Querida herida:
Hay tatuajes que siempre se llevarán en la piel, aunque no estén marcados con tinta. No todas las marcas pueden ser vistas, no sé necesita tinta para ser permanente porque el dolor previo al tatuaje es mucho más intenso.
La sangre escurrió en mi interior y mis venas se quedaban sin tinta que manchaba todo, la tinta es el veneno y la sangre de mi alma tan sólo brota en una herida que se halla enterrada tan afilada como una navaja.
La vida es como la tinta a veces sangra y cada persona te marca, el problema no es la persona sino quién la toca porque cuando abra el alma se esparcirá todo lo que guarda. Aunque se esconda el trauma la encuentra, cada piedra que otra persona le lanza, cada problema hace que se remueva y el recuerdo se refleja en cada momento que hace que el daño vuelva porque la herida sólo se posterga, se evita el problema para que no duela.
Así como un tatuaje que con cada toque arde, aunque lo intente hasta romperse necesita liberarse de un veneno que se esparce porque si no hay corte no hay sangre, sino siente no duele.
Sola con su sombra dónde la pesadilla de la vida la despierta porque en la herida está el poema, porque no importa lo que escriba la poesía no salva, porque la herida de la vida es rápida, te pasa factura con cada sutura, la costra sanará, pero el corazón nunca olvidará.