Necesite puntos de sutura porque casi se rompe el vendaje por las heridas que me dejaste que por más que llore no desaparecen.
Si de por sí un tatuaje dolía cuando se borraba, ahora imagina que se escurriera la tinta y dejara la capa entera llena con cada fibra tapada por una gruesa mancha negra. Si la aguja perforaba la capa de nuevo destrozaría cada fibra que la mantenía con vida.
La chica ya no sabía que era peor si estar atada a la cadena tatuada o estar encerrada a la jaula física dónde cada memoria hacía que se cerrará y escondiera de la vida.
La jaula no tenía puerta ni ventana, ella miraba hacía arriba viendo cada estrella, había una soga para salir a la profundidad, pero la chica estaba herida, tenía la espalda quebrada, mientras subía se cansaba, tenía las manos ensangrentadas por las marcas de la soga, podía morir si no sostenía su cuerpo y podía caerse desde una altura tan alta.
Cerca de la cárcel había un pozo, el castigo era tremendo, doloroso y simbólico, la chica vendó cada mano creando una máscara que la protegía de la soga, necesitaba mucha fuerza de voluntad para llegar a la libertad.
Cuando llegó al punto más alto gritó hacía abajo, quería ayudar a cada sujeto que la cuidó, pero cada uno estaba enfermo, carecía de fuerza física, así que uno rompió la cuerda. Ella fue la única que logró salir, los demás lo intentaron y murieron en el proceso.