Luz...
Cámara...
Acción...
Kennedy.
Sentí un codo chocar con mi brazo provocando que abriera los ojos. La chica a mi lado fue la que lo provocó, me hizo una señal con los ojos para que viera al frente.
—¿Me está escuchando, Hofmann? —Reclamó en un tono alto el profesor.
Asentí seguidamente.
—Si, claro.
Reaccione a duras penas, el sueño me estaba venciendo, pero no podía dejarme vencer, tenía que ser fuerte para que esto no llegara a afectarme.
Con la regla en sus manos impactó al escritorio con fuerza. Todos se mantuvieron erguidos y con la mirada en alto.
—¡Venga al frente y demuéstrenos a todos que es lo que sabe!
No puede ser, seguramente sabe que no se nada al respecto. Ya que en gran parte es cierto, no tengo conocimiento de lo que han enseñado esta clase. He estado dormida y con poca fuerza para abrir los ojos.
—Pero,—
Intenté buscar una justificación creíble e importante para salir ilesa, pero no pasaba por la mente, absolutamente nada. Sólo deseo caer dormida en una suave cama y descansar por años. Mis ojos se hacían cada vez mas pesados, no podía por más que lo intentará. Se estaban cerrando mis pupilas y de nada servía que intentará abrirlos, mi cuerpo y yo estábamos cediendo ante el máximo deseo de dormir.
—¡Pasa al frente, ahora!
Solté mi cabello y usé la liga en mi muñeca como modo de despertador, de este modo cada vez que cerraba los ojos podría despertar dándome con esta tira. Al llegar al frente, todo comenzó a darme vueltas, pestañé seguidamente para que esto se acabara. Pero no se iba, me sostuve por un momento de la pizarra, realmente me estaba haciendo sentir peor.
—Coloca el resultado correcto.
Observé todos los números y operaciones encontradas en el pizarrón. Parpadeé, varias veces para lograr reaccionar y ver con claridad los números que se comenzaban a mezclar y a borrar por completo ante mi. Tomé la tiza y la acerqué al resultado, intenté marcar una respuesta.
Aunque siendo honesta conmigo misma no entendía nada al respeto.
Me arquee al momento de escuchar algo impactar su escritorio.
—¡Esta mal! Eres una ignorante, si no dormiste, no me interesa, aquí se viene a estudiar.
—Lo siento, es que yo,—intenté buscar alguna excusa pero estoy tan cansada que nada sale de mi.
—Ahórratelo. Si solo vienes a perder el tiempo entonces no entres a mi clase, salté.— Señaló la puerta.
¿Cómo decirle que no? Tengo sueño, y es más grande que cualquier otra cosa. No quiero, ni puedo en este momento protestar, realmente este sueño me estaba venciendo por completo.
Con la mirada baja me encaminé a la salida. Necesitaba ir al baño y al único que tenía acceso en este momento, era al del tercer piso, no habían permitido ir a ese baño hasta que hagan las pruebas de la chica que se asesinó. Pero eventualmente como todo aquí, lo están cubriendo. Sin importarles las muertes de los chicos, ellos continúan permitiendo que ocurra.
¿Qué motivo la llevaría a que llegará a tal motivo de suicidarse?
El Instituto es influyente, de eso no hay duda. Pero, ¿será de tal grado que ni siquiera las autoridades hagan algo por estos chicos? Esto no lo veo para nada legal, ni siquiera del modo correcto, ¿Por qué nadie de este lugar dice algo? Los estudiantes callan, no dudo que los maestros también, ¿Cuánto más continuará? Seguirá esto sin detenerse y, ¿ellos piensan seguir haciendo daño?
Estaba por cruzar el pasillo, me detuve al ver a los monitores sosteniendo a un chico de brazos.
¿Qué están haciendo?
¿Qué habrá hecho ese chico para que lo tengan así?
Sentí una mano tomarme con fuerza, cubrir mi boca, provocando que un gemido reprimido saliera de mis labios, mi piel se erizo por completo, intenté resistirme del agarre de sus brazos que me tenían presa, pero éste no cedía, no me dejaba ir.
—No te muevas. —ordenó en un tono bajo.
Asher.
Suspiré y relaje mis hombros.
Observamos desde un punto claro al chico y a los monitores que lo tenían sujeto.
—¡Suéltenme!—Rogó desesperado.
Constanze, chasqueo los dedos. Emil y Arnulf lo tomaron de ambos brazos. Gretchen se acercó a él, tomó su cabello y jaló de éste, provocando que un sonoro gemido saliera de él.
— Dinos, ¿Qué estuviste haciendo anoche? ¿Por qué no estabas en tú alcoba?
—No tengo porque decirles, no son nadie para hacerme esto.
Constanze, con su rodilla pegó a su rostro.
— ¡Insolente!
Reprimió un jadeo de dolor. Cayó de rodillas, la sangre se comenzó a hacer presente en su rostro.
¿Por qué lo golpean?
¿Qué tiene que ver con ellos?
Creo conocer ahora la razón del porqué los estudiantes quieren suicidarse.
Ellos lo provocan.
—Saben a dónde llevarlo.
Emil y Arnulf lo sostuvieron de ambos brazos. El chico intentó resistirse, era obvio que lo que le esperaba era uno de esos castigos que padeció Haakon. ¿Qué pasará? Todos temen, de eso no hay duda, y claro que con estos monitores las cosas pueden llegar a ser peor.
Tenía que hacer algo para ayudar.
Intenté soltarme del agarre de Asher, él no me lo permitió.
—No irás a ninguna parte.
—Lo lastimaran.— Objeté.
—¿Piensas que puedes contra ellos? —comentó con gracia.
— Nunca dije que pudiera, pero no me quedaría de brazos cruzados. Si no me vas a ayudar, suéltame.
Gruñó.
Llevó su mano a mi boca, intenté resistirme. Me tomó en sus brazos y llevó aún lugar lejano de ahí. Intenté resistirme, sé que correría peligro al ir allá, tengo problemas con dos de ellos, y sé a la perfección de que me llevarían con él. No se que cosas hagan, pero no dejaré que me toquen. Ahora, necesito más que nunca entender que pasa aquí.
Llegamos a una sección de trofeos. Habían fotos blanco y negro de estudiantes de aquí. Niñas y niños, lucían como algo que se había perdido aquí: Alegría.