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Dos semanas han pasado desde que descubrí mis poderes y cada día soy más poderoso. Usar estas habilidades para mi beneficio fue lo mejor que pudo elegir. Ahora, lidiar con los abusivos y quehaceres diarios nunca fue más fácil.
¿Solo telequinesis? No. Mis habilidades ahora han evolucionado y no solo controlo objetos, también tengo el poder de manipular las mentes. Definitivamente mi suerte ha cambiado. Ya no necesito estudiar para obtener buenas calificaciones, todos aprueban lo que hago. Mis compañeros se pelean por ser mis amigos y las chicas viven enamoradas de mí. Recuerdo que cuando Wimsy salía de viaje no tenía a nadie, pero ahora ya nunca más volveré a estar solo. Sin embargo, por qué sigo sin ser feliz.
Esto fue lo que siempre quise, pero se siente diferente. Tal vez, pasar años siendo ignorado por todos y tratado como un bicho raro me ha pasado factura, y me cuesta asimilar que pasé a ser el centro de atención en solo un par de semanas. ¿O hay algo más?
Pasan los días y mientras más uso mis poderes, más vacío me siento. Toda persona a mi alrededor se siente como una marioneta sin voluntad propia. Cada sonrisa, cada palabra amable pierden su significado cuando recuerdo que únicamente lo hacen porque yo así lo deseo. Lo tengo todo, pero a la vez nada. Mi realidad cada vez se asemeja más a uno de esos juegos virtuales, que solía jugar Wimsy, donde todos los personajes están diseñados para adorarte y así sentirte importante.
Cada amistad, cada relación, todo era superficial. Finalmente, me di cuenta que había perdido toda conexión humana genuina. ¿Será la soledad el precio a pagar por estos poderes? ¿A quién puedo preguntarle eso? Nadie aquí puede comprenderme.
De repente, una misteriosa fuerza sobrenatural me arrastra hacia un cuarto oscuro. Mi cuerpo es obligado a sentarse en una silla, y unas varillas de acero forman lazos para aprisionar mis manos y pies. Trato de usar mis poderes, pero al parecer mi secuestrador es mucho más fuerte.
Una vela se enciende y su luz ilumina a una hermosa joven de sonrisa maléfica.
— Te has estado divirtiendo mucho últimamente, Ottah Mitinick. Mi nombre es Emma y ahórrate lo de usar la telekinesis, porque yo también soy igual a ti.
Sus ojos denotan un conocimiento profundo y oscuro. Exijo explicaciones, mas ella se ríe como si encontrara diversión en mi confusión.
— Oh, pequeño Ottah, lamento informarte que no eres especial y hay más personas con dones iguales a los tuyos.
Intento aprovechar el momento enfocándome en destruir las restricciones que me atrapan, pero sin éxito alguno. El coraje me lleva a preguntar qué es lo que quiere de mí. Esta vez no se ríe, acerca su rostro frente al mío e inicia su respuesta.
— Escúchame bien Ottah, quiero ofrecerte la oportunidad de trascender más allá de dónde estás, encontrar la respuesta al origen de nuestros poderes y liberarte del vacío que sientes.
Cuestiono su fiabilidad, pero ella contesta diciendo que soy libre de desistir. Su mirada advierte peligro, pero ya estoy harto de la soledad y la curiosidad me consume.
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Editado: 10.03.2024