengo que mirarlo para saber qué se trata de Aisha, pero ahora mismo no tengo cara para darle. Prefiero esperar un poco, si ya se enteró no tengo justificación y si no lo sabe, no puedo simplemente decirle que la amo cuando bese a otra mujer y casi estuve a punto de acostarme con ella.

El lugar está abarrotado, hay mujeres semidesnudas por todos lados, me voy a la barra y pido un trago de Bourbon, no soy estúpido y sé que es algo que me quemara la garganta y más para una persona cómo yo que no está acostumbrada a beber frecuentemente, para no decir que nunca.

— Hola guapo — dice una mujer con los pechos casi afuera pasándome las uñas por los brazos.

— Lo siento, no estoy para ahora mismo — abre los ojos impresionada y luego me da una sonrisa ladina.

Me tomo el trago y de inmediato me hace toser, siento que me quema todo el cuerpo y sacudo la cabeza, grave error, eso solo hace que me maree así que pido un vaso de agua y prefiero salir de aquí, antes que cometa una estupidez. Miro mi teléfono y un mensaje de Aisha hace que me sienta ridículamente estúpido.




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