El Inmortal

6

La noche cayo y los tres apenas estaban saliendo del restaurante, Kara apoyada sobre el hombro de Helena y Zack con su teléfono en mano, probablemente organizando alguna conferencia o algo por el estilo, eso pensó Helena con un toque de desdén.

—No debiste tomar tanto— regaño Helena a Kara, como una madre que rectifica a su hijo cuando toma lo que no es suyo.

—Oh vamos, ese Sake estaba delicioso— aclaro Kara —¿Cierto, Zack?— el rubio apenas si les estaba prestando atención, a lo cual asintió sin preocupación alguna.

Todo termino mejor de lo esperado, Helena pudo controlar la situación como de costumbre, pero no pudo con el inminente dolor que llego a su cabeza poco después de llegar al nuevo hotel, específicamente al ultimo piso del mismo, en la suite presidencial... Al parecer iban a ser los primeros en hospedarla, excepto por Kara, la cual decidió volver a casa en un Taxi después de que Helena le prohibiese conducir en ese estado.

—Vaya...— dijo Helena al aire después de dar los primeros pasos adentro de la gigante sala que se posaba al frente, decorada con un estilo de madera rustico con un acabado impecable, tanto en las sillas como en las mesas, además, en las paredes de los costados colgaban una docena de pinturas que probablemente deban costar una fortuna.

Le impresiono el hecho de que Zack haya invertido en un proyecto como este, casi siempre se involucra en temas mas científicos y trascendentales en el sentido del progreso, razón principal de la admiración de Helena hacia su prometido, siempre buscando ayudar a la sociedad con sus servicios, desde crear prótesis robóticas completamente funcionales, hasta abrir comedores públicos y refugios a lo largo del pais para ayudar a los mas necesitados, ella misma sabia que no estaba lejos de alcanzar a los grandes magnates del momento como lo es, Gates o el propio Mark Zuckerberg, el cual también se había comunicado con Zack para reunirse y colaborar en algo mucho mas grande de lo cual aun no se sabe nada.

De la sala paso al baño, el cual esta hecho de mármol perfectamente contrastado con algunas decoraciones de oro, no dejo de pensar en los excesivamente caro que tenia que salir eso, pero ahora solo importa disfrutarlo, así que no dudo ni un segundo en desvestirse en frente del gigantesco espejo que tenia al frente... De repente comenzó a analizar su cuerpo y sus rasgos, repasándolos como un pintor que aprecia la obra de arte que acababa de crear. Su cuello estaba lleno de pequeños lunares que siempre le recordaba a las estrellas, también se fijo en las cicatrices de sus brazos, tampoco se molestaba en ocultarlos, le gusta demostrar de lo que esta hecha, que fue forjada con el mejor acero...  No pudo evitar esbozar una sonrisa en sus labios, recordando esa época en la que se acomplejaba por los mas mínimos detalles que encontraba en su propio ser, pero al final lo entendió.

Al final todos lo hacen.

—Toc toc— dijo Zack sincronizando su expresión tocando la puerta con sus dedos —¿Se puede?

—¡Diablos!— lanzo Helena, mas fuerte de lo esperado, obligándola a tomar una bocanada —Perdón cariño— no tardo en agarrar la toalla que tenia colgada en el perchero —Estaba preparándome para entrar a la ducha...

—¿Necesitas ayuda?— pregunto el rubio con una encantadora sonrisa en la que cualquier otra mujer hubiera caído...

—Tengo una fuerte migraña— exclamo mientras rascaba sutilmente su cabeza con un gesto de dolor exagerado.

—Ya mismo llamare a recepción.

El rubio se esfumo entre los pasillos rápidamente en busca del teléfono que conecta con el primer piso. Helena no pudo evitar soltar un largo suspiro, lo de la migraña era real, tanto como su poca, casi nula atracción física hacia Zack, es sexy, debía admitirlo, pero aun no estaba lista para entregarse completamente hacia el, no estaba segura de nada... Además, sabia que tarde o temprano debía ceder a los deseos de su prometido, pero quería posponerlo cuanto mas pudiera, quizás hasta la luna miel...

Zack no tardo en volver al baño con unas pastillas y un vaso con agua.

—Ten— exclamo acompañado de una sonrisa casi fraterna hacia su prometida.

—Gracias cariño— dijo Helena con un tierno beso.

Era tan espectacular con ella, demasiado caballeroso, casi perfecto... Zack siempre buscaba la forma de ser lo mas atento y cariñoso posible, estaba completamente enamorado de Helena, no cavia duda, pero ella al parecer no podía verlo, o mas bien no quería aceptar que alguien así existiera, además, esta haciendo todo eso por la presión de su padre, pero ya estaba empezando a considerar una hermosa vida junto al rubio que la miraba como si fuera lo único que le importara.

—Te espero en la cama— expreso Zack saliendo del baño para darle privacidad a Helena, quien rápidamente cerro la puerta lentamente, deslizando su espalda sobre ella, esbozando una gran sonrisa que mostraba su contento con Zack.

"No es un mal chico..." pensó, convenciéndose.

Mientras tanto, el misterioso hombre ya había llegado a casa, aparcando el auto torpemente en el granero, pensando en las dos chicas que se había encontrado en la tarde, dándose cuenta del lío en el que se había metido al recordar como una de ellas le había tomado una foto a su auto, aun así llego a la conclusión de que simplemente le gusto el auto por ser algo mas clásico, tampoco quería darle vuelta al asunto, suficiente tiene con el mismo como para estar lidiando con cosas ajenas... No tardo en entrar a casa para recibir la bienvenida de Kinthy, a quien le sonrió gentilmente para después subir al felino hacia sus brazos.

Su improvisado hogar es todo un museo antiguo, lleno de artefactos que para la ciencia tendrían un valor incalculable, como el mapa de Piri Reis, una pieza única que detalla perfectamente las islas y mares del siglo XV, la robo de algún barco español cuando peleo codo a codo con los indígenas en América, precisamente en tierras Aztecas para defender a su gente, la cual era asesinada brutalmente por los conquistadores, quienes además abusaban de cuales formas hubiera de las mujeres y hombres indígenas, por suerte, el hombre de los ojos escarlatas actuó consecuentemente blandiendo su espada y su escudo, con la cara pigmentada y gritando libertad con su espada en alto... Ellos le dieron el nombre de Huitzilopochtli, conocido como el Dios de la guerra, asociado directamente con el Sol.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.