El instante de tinta y sangre

Navaja que encaja

Las espinas las usas para defenderte,

las navajas las usas para lastimarte.

Cuando te haces pedazos o has sufrido un daño cargando con el peso de un corazón herido que se quedó atado al nudo, el hueco deja espacio para un pedazo con daño dónde el miedo lo oculto en cada rastro debajo del cuchillo.

Escapar del pasado y enfrentar lo que no se ha superado, encontrar lo que necesita ser sanado al ser olvidado. El trasfondo del pasado se vio reflejado en cada recuerdo guardado, en un duelo intenso entre el blanco y el negro, un color marchito dónde el corazón deteriorado ya no permite más daño.

Sé que llevas una herida que es tan difícil de soportar que debes lastimarte aún más. Todas las heridas que te has hecho por culpa de los demás, tanto daño te has hecho sin miedo al dolor físico, nada vale la pena como para sufrir tanto dolor. Sé que llevas en el alma unas cuantas heridas que, si las espinas se clavan en las rosas, ¿de qué te sirve lastimarte aún más?

-Quiero saltar y ver si puedo volar, quiero rasgar hasta mi piel lastimar y de nuevo sangrar, quiero llorar y nunca recordar.

Hasta que se consuma el dolor en medio de las grietas y aunque el dolor me haga trizas nuestras heridas no deben definirnos, no podemos evitar que nos lastimen, pero no tiene que determinar quiénes somos. No dejes que el sufrimiento te convierta en quién no eres, no podemos elegir el dolor, pero podemos elegir cómo vivirlo.




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