El Internado

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Kennedy.

—Disculpa, ¿me pasarías la sal? —me preguntó una chica de cabello oscuro y corto por los hombros, ojos grandes y verdes. Su rostro mostraba ojeras y desánimo.

Puede que no haya tenido un buen descanso este fin de semana. No la culpo, es difícil estar bien en un internado dónde no se sabe cuándo sería tu último día de vida. Sacudí mi cabeza en aceptación. Extendí mi mano hasta alcanzar el frasco y pasárselo. Dio un leve movimiento de cabeza en forma de agradecimiento, continuó con su comida como los demás en la mesa.

Suspiré.

Desde el momento en el que dejé a Molly no he tenido manera de tranquilizarme, siento un fuerte vacío en mi pecho que no me abandona por como la estaría pasando, la extraño. Temo que alguien la dañe. Sé que me preocupo de más en la mayor parte de las ocasiones pero, no deseo que se lastimen. Esto es serio para mi, no es un grupo de adolescentes que quieren asustarme, he visto con mis propios ojos a esa niña muerta, no es un juego en lo absoluto.

Sólo espero que ni el mal que ronda nos alcance.

Desearía al menos estar con ella y protegerla, quiero asegurarme con sólo ver su estado, no permitiré que la toquen siquiera. Ni siquiera ella he de saber mucho de esto, puede que su amiga, la que le dio esa caja, le haya contado algo. Probablemente, Molly, tiene algo de conocimiento con respecto a este internado. La semana apenas comienza así que, habrá que estar alerta.

—¡Todas las chicas a sus habitaciones! —nos ordenó al estar de pie, Gretchen.— es hora de irnos.

Obedeciendo todas a sus palabras, nos levantamos de nuestros asientos y caminamos en forma de columnas por el gran comedor. Por un corto momento, mi mirada se encontró con unos ojos azules que estaban a unos asientos apartados del resto.

Asher.

¿Qué razón tendría para ocultarse?

Por lo poco que conozco de él no tiene familia, estará tan solo que ni siquiera algún amigo tiene que lo acompañe. Vaya, eso sí que es deprimente, no tiene a nadie que este con él. Por lo poco que me ha dicho Asher, existe un hombre que se encarga de cuidar de él. No se porqué siento que la verdad se intenta comunicar por medio de sus ojos, desea mostrarme lo que oculta, cada vez que me mira procura ocultarse y esconder muchas cosas, pero en ocaiones me comunica algo que de su boca no he de escaparse.

¿Es tan malo lo que no puede escapar de tus labios, Asher?

¡Agh!... Desearía leer la mente para saber que está cruzando por la suya.

Pero aun no entiendo, ¿Qué motivo lo hace querer venir a dormir a mi habitación? Sé que quedamos en un trato pero, sus palabras y manera de llevar acabo sus acción, siempre tienen algo oculto.

“—Esta habitación estaba vacía, era a lo que recurría para escapar de este infierno—“. Eso fue lo que dijo al querer saber sobre los pasadizos pero, sé que le falta a lo que dice, siempre es así.

Entré a mi habitación, me recosté por varios segundos en la puerta con mis ojos cerrados. Necesito despejar mi mente y no centrar tanto mis pensamientos en un chico que me está confundiendo, no necesito eso, no ahora. Debo tener la suficiente fuerza como para no perderme en cualquier tontería y ser más madura. Molly me necesitará ahora más que nunca ya que correr peligro. Apartaré lo que sea que tenga Asher planeado conmigo y seré directa con él. Caminé hasta la cama y me dejé caer acostada. Todo mi cabello estaba desordenado abarcando toda la funda de la almohada y partes de mi frente.

Resoplé.

Necesito hacer lo posible para investigar entre los informes de la escuela sobre Jenny. Tengo el presentimiento de que su aparición en mis sueños es porque Intenta ayudarme. Quiere que entienda algo que pasó aquí, tal vez a los que están detrás de todo esto. No puedo perder mas mi tiempo, necesito actuar lo antes posible o las consecuencias de esto podrían ser graves. La advertencia de esa niña a qué Molly podría correr peligro, solo hace que mi preocupación por ella aumente.

Solo Asher… solo él puede ayudarme.

¿Por qué… todo lo que refiere a Asher Falkenhorts… me es difícil de leer?

Es como un idioma de otro país al que no le hallo pistas. Sus gestos y acciones me hacen dudar y a la vez querer confiar en él. No sé lo que tenga que hacer pero, necesito al menos encontrar a los que están llevando acabo estas mmuertes

Toques a mi puerta hicieron que me levantara y fuera hasta ella, la abrí. Gretchen estaba parada frente a mi, con una expresión sería en su rostro mientras sus brazos estaban cruzados. Me hice a un lado para que se adentrará a mi habitación. Cerré la puerta y me recosté de ella a la espera de que hablara.

—Ya hablé con Emil el día de la misa. —comenté con seguridad—hablaré si no me entregan lo que quiero.

—¿Cuál es la razón de querer saber el resultado de los forenses? —fue al grano—Ahora que lo pienso bien, — se sentó en la silla del escritorio—ningún estudiante conoce de la mansión Groth. Solo los hijos, cuyos padres que están en el consejo. Cómo estoy informada tú y tu hermana son americanas. Sus padres no tienen nacionalidad de aquí y tampoco tienes tu pasaporte de haber venido a Alemania—cruzó sus piernas—¿Qué es lo que buscas realmente, Kennedy Hofmann?

Tense mis brazos y estrujé mis puños con fuerza.

—No tengo ninguna razón para hablar contigo de ello, Gretchen.

—¿Ah, no? —inquirió, irónicamente—Pues no creo lo mismo.

Estruje mis ojos por un momento, trate de mentalizarme en un mejor lugar y no perder la paciencia.

—Puede que, —sonrió—a tu querida hermanita le pueda llegar a suceder una serie de situaciones lamentables. —se encogió de hombros— No lo sé, todo dependería de ti.

Eso… solo pasaría si yo estuviera muerta.

Caminé hasta ella, jalé con fuerza de su cabello y la estampé contra la pared, enfrentando su rostro, cara a cara. Era un reto de desprecio entre ambas y una guerra de quién vencería aquí.




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