El Inicio del Reino Lycan

Capítulo 45

 

Misión fallida

 

 

Lycans, reconocidos por su naturaleza imponente y fuerza en Combate; hábiles, máquinas de guerra en la batalla que con su transformación los volvían oponentes formidables. Aunque con todo ello no se debía creer que eran invencibles… Los Lycans debían aprender a no subestimar a un adversario… No subestimarlos en sus propias tierras.

 

Corriendo sobre la nieve, atravesé apenas una cierta parte de la llanura blanca que rodeaba la Fortaleza de Sangre.

Sentía ser rápida. Sentía que transformada era más rápida que el galopar apresurado de un caballo, pero el golpe de realidad ante los rayones oscuros que pasaban por mis lados, demostraban lo equivocada que estaba y que las historias de la velocidad que tenían la especie de los Vampiros no le hacían justicia a la realidad. Menos cuando al fin llegando al frente del pueblo que al principio atravesamos, estaba lista una escena para ser dramáticamente narrada.

 

Traspasando el menudo pueblo donde se podía ver el caos que dejaron la tropa de soldados que envió Demetri bajo el mando de Lars, se encontraban varios dispersos en el suelo, la mayoría vivos pero duramente retenidos por los mismos Vampiros que por supuesto tenían una sólida ventaja.

 

No entendía en que estaban pensando. Incluso yo que no se nada de política se que es un gran riesgo pisar otras tierras sin permiso, peor aún intimidar a la gente del pueblo de un reino muy aparte.

 

Reduciendo por total la velocidad y solo caminando oculta tras varios soldados en perfectas posiciones alineadas como murallas pertenecientes al Reino Vampiro, mantuve mi presencia baja…

Los mismos soldados esperaron las órdenes de dos personas que estaban por delante. Uno de ellos en especial, que a cada paso que inició a dar, una aura espectral la acompañaba, causando intimidar a cualquiera cerca de ella, provocando que yo levantará muy en alto la guardia pese a encontrarme a una distancia respetable.

 

—No negaré haber subestimado la insolencia de su especie —Estando por delante habló con un timbre natural firme y alto llegando a que todos la oyeran. —Pero atreverse a cruzar mis tierras, amedrentar contra mi pueblo —endureció su voz y pude observar como tensó los músculos de sus hombros delgados—. ¿Cómo se atreven? ¿Cómo se atreve la bestia que sigue a Demetri?

Aún tratando de pasar desapercibida en medio de las líneas de Vampiros, sabía que era una broma lograrlo. Era obvio que estaba siendo totalmente notada entre ellos, pero continúe caminando hacia el frente por el simple hecho de que solo recibí miradas y nada más. Nadie trato de detenerme, y si exagerara, parecía que en medio de un grupo de Vampiros un Lobo que anduviera entre ellos era lo más normal.

Extraño si. Loco ya no tanto con todo lo que se vivía.

 

—Nuestro Rey no tiene nada que ver en eso —Llegando casi por total al frente y manteniéndome a un costado, aún unos pasos detrás de esas dos personas de espadas, observé mejor lo que se desarrollaba al frente. —El Comandante decidió atacarlos por libre albedrío. Trayendo consigo a sus tropas para tratar de intimidar a su Majestad Katiana en torno a no haber aceptado una alianza con mi Señor.

Del otro lado. De frente a los dos Vampiros específicamente, tres personas eran retenidas de rodillas con una cuerda negra asegurada en el torso por otros tres Vampiros detrás de ellos que sostenían la punta, empuñando en sus manos libres distintas armas de filo en el cuello de sus apresados.

 

—¿Es eso así? —La mujer delante de todos los soldados, acompañada un par de pasos atrás por un joven de aspecto sereno y más expresiones, interrogó pensante. —¿La bestia que sigue a Demetri cree poder doblegarme en mis propias tierras con unas simples tropas? —su mirada nula se centro en el medio de los aprendidos— ¿Te crees realmente tan poderoso?

Hizo una pregunta directa a una persona directa pero ésta persona en lugar de prestarle la debida atención había desviado su mirada hacia mi dirección, desde que me quede en el área cautelosa de la Líder de los Vampiros.

 

Describir los tipos de sentimientos que recorrían mis sentidos eran palabras demasiado extensas de explicar ahora, más si debía enfrentarme de nuevo a esos ojos negros que atraían a una profunda oscuridad en medio de ellos. Una oscuridad que en lugar de sentirse frío era cálido. Se sentía cálido tan solo mirarlo, se sentía bien pero ahora, no estábamos del todo bien. Algo que corría bajo mi responsabilidad. Por mis acciones, reconocía el reproche en los ojos de Seth, un reproche entendible y justificado.

 

Las fijas miradas que nos lanzamos en medio de una sería disputa, fue irresponsable y eso lo hizo ver el soldado detrás de él que con un sonoro golpe de la empuñadura de su arma, golpeó un lado de su cabeza. —Se bueno Lobo y respóndele a mi Reina —Reconocí al Vampiro, era uno de los tres que nos recibió en los límites del pueblo. Exactamente el que me llevó en su caballo, y reconocerlo como alguien que se portó caballeroso, no evitó que un ligero gruñido brotará de mi interior llamando así toda la atención que no quería.

 

Pude haber maldecido en diez diferentes formas pero la molestia que sentía por el golpe que asentó era mayor. Pero fue mayor la consideración de Seth para quitarme la atención del resto con sus solas palabras que lo caracterizaban cuando se portaba altivo y egocéntrico ante los que lo irritaban.

—Respondiendo a su Majestad no me creo para nada poderoso —enderezó su espalda sin ser de impedimento la atadura en su cuerpo—. Yo soy poderoso y si quisiera doblegarla no haría falta ni la mitad de estas tropas. Conmigo solo, basta y sobra.

 

Corregía mis palabras de solo haber añadido a Lars como alguien estúpido… Seth se acababa de ganar un puesto a su lado.




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