El Imperio Perdido.

Capítulo 1: Londres bajo la niebla.

División de Investigación Paranormal, Londres
23:47, una noche fría y lluviosa en diciembre.

La lluvia golpeaba los cristales de las ventanas en el edificio gótico de la D.I.S (División de Investigación Sobrenatural). Un lugar que, aunque solitario, nunca estaba verdaderamente vacío. Dentro, entre las sombras danzantes de lámparas antiguas y monitores parpadeantes, Alana Meridia examinaba un informe con los ojos entrecerrados. El papel estaba manchado de tinta y agua, como si hubiera sido transportado apresuradamente.

Alana, era una elfa de cabello platinado y mirada penetrante, mantenía su postura rígida y profesional, aunque su mente estaba sumida en un torbellino. Había dedicado su vida a la División, investigando sucesos que la humanidad no podía explicar, pero esta misión en particular le incomodaba más de lo habitual. Los faunos siempre habían sido problemáticos, pero últimamente sus actividades parecían más organizadas, más calculadas.

----¿Otra vez el cuarzo de diorita?---- Preguntó Alana en voz alta, mientras dejaba el informe sobre la mesa. Su acento ligeramente musical contrastaba con el frío del ambiente.

Desde el fondo de la sala, un hombre de complexión robusta y barba rojiza levantó la mirada de un mapa extendido sobre su escritorio. Era Fergus, su compañero de equipo y un veterano en la División.

---- Sí. Parece que este grupo de faunos ha encontrado una manera de sacar toneladas de eso fuera del país. ¿Pero para qué demonios lo necesitan? No tiene sentido.

---- A menos que tenga propiedades que desconocemos,---- intervino una tercera voz, más suave y medida. Era Vivienne, una maga humana y analista de la División. Su cabello oscuro estaba recogido en un moño, y sus dedos estaban manchados de tiza tras largas horas dibujando patrones en un tablero. ---- qHe estado investigando. La diorita no es exactamente mágica, pero hay menciones de ella en algunos textos antiguos. Se dice que se usaba para fines ritualísticos, tal vez y que estructurado en una arquitectura de orden sagrada servía para abrir portales."

Alana frunció el ceño.

---- ¿Y a dónde están enviando todo esto?"

Vivienne señaló un mapa digital que parpadeaba en la pantalla principal.

----El rastro se pierde en el Atlántico. Y las exportaciones se dirigen a algún lugar de Sudamérica, pero los documentos falsificados terminan ahí. No podemos identificar el país de destino."

Fergus resopló, cruzándose de brazos.

----Faunos traficando minerales por medio mundo. Como si eso no fuera suficientemente raro, si fuera Droga me cuadraría, pero esto, las cifras no cuadran. Estamos hablando de cantidades masivas, Alana. Esto no es un pequeño contrabando. Es una operación a gran escala.

Alana se acercó al mapa, sus botas resonando en el suelo de madera.

---- Aún con todo, no podemos ignorar esto. Si están moviendo ese volumen de minerales, significa que alguien lo está financiando. Y lo más inquietante... no sabemos quién ni por qué."

Vivienne asintió.

----He oído rumores, pero nada confirmado. Algunos dicen que los envíos están relacionados con actividades antiguas, en Sudamérica, se dice que todo esa región está llena de criaturas que veneran rituales extraños. Pero sin pruebas, es solo especulación.

Fergus miró a Alana con una mezcla de cansancio y preocupación.

----Lo que sea, Alana, no será bonito. Estos faunos no son los únicos involucrados. He oído cosas sobre híbridos apareciendo cerca de los puertos. Quizá tengamos algo más grande entre manos."

Alana permaneció en silencio un momento, observando las líneas del mapa que se desvanecían en el Atlántico.

----Entonces sigamos el rastro. Si Sudamérica es el destino, encontraremos a alguien que nos diga más. Pero primero, necesitamos atrapar a esos faunos."

Fergus gruñó en aprobación mientras Vivienne revisaba un conjunto de runas en la pared.

---- Si encontramos su próximo punto de encuentro, tal vez podamos interceptar el siguiente envío. Pero no nos queda mucho tiempo.

La elfa asintió con determinación.

---- Entonces no lo desperdiciemos. Reúnan a los equipos. Esta vez, no dejarán Londres sin que lo sepamos.

Las gotas de lluvia seguían golpeando las ventanas mientras la División se ponía en movimiento. Aunque Alana la agebte de la D.I.S no lo sabía todavía, estaba a punto de dar el primer paso hacia un misterio que cambiaría no solo su vida, sino el equilibrio de dos mundos.

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Puerto de Tilbury, Londres,
2:01 de la madrugada,

El puerto de Tilbury, normalmente repleto de actividad durante el día, era una extensión de sombras y sonidos apagados a esas horas. Los contenedores metálicos formaban un laberinto irregular, mientras las luces amarillas de las grúas iluminaban fragmentos de la densa niebla. Alana, Fergus y Vivienne se encontraban ocultos detrás de un contenedor oxidado, observando en silencio.

Frente a ellos, un grupo de faunos trabajaba rápidamente, moviendo sacos y cajas hacia el interior de un carguero de aspecto destartalado. Los faunos eran más altos que un humano promedio, con cuernos torcidos y pezuñas que resonaban débilmente sobre la madera húmeda del muelle. Sus movimientos eran ágiles pero llenos de tensión, como si temieran ser descubiertos.

----Ahí están,---- susurró Fergus, con su mano descansando en el mango de un martillo colgando de su cinturón. ----Malditos cabrones. Mira la cantidad de esa maldita diorita.

Alana entrecerró los ojos, observando cómo los faunos cargaban pesados bloques de piedra gris moteada, la diorita. Pero eso no era todo. Entre los cargamentos, alcanzó a distinguir otros minerales que no pudo identificar de inmediato. Fragmentos iridiscentes que parecían reflejar la poca luz del puerto.

----Eso no es solo diorita,---- murmuró Alana. ----Hay algo más. Mira esos destellos. ¿Qué crees que esten transportando?




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