Toda rosa tiene espinas
que delinean sus grietas
para que parezcan sonrisas.
Alas rotas que
a pesar de tantas caídas
no cicatrizan suturas tormentas
que llevan nombre de personas.
Una huella imborrable
de un recuerdo constante
algo más que un instante que
como herida silente
sólo fluye en lo hiriente.
Siempre cortamos
nunca soltamos
mares espesos
de recuerdos sembrados
convertidos pedazos de arte
entre ruinas de mosaicos.