Cadenas doradas
La manada Fenrir. La tercera manada Guerrera, existente antes del gobierno de la Reina Selene. Catalogada entre una de las más fuertes, sobre todo por la justicia que brindaban y las mentes ágiles que formaban, eruditos de alto nivel…
La manada Fenrir, aunque tenía la reputación baja a comparación de la primera manada Guerrera como Warriors y la segunda Strong, no se acobardó en la disputa de los herederos, ni el la rebelión que llevó a subyugar a la especie humana…
Así como cada manada en distintos lugares del mundo, tomaron diferentes partidos, Las tres principales manadas no fueron una excepción. Aunque el primero fingió mantener neutralidad en el asunto, desde lejos se podía ver a quien apoyaba. El segundo fue más obvio y directo como su líder, pero el tercero.
El tercero fue el único en dar su apoyo al segundo hijo en la línea de sucesión y al legitimo Gobernante que la fallecida Reina eligió.
Después de eso Fenrir era mayormente repudiada por otras manadas contrarias, ya que la mayoría que eran cercanas se habían unido al bando opuesto, pero esto no desestabilizo a su gente. Ellos con las ideas sobre la razón, se sentían orgullosos de seguir sus ideales, su lógica.
No bajaron la cabeza. No sé sintieron inferiores. Tal vez sea por su propia especie orgullosa o tal vez sea por su inquebrantable Alfa que se mantenía firme como el acero, motivando al resto y teniendo fuertes palabras que decir.
—Solo eres un niña. Aparte vienes de humanos. ¿Y esperas en serio que te convertirás en una Gobernante digna de nuestra especie? ¿Digna de un título tan grande?
Muy fuertes palabras.
—Stefan Darkcrown Reino a los quince años —Malcom alegó a un costado opuesto de la Alfa al frente de la mesa amplia. —Y fue uno de los Gobernantes más impresionantes de nuestra historia. Su edad no lo detuvo en hacerse un nombre con ello.
—Pero el tenía experiencia por el entorno en el que nació. Desde ser un niño se lo preparó para ser un Rey y conocía sobre el oficio —contradijo hábilmente—. En cambio esta chica es solo una niña, sin ninguna capacidad para el título. No tiene idea ni la sagacidad para Gobernar, si es que alcanza a sobrevivir hasta ese momento.
Era una confrontación supuestamente amigable. Una charla ocasional en un salón con una mesa alargada, dónde se encontraban algunas personas desconocidas que sabía que pertenecían al lado de la Alfa que de pie al lado contrario de mi, objetaba toda la verdad que se debió plantear toda la noche en el interrogatorio a Seth e Irena que continuaban aquí: manteniéndose al margen pero muy atentos a la situación que se desarrollaba. Incluyendo a Malcom en una defensa que si fuera un juicio real y tuviera dinero, le pagaría el doble de lo que merecía.
—Incluso así. Aren lo decidió por algo. Decidió que ella era la respuesta. Lo que podría llevarnos a la victoria.
Una falsa carcajada es lo que un Malcom bastante pacífico en su semblante y tono fue lo que obtuvo como respuesta.
—Hablas de Aren el que lo decidió, el mismo hombre al que decidí seguir por su madre. Por la sensatez que ella siempre mostró y creí que mostraba también al poner a su segundo hijo como futuro Gobernante —apretó los puños y dio algunos pocos pasos.
>>Hablas del mismo Aren que en su coronación decidió abandonar a su gente y quedarse para humillarse ante su sádico hermano…
>>¿Dime? ¿Crees que después de esa muestra de debilidad continuaría apoyándolo? —su mirada autoritaria pasó a mí y de nuevo a Malcom sentado a mi derecha— ¿apoyándolo con sus decisiones irracionales?
Tal vez todos esperaron que el mayor confidente de Aren, su amigo y fiel seguidor, se acobardara. Incluso yo poniéndome en su lugar podría haberlo hecho por la simple razón de que yo no contaba con su valor.
—No —mantuvo el control de si mismo y no desvío la mirada ni bajo la cabeza—. La Alfa de Fenrir es sensata e inteligente y por ello estoy seguro que no continuaría apoyando a Aren pero aún así, eso no significa que va a seguir a Demetri como otras manadas que eran nuestras aliadas han decidido. Lo ha demostrado al intentar pedir ayuda del ejército de la Reina de los Vampiros.
>>Usted no carece de inteligencia, por ello mismo, debe analizar que ésta es la opción más conveniente.
Entendía a qué se refería. Todos lo hicieron porque lanzaron de nuevo sus miradas a mi dirección, catalogándome como la opción más conveniente. Lo que les quedaba alguien no muy fuerte.
Yo no era fuerte.
—El consejero del Príncipe Aren es sensato y habla con la realidad —La nueva voz vino desde las puertas dobles, abiertas de par en par, enseñando a un hombre alto de sonrisa suave y aspecto reconfortante a su alrededor.
—Usted… ¿que hace aquí? —Irena desde que entre acompañada de una Leila atenta y silenciosa a un costado de la habitación pero cerca de mi, habló por primera vez.
—Disculpen mi aparición inesperada —ingresó, cerrándose las puertas tras de si por dos guardias afuera—. Pero no deseaba perderme él conocer a la joven que nos llevará a la grandeza.
El estudio de su pacifica mirada sobre mi ser, me recordó a alguien con el idéntico color de iris cenizos. Aparte, que lo reconocía de algún lado. No recordaba de dónde exactamente, pero recordaba haber visto su rostro ya antes.
—¿Qué significa esto? —Irena una vez más volvió a tomar la palabra, solo que está vez levantándose con expresión conflictiva. —¿Por qué el Alfa de Warriors está aquí? Él no es un aliado de su alteza Aren…
—Tampoco lo es de su Alteza Demetri —contradijo un hombre mayor a la derecha de la Alfa de la manada en la que estábamos—. Al menos no firmemente.
Aun con el intercambio de palabras de ambos lados, no deje de observar al hombre que mantenía una sonrisa divertida. Aunque percibiendo mi mirada sobre él, dejo de prestarles atención al resto y nuevamente me observó, inclinando un poco la cabeza con cierta curiosidad.
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Editado: 20.08.2024